La obstrucción de las arquetas inundó la calle Esperanza tras el aguacero del viernes
ETS reconoce que la tierra caída desde las obras del metro pudo ayudar, aunque niega que esa fuera la causa
Bilbao - “La calle Esperanza fue como un río durante casi dos horas”. Así describía ayer un vecino de la conocida arteria del Casco Viejo la situación que se vivió en la madrugada del pasado viernes como consecuencia de una tromba de agua que cayó en Bilbao a partir de las 00.30 horas. Vecinos y comerciantes de la calle atribuyen la inundación a las obras que se están ejecutando para construir la estación de la línea 3 del metro, donde antes prestaba servicio la parada de Euskotren. David Ruiz Pedrosa, propietario del bar Yamike, ubicado en los bajos del edificio que linda con las obras, indica que “todo fue muy rápido y se debió a que las arquetas por donde debía irse el agua de la lluvia quedaron taponadas por el barro y la tierra que bajaba de las obras por el solar donde antes se levantaba el frontón de pelota”.
Así lo describieron varios vecinos que grabaron con sus teléfonos móviles el estado en que se encontraba la calle, “algo que en los 30 años que yo vivo aquí nunca había ocurrido”, indicó uno de ellos a Encarni Valle, una de las socias del comercio La Casa del Yogur.
Valle relata que “la inundación nos ha dejado hechos polvo. Nos afectó a toda la parte de atrás del comercio y las cosas del vestuario salieron hasta adelante. El agua ha dañado las cámaras frigoríficas y alimentos perecederos, que hemos perdido”. Fue quizás el comercio más afectado por una balsa de agua continua que llegó hasta los 15 centímetros de altura a lo largo de toda la arteria, entre la plaza de San Nicolás, justo delante de la entrada de la estación, y su confluencia con la calle Sendeja, como se observa en las fotografías superiores. La socia del negocio lácteo describe que “no pudimos abrir en todo el día y tuvimos que emplear una brigada de tres hombres para limpiar todo el barro acumulado. Ha sido un auténtico desastre”.
Barro acumulado Prueba de que las arquetas no tragaban fue que incluso algún vecino bajó a la calle con botas altas para retirar el barro acumulado. Vecinos y comerciantes consultados ayer por DEIA están convencidos de que ese barro fue producido por la intensa lluvia caída mezclada con la tierra de la colina que ha quedado al descubierto con las obras de la línea 3 del metro.
David Ruiz, del bar Yamike, considera que “el hecho de que se haya tenido que derribar el frontón, edificio que hacía de tope al agua que podía bajar, o se haya afectado a la canalización que existiría antes para recoger ese agua, ha sido la causa de todo el problema”. Asegura que “hace unos diez o doce años se renovó toda la calle, alcantarillado incluido. Otras veces ha llovido tanto o más que el otro día y nunca ha habido inundaciones como estas hasta que han empezado las obras del metro”.
Fuentes de Euskal Trenbide Sarea (ETS), el ente del Gobierno vasco responsable de las obras de esta estación de la línea 3, reconocieron ayer que “efectivamente, una vez derribado el frontón ha podido caer tierra de las obras” pero aseguraron que “en ningún caso es la causa única de que se haya producido esta desagradable situación”. En cualquier caso, también indicaron que “se tomarán medidas para evitar en lo posible que se repitan situaciones de este tipo”, aseguró un portavoz de ETS. El temor que mostraban ayer los responsables de otros comercios como Pinturas Valdés o Jamones Claudio, también damnificados por la inundación, es que vuelva a ocurrir algo similar.
El hostelero del Yamike aseguró ayer a este periódico que “vamos a redactar un escrito para firmarlo todos los comerciantes afectados y los vecinos que lo deseen y lo vamos a enviar al Ayuntamiento para que hagan todo lo posible para que esto no vuelva a ocurrir”.
Fuentes del Consistorio de Bilbao confirmaron ayer a DEIA que varias brigadas de limpieza del área de Obras y Servicios tuvieron que intervenir el viernes a primera hora de la mañana para restaurar la situación posterior al potente aguacero nocturno. Todos los propietarios de negocios de la calle Esperanza consultados alabaron la labor efectuada por estos operarios. “Estaban aquí muy pronto y nos ayudaron mucho. Extrajeron con bombas el agua rápidamente y hay que reconocerles el trabajo que llevaron a cabo”, indicó el propietario de Pinturas Valdés, negocio que también vio anegada la parte trasera de su local.
Sobre la posible responsabilidad municipal en la calle inundada, en principio, negaron que el Ayuntamiento estuviera implicado, aunque después de las afirmaciones realizadas por el portavoz de ETS es posible que tenga que analizar la situación del alcantarillado de la calle Esperanza.
David Ruiz recuerda que “sea de quien sea la responsabilidad hay que solucionar el problema porque esta es una obra que todavía va a durar dos años y lluvias como las ocurridas el viernes pueden repetirse este mismo invierno”.
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