BILBAO. Zorrotzaurre es la estampa más fiel de un barrio en el que conviven pasado, presente y futuro. Y esa misma idiosincracia como barrio hace que los vecinos se enfrenten a una realidad con tres ópticas diferentes. Hay en esta península de Bilbao un reducto de empresas que están condenadas al traslado en un plazo de tiempo aún difícil de concretar. Savia nueva de vecinos que se han engarzado con los de toda la vida dispuestos a dar vida a la futura isla. Hay problemas fruto del abandono de pabellones y hay esperanza de que Zorrotzaurre llegue a ser un nuevo ensanche de Bilbao. En cifras se resume en 500 habitantes, una línea de autobús, cinco bares, un hotel, una iglesia, 6 edificios ocupados, 90 empresas y 47 edificios de viviendas, la mayoría de ellos rehabilitados o inmersos en planes de rehabilitación, además de un actividad cultural y artística sin precedentes en el resto de la ciudad.
Una carretera es en la actualidad el único acceso de ida y vuelta en Zorrotzaurre. Se trata de un paso más bien estrecho y hasta indiscreto porque los escasos vecinos de este barrio saben perfectamente quién llega y quién se va del barrio. Precisamente, este es uno de los cambios previstos en el futuro que aún tendrá que esperar. La propuesta es que una carretera entre en el barrio por detrás de la iglesia y la actual entrada se convierta en un paseo que sea continuidad del paseo de Uribitarte. El proyecto tendrá que esperar porque de momento no hay presupuesto.
A día de hoy, los vecinos están desalentados. Ya sabían que el proyecto para transformar Zorrotzaurre en una isla y convertirlo en una nueva zona de oportunidad tardaría años. Para empezar, ocupa más hectáreas que Abandoibarra y el proceso ha sido largo. Pero no contaban con que el zarpazo de la crisis arañase el proyecto de manera tan brusca que incluso nadie sabe a ciencia cierta cuántos años tendrán que pasar para verlo terminado. "No menos de 20 años", aventura a decir Pablo Otaola como representante de la comisión gestora que trabaja en esta zona.
Y el tiempo corre en contra de los vecinos porque surgen nuevos problemas fruto de esa situación de incertidumbre que viven algunos edificios que están vacíos. Los nuevos asentamientos de jóvenes violentos en algunos pabellones vacíos han sembrado la alarma de los vecinos. Los hechos, sin embargo, no han pasado inadvertidos para los responsables de la regeneración del barrio que ya trabajan para que las soluciones sean a corto plazo y la convivencia en el barrio sea presente sin tener que esperar a que el máster plan de Zaha Hadid sea una realidad.
En Zorrotzaurre hay en estos momentos 90 empresas con actividad aunque es con 30 con las que hay que trabajar de manera inminente. El Ayuntamiento hablará con las empresas para ofrecerles alternativas de futuro en otros punto de la ciudad dependiendo de su actividad. Además, según explica el concejal de Urbanismo, Ricardo Barkala, vamos a facilitar que se proceda al derribo de los edificios que están vacíos reconociendo su valor para su asentamiento futuro.
futuro de las empresas En el caso de las otras 60 empresas que pueden verse afectadas en una segunda fase de actuación en Zorrotzaurre, el concejal señala que "se les va facilitar que sigan en la península y se reconocerá el valor de la inversión que hagan".
Vicinay es una ejemplo de estas actuaciones, de hecho en 2014 ya está previsto su traslado a Sestao. También es ejemplo de esta actuación las negociaciones que se están cerrando con Cromoduro para proceder a su derribo y zanjar al menos en este caso el problema surgido con los asentamientos y que es a día de hoy lo que perturba a los vecinos.
Porque hasta ahora, y así lo plantean en Zorrotzaurre, se sentían privilegiados de disfrutar de la tranquilidad de un pueblo y estar a dos minutos del centro. El hito más importante que vivieron y cuando pensaron que su barrio tenía futuro fue precisamente cuando se puso en marcha el plan de rehabilitación de los edificios.
De los 47 edificios de viviendas que hay en la península la mayoría ya han sido reformadas y eso ha hecho también que mucha gente joven se haya sentido animada a vivir en estas casas. Aún hay trabajos en marcha y muy pocos que no se han iniciado, por eso la estampa de Zorrotzaurre es en tres dimensiones: lo viejo, lo nuevo, y el futuro. Pero, mientras urbanísticamente el barrio toma forma, la previsión es mantenerlo en torno a la iglesia, siendo el caso viejo de esta zona, ya que los servicios van desapareciendo poco a poco con lo que hasta para ir a por pan hay que desplazarse hasta cerca de Deusto.
Han pasado ocho años desde que comenzaron a darse los primeros pasos para recuperar Zorrotzaurre, una zona industrial en su pasado con un importante deterioro fruto de la desindustrialización. Este mes, el pleno aprobará el Plan Especial de Zorrotzaurre, "el primer documento sólido" que diseñará la isla, coinciden Otaola y Barkala.