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Con alma de cofrade

Los miembros de la Cofradía de Begoña comienzan dos meses antes con los preparativos para tener todo listo para el 15 de agosto

Con alma de cofradeBorja Guerrero

FUE una promesa la que le llevó a Carmen Marín Uribarri a acercarse aún más a la Amatxu de Begoña. Desde entonces, y ya han pasado unos cuantos años, reconoce que estará “unida para siempre”. “Llegué y me quedé, pero no solo encandilada por la Virgen de Begoña, por la que siento auténtica devoción, sino que descubrí a las personas que están dentro de la cofradía”, cuenta. Empezó poco a poco cosiendo y confeccionando los hábitos de los cofrades, y, ahora, Carmen ha sido nombrada almacenera o lo que es lo mismo, vicepresidenta de la cofradía. “Estoy muy contenta. Es mucha responsabilidad y espero hacerlo bien. Intención y ganas le voy a poner”, apunta. Ella representa la experiencia, pero la cofradía está formada por mucha más gente, de todas las edades, condición social, ideología,... “Nadie sobra”, enfatiza.

Por ejemplo, a la joven Pilar Merino León, que lleva una década en la cofradía centrada en labores relacionadas con la Semana Santa, este año le ha tocado conocer todos los entresijos que esconden lo preparativos de la festividad del 15 de agosto. “Desconocía todo lo que hay que organizar para un día como este. Es tanta la gente que viene que todo tiene que estar muy organizado”, apunta. “Estoy encantada de aprender”, dice.

La relación de Pilar con la cofradía comenzó a través de su familia. “Mi hermano lleva pasos en Semana Santa y yo le veía y quería también hacerlo”, explica. Todavía le cuesta describir qué siente cuando lleva el paso de la virgen a hombros. “A mí no me cuesta esfuerzo, y ver las caras de emoción de la gente que está esperando el paso no tiene precio. Es complicado contarlo. Las cosas se sienten o no”, afirma. Este año, Pilar compartirá junto a Carmen turno de caseta la tarde-noche del 14 de agosto para vender la lotería y los cientos de motivos eclesiásticos que ponen a disposición de los peregrinos.

“Empezamos dos meses antes a encargarlo todo y después viene la clasificación de cada uno de los objetos. Es mucho trabajo”, indica Carmen. Aunque son pocos días, los cofrades que se encargan de la organización de la festividad de la virgen del 15 de agosto son conscientes de que dormirán poco. “No hay descanso”, cuenta Javier Diago, presidente de la cofradía.

Junto a Carmen y Pilar, medio centenar de voluntarios de la Cofradía de Begoña se repartirán este año los diferentes trabajos entre el domingo y el lunes. Desde hace seis años los cofrades se encargan de vigilar el templo para que sus puertas permanezcan abiertas durante la madrugada para recibir a los miles de fieles. Tres personas son las que se encargan de esta labor.

“Hacemos lo que nos piden desde la basílica”, cuenta Diago. Otra de las funciones que realizan es la de identificar los puntos en los que se colocan para dar la comunión. “En la Misa Mayor hay tanta gente que es imposible saber en qué puntos se colocan los sacerdotes. Por eso, seis personas con una cruz identificarán los puestos”, añade Diago.

Las flores, la luces, el sonido, reponer las hostias consagradas, la distribución en el templo de los integrantes de la corporación municipal, la seguridad, la venta de lotería... En silencio y con discreción, “lo hacemos con mucho amor y cariño”, añade Carmen, el trabajo de los voluntarios que conforman la Hermandad de Begoña es primordial durante esta festividad. “La distribución de las labores es clave, la gente colabora sin rechistar para intentar que todo salga bien”, explican.