el canal de Deusto, a pesar de su nombre, nunca lo ha sido. Solo se quedó en una ensenada artificial que sí se empezó a construir con el objetivo de que fuera un paso marítimo completo pero que se quedó a 400 metros de finalizarse al encontrarse un terreno fangoso que impidió el remate de la obra. Eso ocurrió a comienzos de la década de los 60 del siglo pasado cuando los medios y las técnicas constructivas eran las que eran. Hoy en 2014 esos fondos débiles no son problema. A partir del próximo verano, cuando se espera empiecen las obras para abrir definitivamente el canal de Deusto, se demostrará que todo es posible. Así también lo pensaron los primeros ideólogos de esta magna obra de ingeniería que ya se empezó a pergeñar hace casi un siglo. Una infraestructura que curiosamente ha tenido una vida activa más corta que todo el tiempo que se tardo en diseñar y construir.

Eran los años 20, los posteriores a la Primera Guerra Mundial que tan bien le vino a la industria y el comercio vizcaino. La contienda generó grandes negocios y un enriquecimiento que se hundió tras finalizar el conflicto europeo. En plena dictadura de Primo de Rivera, los banqueros e industriales locales presionaron al general para buscar soluciones que minimizaran la crisis en la que entraban y una de las iniciativas fue la creación de un nuevo curso para la ría que evitara el difícil paso de los barcos por Olabeaga y dieran paso libre hasta El Arenal. En 1929 cuando los arquitectos Segurola y Odriozola firmaron el Proyecto de Extensión Urbana de la Ilustre Villa de Bilbao con las anexiones de Begoña, Deusto y parte de Erandio y en este documento ya se planteó la apertura del canal.

Se analizó también modificar el cauce actual, aunque esta opción fue descartada debido a que implicaba el derribo de muchas casas ribereñas del actual Zorrotzaurre. Al final se decidió eliminar parte de la vega de Deusto ya que permitía un trazado más ancho, se evitaban las curvas de Elorrieta y Olabeaga, que dificultaban la navegación y además no causaba problemas vecinales.

Sin embargo, a pesar del empuje local, las obras no pudieron arrancar debido a la llegada de la Guerra Civil. El proyecto se retomo más de una década después y las obras comenzaron en dos etapas, empezando la primera el 11 de octubre de 1950, y la segunda fase un año más tarde.

Casi cinco kilómetros de muelles El canal iba a consistir en una apertura total desde los astilleros de Euskalduna hasta Elorrieta, con una anchura de 130 metros en su curva inicial hasta 100 metros en su desembocadura. Su longitud sumaría 2.936 metros en el margen izquierdo y 2.409 en el derecho, y la profundidad llegaría a los siete metros por debajo de la bajamar. Las obras se prolongaron durante más de tres lustros. Fueron años de problemas con la cercana facultad de Económicas inaugurada en Sarriko en 1964 y cuyos alumnos tenían que cerrar las ventanas para evitar los ruidos de las dragas y excavadoras. También se plantearon dudas sobre su funcionalidad. Un informe del Banco Económico Mundial indicó entonces que el canal no tenía viabilidad económica debido a su costo y al incremento del tonelaje de los barcos. Por ello se recomendaba, antes de su inauguración, volver a rellenarlo. Sin embargo, no fue así. Deusto quedó abierto en canal, aunque no totalmente.

El curso de las obras se tuvo que paralizar debido al mal estado del terreno. Los ingenieros no pudieron plantear soluciones para unas tierras muy blandas que obligaron a terminar el trazado a unos 400 metros de su inicial desembocadura. Es esa conexión que une la península de Zorrotzaurre a tierra firme y que será la que desaparezca en los próximos dos años.

A pesar de no rematar el canal, la ensenada construida fue suficiente para conseguir el objetivo con que se inició, atender en sus casi cuatro kilómetros de muelles el creciente tráfico mercante.

En agosto de 1968 entraba en servicio y sus riberas vieron actividad de todo tipo. Los barcos mercantes que cargaban y descargaban genero fueron los actores principales pero también visitaron el canal de Deusto muchos arrantzales que subían sus pesqueros para tomar abrigo cuando las tormentas asolaban los puertos más abiertos. Algo que, curiosamente, hoy en día se mantiene.

La actividad portuaria creció tanto en Bilbao que a mediados de los años 70 se trasladó a la orilla izquierda del canal el Depósito Franco. Llegó desde los muelles de Uribitarte también obligado por la presión urbanística de una ciudad pujante y la cada vez menor subida de los grandes mercantes hasta los muelles del centro de Bilbao. Fue en 2002 cuando, en otra mudanza, este servicio portuario dejó el canal para bajar a Santur-tzi, su actual emplazamiento. Eran los estertores del canal. La actividad portuaria ya estaba asentada en las nuevas instalaciones de Santurtzi y Zierbena y el tráfico de mercantes era muy escaso. Tan solo Cadenas Vicinay ha mantenido un mínimo servicio portuario para sacar su producción exportadora. La Autoridad Portuaria dio por cerrada la dársena el 7 de febrero de 2006 después de zarpar el mercante Fri River el cual descargó más de 3.000 bobinas de acero.