Bilbao. Bilbao ha hecho una fuerte apuesta por el turismo. La villa lleva tiempo queriendo demostrar al mundo que es mucho más que el museo Guggenheim y la idea está funcionando. Turistas procedentes de todo el mundo llegan, cada vez, en mayor medida, a la capital vizcaina para ver sus encantos. Hay diferentes tipos de turistas y la oferta bilbaina está adaptándose a las necesidades de todos ellos. Así, desde hace cuatro años, en la villa se ha instaurado la figura de los albergues turísticos, más conocidos como hostels. Estos establecimientos están dirigidos a un público joven y con recursos económicos limitados que busca en estos locales una forma barata de pernoctar y desayunar. Este modelo de negocio se encuentra en pleno crecimiento y ya son siete los hospedajes que suman casi medio millar de camas.

Natalia Juez y Ainara Martínez fueron pioneras en la creación de un establecimiento de este tipo en la villa. Corría el año 2009 cuando culminaron unos bocetos que habían contado con el apoyo y el premio de Lan Ekintza. Nacía el Akelarre Hostel que, desde su ubicación en la calle Morgan de Deusto, marcaron tendencia y abrieron la veda a un tipo de turismo que, hasta entonces, no tenía dónde hospedarse en Bilbao. Vivieron las dificultades de ser las primeras en poner en marcha una iniciativa de ese tipo, pero ellas sembraron las semillas de un sector que está en pleno proceso de germinación. Dejando aparte el albergue municipal de Altamira, "nosotros fuimos las primeras y, desde entonces, el sector se ha ido desarrollando poco a poco hasta llegar al nivel actual", sentencia Natalia Juez. Cree que el progreso de estos hospedajes supone que "Bilbao esté ya en el mapa europeo de los hostels".

El Ganbara Hostel siguió los pasos de Akelarre y se convirtió en el segundo establecimiento de la villa. Ellos también están viendo el desarrollo de los acontecimientos, el crecimiento del sector en la villa. "Se está creando una cultura de hostel. Eso se ve en que cada vez hay más locales de este tipo y todo eso se traduce en un aumento de la competencia", señala Josean Barrueta, copropietario de este local.

A su juicio, ese incremento de servicios hosteleros se ha traducido en que "cuesta más llenar las camas que tenemos". A ello, también colabora la crisis económica que está afectando hasta a las escapadas más humildes. "En verano ha bajado bastante el número de personas nacionales que se pasan por aquí. Los internacionales sí han subido, pero no compensan toda la pérdida de gente de lugares como Catalunya y Madrid que estamos sufriendo últimamente", explica Barrueta.

De hecho, según el copropietario de Ganbara los desplazados desde Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia, entre otros países, ya empiezan a ser mayoría en su negocio. Entre los extranjeros y los peregrinos que, paso a paso, van cubriendo el Camino de Santiago, va llenando noche a noche su hospedaje. "Son ellos los que nos están salvando la campaña de verano", asegura.

El Pil-Pil Hostel abrió sus puertas hace justamente un año y, en este tiempo, se ha convertido en un referente para aquellas personas que quieren alojarse en la villa por unos precios muy ajustados. "De momento, el verano nos está yendo bastante bien", indica Herbert Tolosa, uno de los socios que dio a luz a este proyecto. Tolosa no duda a la hora de marcar una fecha de mayor bonanza estival para su hostel: "El BBK Live nos ha venido muy bien, esos días tuvimos el Pil-Pil lleno". Por ello anima a las instituciones a "que se hagan eventos de este tipo ya que nos viene a todos muy bien. Los jóvenes se mueven mucho por pruebas deportivas o espectáculos musicales", dice Barrueta.

Pendientes de aste Nagusia Pese al descenso de nacionales, el verano marcha bien para estos hospedajes, aunque aún deben someterse a una prueba de fuego: Aste Nagusia. Hasta el momento, las previsiones son optimistas a pesar de que no hay demasiadas reservas hechas. "Creo que llenaremos Akelarre en fiestas. Para nosotros, tras el BBK Live es la segunda fecha más potente", explica Natalia Juez. De la misma opinión son en el Pil-Pil Hostel. "Durante las fiestas tendremos lleno. No hay el nivel de reservas que hay para BBK Live, pero es que eso es muy difícil", señala Herbert Tolosa.

Si a lo largo del verano el perfil es, este año, principalmente es el de extranjeros que paran en Bilbao para conocer la villa y su entorno, durante las fiestas, ese cliente modelo cambia un ápice. "Durante Aste Nagusia, se modifica el tipo de cliente. Atendemos a personas de lugares cercanos", describen desde Pil-Pil. Son, en su mayoría, personas que pasan la noche y, finalmente, deciden pernoctar aquí.

Las fiestas supondrán el último coletazo del verano para unos locales que viven en la época estival su temporada más fuerte y que han abierto la puerta de la villa al turismo más modesto. "Cada vez vienen más mochileros y nuestros establecimientos sirven para atraer a ese público tan especial", concluye Josean Barrueta.