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El mercadillo de Zorrotzaurre se desborda al recibir este mes 500 peticiones de puestos

Open Your Ganbara, en la antigua Artiach, ha tenido que cerrar el plazo de inscripción ante la avalancha de solicitudes

El mercadillo de Zorrotzaurre se desborda al recibir este mes 500 peticiones de puestos

Bilbao - Hace décadas que en la antigua fábrica de Artiach, en Zorrotzaurre, dejó de oler a galleta. Sin embargo, este lugar hoy día atesora muchos más aromas que atrapan a todo tipo de público. La galletera se transforma dos domingos al mes en un mercado al que han bautizado con el nombre de Open Your Ganbara (mezcla de inglés y euskera que significa abre el trastero). Desde hace seis años, este espacio acoge a cientos de puestos de creadores, diseñadores... y a miles de visitantes.

Este año, 70.000 personas han visitado la vieja galletera convertida en un rastro abierto, el doble que en 2014. La cifra de puestos también ha ido creciendo. De hecho, este mes, los organizadores han recibido más de medio millar de solicitudes para vender y exponer sus productos entre las paredes de esta nave industrial. “El éxito ha sido espectacular”, confiesa Nerea Díaz, alma máter de esta iniciativa. La avalancha de peticiones ha obligado a Espacio Open, organizadora de la feria de Zorrotzaurre, a cerrar antes de lo previsto el plazo de inscripción. “Para cuando nos dimos cuenta eran más de 500 las peticiones que habíamos recibido para la feria del mes de diciembre. Tuvimos que avisar a través de la redes sociales de que cerrábamos el plazo en 24 horas porque no íbamos a dar a basto. Las instalaciones que ya tenemos dan lo que dan y es imposible ampliar para mucha más gente”, asegura Díaz.

Habitualmente, el número de puestos -profesionales y amateur- que suelen estar en la vieja galletera ronda los 200. “Hay meses como los de verano que suele haber unos 180 puestos”, concretan. Este mes de diciembre, la feria se celebrará todos los domingos y, por ello, las solicitudes han experimentado un considerable aumento. Y es que Open Your Ganbara, según destaca Díaz, ha ido consolidándose poco a poco. “Todos los meses tenemos lista de espera de muchos comerciantes, artistas y personas que vacían sus trasteros y que quieren venir a la fábrica”, explica. Los puestos cambian cada mes. Una fórmula que, obliga a los organizadores a hacer un esfuerzo mayor, pero que, sin embargo, convierte a este rastro en diferente, con esencia, similar a los mercados que se celebran en las capitales europeas.

Las peticiones no solo llegan desde el territorio vizcaino. El boca a boca y las redes sociales han logrado que la actividad en la galletera de Zorro-tzaurre sea frenética todos los meses. “Nos llaman personas desde Barcelona, Burgos, Castilla-León, Asturias, Valladolid...”, enumera con orgullo la responsable del espacio. El mensaje y la filosofía del mercado de Zorro-tzauarre ha calado con fuerza entre los sectores comerciales, de emprendedores, artesanos y de todas aquellas personas que un buen día vacían el trastero y deciden ponerlo a la venta. “Este es un espacio en el que todo el mundo tiene cabida”, concreta Nerea Díaz.

El mercado también cuenta con un grupo de personas que se instalan con miras profesionales. Este colectivo ha ido creciendo con los años hasta llegar a los 518 emprendedores que en 2015 han pasado por el espacio. La cifra supone un incremento del 20% con respecto al año pasado, lo que da una idea del gran éxito que está teniendo también entre los que buscan una oportunidad de ganarse la vida. Por su parte, en la modalidad amateurs, el número de participantes se ha triplicado con la rehabilitación de nuevos espacios en la fábrica de galletas, según explican las organizadoras, hasta alcanzar los 1.920 participantes en 2015.

Sexto aniversario

Desde la puesta en marcha del mercado son muchas las historias que han sucedido entre su paredes industriales. “De muchas nos hemos enterado; de otras, seguro que no”, dice Nerea Díaz. “En seis años unos han sido padres; otros han dado el paso de casarse tras conocerse aquí. Y nos han visitado personas que han trabajado en la galletera para verla ahora”, relata emocionada. La mayoría sigue encontrando un hueco para pasarse. “Somos un proyecto con unas claras raíces y objetivos.