Los horarios de hostelería complican la convivencia en la calle García Rivero
Los hosteleros están enfrentados por las diferentes horas de cierre reguladas en las distintas ordenanzas municipales
BILBAO - Maestro García Rivero es una de las calles más cortas de Bilbao, 126 metros, pero seguramente presenta uno de los mayores ratios en cuanto a locales de hostelería se refiere. Esta circunstancia hace que compaginar ocio y descanso resulte complicado; una convivencia difícil que en los últimos tiempos se ha trasladado a los propios locales de hostelería. El hecho de que no todos los bares se rijan por la misma ordenanza, preferentemente en cuanto a horarios se refiere, ha generado rencillas entre los propietarios de la zona. Tanto que algunos hosteleros sospechan que las denuncias que reciben llegan de otros locales, un hecho imposible de demostrar, pero que contribuye a enrarecer aún más el ambiente.
El presidente de la Asociación de Hosteleros de Bizkaia, Ángel Gago, piensa que la solución pasa por que el Ayuntamiento revise la Ordenanza de Hostelería y establezca los mismos criterios para todos los locales. Como dice el dicho popular aquellas aguas trajeron estos lodos. Porque la conflictividad en la calle Maestro García Rivero no es de ahora ni se debe a una única causa.
En Maestro García Rivero hay una docena de bares. Prácticamente la mitad son locales regidos por la primera ordenanza de hostelería de Bilbao. El resto son los denominados bares de día, que se adscriben a la nueva categoría que incorporó la entonces concejala de Urbanismo, Julia Madrazo. Tienen que dejar de servir a las 22.00 horas, pero precisamente esta condición les permitió subir la persiana sin respetar las distancias mínimas ya establecidas por el Ayuntamiento. Esta situación, junto con el intento fallido de peatonalización que dividió a vecinos, comerciantes y hosteleros, creó un caldo de conflicto que, lejos de disiparse, con el tiempo ha ido in crescendo. Tanto es así que la sospecha extendida entre algunos locales, según señalan a DEIA sus responsables, es que ciertas denuncias provienen de los propios hosteleros. Incluso alguno de los propietarios ha trasladado esta desconfianza a la propia Asociación de Hostelería, según constata Gago.
Los locales de día se quejan de que no pueden beneficiarse de la ampliación de horarios -dos horas más de cierre- que el Ayuntamiento concede al resto de locales de hostelería para aprovechar las épocas de mayor afluencia de turistas, como pueden ser Semana Santa, Aste Nagusia o Navidad. El resto de locales responde que ellos pagan por un tipo de licencia y que los de día no cumplen los horarios. Y el tercer punto en discordia son los vecinos que se quejan del ruido que se genera en la calle, y que a su vez también están divididos por el proyecto de peatonalización que finalmente quedó frustrado.
Desconfianza
“No te dicen quién denuncia, pero siempre he tenido esa duda. Si nosotros cerramos a las 10.00 de la noche, los vecinos no puede ser que se quejen del ruido, porque hay bares que cierran más tarde y entonces también serían denunciados”, señala la encargada de uno de los locales de día que hay en García Rivero. Ella se queja además de que la Policía Local ejerce un control “riguroso”. Así que “no es cierto que contemos con ventajas y que no respetemos nuestra licencia, que es lo que critican algunos de los hosteleros de toda la vida”. Tanto es así, según dice, que “hemos tenido que invitar a una mesa de diez personas porque eran las 22.30 y no habían acabado su consumición”. A juicio de la encargada de este local, “se equivocan quienes están molestos porque creen que si somos más hay que repartir y toca menos beneficio, porque lo importante es hacer zona y eso atrae a más público y todos salimos ganando”.
Otro encargado, este de un local del grupo II, es decir con permiso hasta las 00.00 horas, señala que también han sido denunciados. En este caso, la sospecha apunta a que otro hostelero fue quien cursó la denuncia por un conflicto de intereses con el local. Tampoco según el encargado del establecimiento, “se puede demostrar, pero lo que se presume es que la denuncia viene de otro local de hostelería por competencia”.
Hay quien en esta misma calle señala desconocer que exista esta polémica. “Si tenemos que hacer de policías de los bares, mal andamos”. Y otro añade: “Si cumplen el horario, no hay denuncias, pero no hay más que pasarse a las 10.00 de la noche para ver que no han cerrado”.
Por su parte, fuentes policiales señalan que “en su día estaba la Policía Administrativa que se encargaba de ello y muchos agentes tenían conocimiento de que se rumoreaba este malestar, pero denuncias de hosteleros como tal no había”. Fuentes sindicales de la Policía Municipal se quejan de que la unidad Omega se encargaba de mediar con los hosteleros, pero que dicha unidad ha desaparecido.
El malestar en la zona no es ajeno a los clientes. Los habituales de la zona saben que existe el problema. A los hosteleros les preocupa que la bola se haga grande porque “se trabaja mejor cuando hay compañerismo”.