Llevan en pie tanto tiempo que se hace impensable reflexionar en cómo ha cambiado el modus vivendi de los bilbainos mientras ellos apenas han mutado su aspecto. Son edificios que recuerdan el privilegio de vivir en el viejo continente, donde el presente y el pasado entrelazan sus manos para caminar hacia el futuro. El Convento de la Encarnación que este año cumple cinco siglos desde su construcción en el barrio de Atxuri, uno de los enclaves con más solera de la villa, es un claro ejemplo de ese patrimonio histórico que alberga Bilbao. Por ello, difícilmente se puede imaginar una puerta de entrada mejor para retroceder al medievo durante este fin de semana con la celebración de la I Feria Medieval de Navidad de Bilbao.

Desde el viernes, más de 100 puestos se distribuyen en la ladera de Atxuri donde se han programado alrededor de 70 actividades para estos días, algunas de las cuales quedaron ayer en agua de borrajas debido a la lluvia que deslució la primera parte de la jornada. Es lo que ocurrió con la exhibición de vuelo de la cetrería. “Hay dos supuestos por los que se suspende un espectáculo de este tipo: por el exceso de agua, ya que a las aves se les moja el plumaje y no pueden volar, y por el viento”, explicó Vicente, responsable de Malex Clariana, compañía dedicada a eventos de cetrería. Ya por la tarde, la representación pudo retomarse y los presentes pudieron disfrutar del vuelo del búho real, buitre encapuchado, lechuza común, águila Harris o el búho de Bengala. “Nos gusta hacer espectáculos interactivos y este emplazamiento es idóneo porque se puede ver a las aves desde cualquier perspectiva”, indicó el cetrero valenciano, habitual en ferias medievales como la de Balmaseda.

Enmarcada dentro del programa Atxuri 500 La Encarncación y la campaña de Navidad del Casco Viejo Donde todo empieza, la feria contó con animación callejera durante prácticamente todo el día a cargo de la compañía de Teatro Tartaruga. “¡Al horno!”, gritaba uno de los comediantes mientras metía una rata en un fogón ante la sorpresa de los presentes que se arremolinaban alrededor del Rataurante Mariana Larguiñano, una taberna móvil con varias especialidades en la cocina del roedor. “Aquí no tenemos nada congelado, todo está fresco: rata al pil-pil, marmitako de rata, dulce de leche de rata...”, explicaba a primera hora de la tarde otra de las actrices de la compañía, perfectamente caracterizada, a las familias que no cesaban de sacar fotografías en la Plaza de la Encarnación.

“Acabo de comprar unos jabones naturales para mis hermanas como regalo de Navidad”, señaló mientras sacaba los productos de la bolsa Inés, residente en Indautxu, que optó por alejarse de la voragine de los vestigios del Black Friday para retraerse al medievo. A poca distancia, Jesús Horta, artesano de Hermanos Horta, ofrecía una amplia selección de utensilios de cocina elaborados con madera de olivo. “Llevo más de 47 años dedicándome a esto”, expuso el artesano de Cascante, quien ha elaborado aparejos para cocineros como Karlos Arguiñano o Pedro Subijana, clientes fijos.

Entre puesto y puesto, Emilio, creador de juguetes de Alicante, y Pep, maestro chocolatero de Blanes, discutían sobre quién lleva más tiempo como feriante. Con más de una década a sus espaldas recorriendo distintas ferias del Estado, ambos repasaban las veces que han acudido a Bilbao. Mientras tanto, Begoña -“de nombre muy autóctono”-, responsable de la pulpería lucense que ayer despachaba sus productos a destajo, señalaba que era su primera vez en la villa. “Lo nuestro es una taberna gallega en toda regla. El producto estrella es el pulpo, pero tenemos costilla, lacón... Los vegetarianos lo tienen claro con nosotros”, expuso mientras Goyo, uno de los trabajadores, ofrecía una pequeña muestra de sus productos a todos aquellos que se acercaban.

Una amplia oferta de licores naturales, cuencos aromáticos, pomadas artesanales o repostería se sucede en los puestos en los que se intercalan atracciones clásicas para niños como paseos en barcas de madera. Hoy será el último día para disfrutar de la I Feria Medieval de Navidad de Bilbao. Mientras tanto, los organizadores comienzan a pensar en la siguiente edición: “Queremos que tenga vocación de continuidad, por lo que ya estamos preparando la segunda teniendo en cuenta todos los factores, para que sea la bomba”, expuso Unai Aizpuru, presidente de BilbaoHistoriko y de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo bilbaino, quien agradeció la buena acogida de la feria organizada en Atxuri, “una parte del Casco Viejo con mucha tradición hostelera y muy bien comunicada con el resto de la ciudad”.