BILBAO. ESTUDIAnTES de arquitectura de 14 países se han reunido esta semana en la Alhóndiga de Bilbao para analizar las posibilidades que ofrece Punta Zorrotza para su desarrollo futuro. Pero, además, han tenido la oportunidad de visitar la ciudad y analizar su desarrollo. La contrapartida de esta visita es que estos jóvenes arquitectos, futuros profesionales de todo el mundo, serán sin duda, embajadores de la villa.
La iniciativa que reúne a estos jóvenes arquitectos "AA Visiting Schools" está constituida por escuelas satélite de la Arquitectural Association School of Architecture que se desarrolla en distintas ciudades alrededor del mundo y en las que abordan problemas urbanísticos locales.
Como explica Angélica Videia, natural de Chile y afincada en París, analizarán cómo producir entornos sensibles a su contexto desde una perspectiva crítica. En este caso, la zona objeto de estudio es Punta de Zorrotza, su relación con el anillo y la Ría y, la introducción de nuevos espacios corporativos en el tejido urbano de Bilbao.
Para ello, por ejemplo, Sophie Eichrer, de 19 años, se puso en contacto, a través de una página de internet, con vecinos de Zorrotza y ha estado dos días viviendo en este barrio para conocer sus necesidades y sus gustos antes de embarcarse en un proyecto.
En total son alrededor de 30 estudiantes los que realizarán sus presentaciones en sesiones abiertas al público, a las que asistirán críticos locales e internacionales como Toni Kotnik, Mario Carpo, Marc Collins, Ibon Areso o Toru Hasegawa. Además, en el programa participan profesores como Ben Golder, Giancarlo Torpiano, Moa Carlsson o Alfredo Ramírez, pertenecientes a universidades internacionales como Architectural Association, ETH Zurich o MIT.
Además, las arquitectas Maider Llaguno y Clara Olóriz, en la actualidad profesoras e investigadoras en ETH Zurich y la AA en Londres, respectivamente, son las responsables del programa de la "AA Visiting School" que incluye, entre otras cosas, charlas y conferencias internacionales.
Escaparate de la ciudad
El encuentro es un buen escaparate para Bilbao a los ojos de los profesionales que en el futuro diseñarán los edificios de todo el mundo, por eso, sus percepciones adquieren un valor en alza en una ciudad como la capital vizcaina empeñada en reinventarse.
La joven Angélica Videira trabaja en el estudio Fostine Ferro Designs y es pese a su juventud, 29 años, jefa de proyecto del Estadio de Francia, de un centro comercial y del estadio Parque de los Príncipes.
Le llama la atención de Bilbao, sobre todo, la calidad de la arquitectura. Se refiere, según explica, "a la capacidad para mantener los espacios, además de a la calidad de los materiales". Le parece muy interesante "la manera en que se han mantenido los espacios antiguos y la dialéctica que se ha establecido con los nuevos". Un ejemplo de ello es precisamente el centro donde se han celebrando estas jornadas, La Alhóndiga. "Me encanta este edificio porque es muy propositivo hacia el interior", De hecho, le llama más la atención que el edificio Guggenheim. "El edificio de La Alhondiga tiene más lecturas y aspectos que descubrir". Por eso, considera que tiene la identidad de Bilbao y "no lo veo trasladable a ninguna otra ciudad".
Para el estudiante Simone Tannucci la realidad supera lo que había oído hablar de la transformación de la ciudad.
Como futuro arquitecto valora no sólo la regeneración urbanística sino también el uso diario de los edificios. "De lo pequeño a lo agrande, porque al final es un trabajo global, pero con gran utilidad", señala. Otra de las cosas que destaca Simone Tannucci es la manera en la que conversan todos los edificios de Bilbao aún siendo de diferentes autores con estilos muy distintos. Se queda con el Guggenheim porque considera que ha representado un punto de inflexión en la arquitectura.
"De hecho, en Italia hemos estudiado el museo Guggenheim como un modelo de arquitectura del cambio".
Sophie Eichrer de 19 años es francesa pero vive y estudia en Houston. Es la más joven del grupo. Le gusta cómo Bilbao da poder al peatón y eso se refleja de manera muy interesante en el puente Padre Arrupe en Abandoibarra. Sophie está preocupada por la utilidad de los proyectos urbanísticos. "Lo genial es que convivan una buena arquitectura y una buena utilización", señala. Para esta joven arquitecta, "es impresionante el entorno de montes que rodea Bilbao". Le parece muy interesante también el respeto con el que se ha trabajado en este sentido, cuidando la naturaleza. Quizás por eso, de entre todos los edificios que ha podido visitar se queda con el puente del Padre Arrupe, porque permite una buena convivencia entre los edificios de la universidad y el paseo de Abandoibarra.
Min Jeong Kang coreana de 21 años estudiante en Nueva York destaca en primer lugar el tamaño y el atrevimiento de Bilbao. "Conviven fachadas tradicionales con otras muy locas, rojas, por ejemplo".
Por eso, le parece muy interesante la manera en la que se ha podido rehabilitar edificios y también construir otros siempre desde el diálogo. Otra de las cosas que destaca Kang es que el skyline de la ciudad no tapa el entorno natural de Bilbao y eso le parece un valor añadido en cualquier urbe, máxime si lo compara con Nueva York. La ciudad más universal no tiene para ella algo de lo que presume Bilbao y es "este Guggenheim, maravilloso". Sus trabajos para Zorrotza los orienta precisamente a intentar aprovechar los elementos naturales como el sol y sus reflejos.
Estos son cuatro de los arquitectos que visitan estos días Bilbao pero el resto hasta 30, cada uno aporta su particular visión sobre Bilbao, la que trasladarán en sus países y a sus colegas.