Ajenos a la fabricación masiva y deslocalizada de los gigantes textiles, los diseñadores vizcainos se afanan en una producción más artesanal como respuesta al desarrollo de sus creaciones, tan sostenibles como personales. La llamada slow fashion tiene su reflejo en una tendencia creciente que opta por primar la calidad sobre la cantidad. Muestra de esa inclinación es la exposición organizada por la plataforma HEBE, con el apoyo de la revista NEO 2, en la que Antxia, Ätakontu, Comme Des Machines, Ifeelnut y Manderlay dejan constancia de su hacer a través de cinco instalaciones artísticas que permanecerán alojadas en el restaurante La Ribera hasta el jueves.
Los hermanos Gorka y Aitor López, de 20 y 24 años respectivamente, comenzaron su trayectoria por separado y tras ganar el certamen Getxo Moda, hace menos de un año, decidieron unir sus fuerzas en Antxia. Cada vez se escucha más el nombre de estas jóvenes promesas, triunfadores del XI Certamen de Jóvenes Diseñadores Vascos en Artea hace dos semanas. “Mezclamos dos estilos, uno más moderno y otro más tradicional”, indican los jóvenes señalando la propuesta expuesta, una chaqueta de cuadros en tonos claros procedente de la colección primavera/verano.
“La funcionalidad no está reñida con el estilo”, consideran ambos hermanos, que como todo primerizo aspiran a abrir su propio comercio. Mientras se preparan para iniciar la venta on line y distribuir sus diseños en tiendas multimarca, reflexionan sobre la industria de la moda: “El problema está en el público. Estamos acostumbrados a llevar lo que llevan nuestros amigos o los de la televisión”, explican sobre la propensión generalizada de comprar en grandes superficies.
Quienes cuentan con una tienda a pie de calle -en Lamana, en concreto- son Sara Campillo e Ibai León, las caras visibles tras el proyecto multidisciplinar Ätakontu. “Cuando enseñas el proceso y la gente ve que todo es manual lo aprecias mucho más”, indican los diseñadores que han dispuesto una videoinstalación para mostrar el trabajo que hay detrás de cada una de sus piezas. Tras estudiar Bellas Artes y obtener una beca en Bilbao Arte, fueron “de menos a más: comenzamos a hacer camisetas y sudaderas y, después, añadimos el punto, así como otras prendas como camisas y vestidos”. En cualquier caso, su seña de identidad es la estampación textil, aquello en lo que siguen trabajando desde su taller-showroom.
Un concepto más desvinculado del trabajo manual es el que maneja el quinteto de Comme Des Machines. Andrés Iglesias, Aran Azkarate, Carlos Santos, Suso Kinki y Jon Mikel Azkarate componen “un estudio especializado en moda y tecnología que imprime en 3D biodegradable”. Además de los servicios de asesoría que ofrecen, su propuesta pionera en el sector permite la producción de fornituras como hebillas, botones, chapas, tarjetas... Cualquier cosa imaginable de producir sirve para divagar sobre cuales serán las consecuencias de las tendencias digitales en la moda.
Jaime Mesa, Belaza, 44 Store y Mónica Manderlay son algunos de sus clientes. Esta última, precisamente, es otra de las creadoras participantes en la exposición de La Ribera. “Presento Cloroforma, mi colección más personal. Es la primera vez que hago mis vestidos con estampados diseñados por mí y con fornituras de Comme Des Machines”, indica la diseñadora que fabrica íntegramente en el Estado, con tejidos de alta calidad, como muestra en las fotografías de la exposición. Un ejemplo más explícito de sus diseños exhibe Ifeelnut, propuesta de Maite Grande con comercio en la calle Gregorio de la Revilla. “Hemos sacado lo que hay en la tienda como si fuera un escaparate. Todos los que estamos aquí vendemos y queremos vivir de esto”, reivindica.
“Las instituciones no entienden la moda como una industria capaz de crear empleo, sino como algo meramente estético”, reflexiona Edu Iracheta, promotor -junto a Laura Ruiz, Aurora Isla, Ane Aldaya y Eider Burgos- de la plataforma HEBE, creada con la pretensión de aportar valor a marcas que optan por la moda sostenible producida en el territorio. “La moda avanza hacia la personalización, que el cliente pueda decidir si quiere un botón a la izquierda o a la derecha. Qué mejor que participar en el proceso para expresar tu propia personalidad”, opina Iracheta sobre la exclusividad, otra característica que ofrece la slow fashion mostrada en La Ribera.