Bilbao

michael, Jane y su hija Alexandra son de Londres y estos días disfrutan de sus vacaciones en Bilbao. Tras su visita por la mañana al Museo Guggenheim, decidieron pasar la tarde en el centro comercial Zubiarte. "Nos ha gustado mucho. Hay buenas tiendas y zonas variadas para comer", explicaba Michael, en un castellano casi perfecto. Este es casi en un 90% el tipo de clientes que en los meses de verano visitan este centro comercial urbano. Los grupos de estudiantes y las familias, asiduos a Zubiarte en los meses de invierno, dan paso a grupos y grupos de turistas que se cobijan en los establecimientos de hostelería para almorzar o recorrer las tiendas de ropa y complementos para hacerse con esa prenda que en su país es mucho más cara.

"Estos días hay muchos turistas y vienen a comprar. Entran y saben lo que quieren. Esta mañana una señora francesa se ha gastado 800 euros en unas prendas que ya se había probado previamente. En Francia es mucho más caro y aprovechan", explica la encargada de una tienda de firma del grupo Inditex. "El cliente que más tenemos ahora es francés y suizo, el 80% es extranjero. En invierno, tenemos un cliente más fijo", apunta la responsable del establecimiento.

Mireya Torre es visual merchandiser y dependienta de una firma catalana que ocupa uno de los locales de Zubiarte. Aunque lleva poco en esta tienda, Torre afirma que le ha sorprendido la diferencia de clientela que se mueve por Zubiarte con el de otros centros comerciales de la periferia en los que ha trabajado. "Aquí son el 90% turistas; franceses e italianos, fundamentalmente. Es verano y la ubicación del centro comercial estos meses es clave para definir el tipo de usuario o cliente. Está cerca del Guggenheim, del hotel Meliá y del Palacio Euskalduna. Estamos encantados porque hay mucho turista y vienen a comprar, ya que en sus países la ropa es más cara y aquí aprovechan para llevarse prendas de temporada", relata Mireya Torre.

Inglés y francés Los que también notan mucho el cambio de cliente son los empleados y responsables de los locales de hostelería. Solo con darse una vuelta por la tercera planta del centro y poner el oído uno se percata de la variedad de idiomas que se escucha en los diferentes restaurantes. María trabaja en una de las firmas de comida rápida y estos días está practicando más que nunca inglés y francés. "No paramos, a partir de las doce se empieza a llenar de extranjeros, familias, principalmente que vienen a comer", cuenta.

"En invierno viene la tropa de estudiantes de la UPV o de la universidad de Deusto, pero ahora, están de vacaciones y eso se nota mucho", explica. El tipo de cliente también es muy diferente los fines de semana de invierno y verano. Nagore, dependienta de una tienda de complementos, lo nota mucho. "Los sábados es una pasada. Vienen muchos chavales a mirar, pero compran poco. Ahora, en cambio, vienen muchos turistas para comprar detalles para regalos", afirma.

Michael, Jane y Alexandra regresan ya a su país, pero antes quieren hacer unas compras y llevarse ropa, mucha ropa. "A Alex le encanta la ropa que ha visto aquí y aprovechamos que esta semana llueve para mirar alguna cosa", explica Michael, su padre. Por las mañanas aprovechan para patear la ciudad de punta a punta y, por la tarde, comen en Zubiarte y luego se dan unas vueltas por las tiendas.

Pero ser turista es tan cansado que muchos visitantes aprovechan los bancos del centro comercial bilbaino para descansar, incluso hay quien se echa una pequeña siesta. "We are tired (estamos cansados)", repetía un inglesa, que aprovechaba el descanso de su marido para leer un libro.

Satisfacción Lo cierto es que los responsables de los comercios ubicados en el bilbaino centro comercial aseguran estar muy satisfechos con las ventas en el mes de julio y también en agosto. "Julio ha sido muy bueno. La gente ha aprovechado las rebajas para comprar. Los de aquí han comprado ropa de verano y los turistas, de la nueva temporada. Con todo, esperamos cerrar un verano muy bueno, más de lo que esperábamos", apunta la encargada de una tienda de firma.

Mireya Torre también considera que el gasto que realizan los turistas supone una importante inyección para el consumo local. "Se nota mucho en la caja. Algún día hemos duplicado la previsiones en la caja. Eso es muy positivo, y mucho más en los tiempos que corren", explica.

Tanto es así que, aunque el mes de agosto es raro, por aquello de las fiestas, los comerciantes y hosteleros del centro comercial esperan mantener el tirón y que la visita de turistas a la capital vizcaina continúe y ofrezca una bocanada de aire a un año especialmente duro para el sector comercial en Bizkaia.