Euskeraz hitz egiten badakizu?
Las calles del Bilbao acogen tanto a los que disfrutan del euskera como lengua materna como los que no
GARAI hartan galdetzen zidatenean zergatik amak hain arraro hitz egiten zuen ez nekien zer eran-tzun, niretzat normala zelako”, explica Ana. Esta basauritarra de madre proveniente de Lekeitio, comenzó a hablar euskera durante el franquismo, y a partir de ese momento no ha habido manera de pararla. Hoy en día, Ana no puede evitar agradecer a su madre el haberle enseñado una lengua “tan importante” como es el euskera.
Atrás quedan los años de represión en los que el euskera no salía de las casas por miedo a las consecuencias; sin embargo, los bilbainos aún echan en falta la completa normalización de la lengua, que en muchas ocasiones se utiliza en menor medida en comparación al castellano. Para Mari Carmen ya es tarde. O eso cree ella. La bilbaina achaca este problema a la época en la que nació: “En el franquismo no había muchas oportunidades de aprender euskera y luego ya te haces mayor y, claro, dejas de intentarlo”, cuenta Mari Carmen. No obstante no pierde la oportunidad de animar a los más pequeños a hablar en euskera: “A mis nietos les digo siempre que aprovechen, que ellos que saben euskera desde pequeños deberían utilizarla más a menudo”.
Cuando llegaron desde Errenteria y Oiartzun hace un par de años, Imanol y Mónica no pudieron evitar entristecerse al notar la diferencia entre los lugares. “Hemen, Bilbon, diferentzia handia nabaritzen dugu euskararen erabileraren arloan”, explica Imanol. Estos estudiantes, que son incapaces de acordarse de cuando comenzaron a hablar euskera, admiten que mientras pasean por las calles del botxo echan de menos las facilidad con la que se puede encontrar a personas de cualquier edad hablando euskera en Errenteria y Oiartzun. “Nire ustez zentzu osoa dauka euskeraz hitz egiteak, azkenean badago hemen jende asko euskalduna izateaz harro sentitzen dena, eta euskara da euskaldun egiten gaituena”, afirma con rotundidad el errenteriatarra. “Gure zeregina da defendatzea”, añade.
Por otra parte, resulta complicado escuchar una conversación que no comience con un aupa y que finalice con un agur. “Quieras o no siempre te sabes alguna palabra y buscas la manera de utilizarlas lo máximo posible”, explica una madre bilbaina. A su lado su marido intentá animar a su hijo a decir alguna palabra en euskera. “En nuestro caso, que sabemos poco euskera, intentamos que se acostumbre a escucharnos y que lo complemente con lo que aprende en la ikastola”, cuenta Juan.
Por las calles de Bilbao también pasean Edur y su familia. Su hijo cuenta con la posibilidad de poder hablar con ambos en euskera. Edur, por el contrario no tuvo tanta suerte. “Garai hartan amak ez zekien euskera eta aitarekin hitz egin behar nuen pixka bat praktikatzeko”, cuenta esta bilbaina.
Otros, en cambio, a pesar de no haber podido aprender euskera desde pequeños, nada les ha podido impedir ponerse a ello unos cuantos años más tarde. El caso de Rosa resulta bastante más común de lo que parece dentro de su generación. Con 25 años se le presentó la posibilidad de acceder a un trabajo en el que el conocimiento del euskera era una condición por lo que no tuvo más remedio que entrar en un euskaltegi. “Han hasi nintzen berba egiten eta zenbait urte eta gero hor sartu naiz lan egitera”, explica Rosa.
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