Bilbao. Bilbao nunca ha sufrido un brote de legionella epidémico -entendiendo un brote como el caso en el que dos o más personas se contagian en el mismo entorno y en el mismo período de incubación-. A pesar de ello, en lo que va de año, el Área de Salud y Consumo municipal ha tomado y analizado más de 108 muestras de agua de entre los 229 puntos susceptibles de ser un foco de cultivo de esta bacteria. Precisamente, este control es lo que ha propiciado que en Bilbao nunca se haya producido un brote. "Trabajamos en la prevención mediante la inspección diaria de los puntos calientes de Bilbao. Los técnicos del Subárea de Sanidad Ambiental e Higiene Urbana toman muestras del agua y las analizan en el laboratorio, visitan los sistemas de refrigeración y controlan el mantenimiento de las instalaciones", explica Mariano Gómez, concejal del Área de Salud y consumo de Bilbao.
Mediante este concienzudo seguimiento, la subárea toma al año alrededor de 103 muestras. En concreto, hasta el mes de octubre, ya se ha superado esta cifra, concretamente 108; un incremento que no está motivado por ninguna casuística especial, más allá del refuerzo de los controles. "Cada año inspeccionamos más de la mitad de los sistemas de Bilbao, pero la intención es que en los próximos tres o cuatro años lleguemos a revisar todos los puntos cada año", pronosticó Ramón Aldamiz Etxebarria, responsable del subárea. La labor de prevención ha propiciado también que en los últimos cinco años haya descendido considerablemente la incidencia de casos positivos hasta llegar a una media de 10 casos anuales, que se producen de forma aislada.
El Ayuntamiento de Bilbao lleva años realizando un seguimiento y una labor preventiva de las instalaciones denominadas de riesgo por reproducción de legionella. Según el censo municipal, Bilbao cuenta con 98 torres de refrigeración, 31 hoteles, 32 residencias de ancianos, 39 fuentes ornamentales, 17 instalaciones con SPA y jacuzzi, y 12 polideportivos. "Un total de 229 puntos donde hay un sistema de confort que son susceptibles de que se desarrolle un cultivo de legionella", explica Gómez. "Todos los lugares donde hay un sistema de agua caliente sanitaria centralizada con personas susceptibles de riesgo son un objetivo a prevenir. Nosotros revisamos, modificamos y aceptamos, o no, estos planes de autocontrol. Además verificamos in situ que los centros cumplen con el plan y tomamos muestras de agua para corroborar el cumplimiento del mismo", enumera Aldamiz.
Buen mantenimiento "De enero a mayo trabajamos en sistemas de aguas calientes sanitarias, y de mayo a noviembre, con torres de refrigeración. Aunque hay torres no estacionales que trabajan todo el año", añade.
Todo esto a sabiendas de que la responsabilidad del buen mantenimiento, de higiene y de salubridad de las instalaciones, es del responsable de las mismas. "Son ellos quienes deben cuidar el estado de las instalaciones y la desinfección, porque así lo establece la legislación. Ellos deben hacer eso y nosotros comprobar que lo están haciendo y actuar en el caso de que no lo hagan", estable Aldamiz. Para tranquilidad de los ciudadanos, según confirman desde el Área de Salud y Consumo de Bilbao, los empresarios de la villa están plenamente concienciados con el cuidado e higiene de sus instalaciones por la propia imagen de sus negocios y para evitar sanciones. "Los ciudadanos colaboran porque son los primeros interesados en no tener problemas", confiesa Aldamiz.
La opinión pública puede tener la idea de que la legionelosis es una enfermedad típica de zonas más cálidas como el Mediterráneo. Así, el pasado verano se produjeron sendos casos de legionelosis en Móstoles y en un hotel de Calpe; sin embargo, también se registró un brote en Edimburgo. Todos ellos pusieron, una vez más, en primeras páginas de la prensa a una bacteria, la legionella pneumophila, y su capacidad para colonizar sistemas diseñados por el hombre para su confort como son: torres de refrigeración, sistemas de agua caliente sanitaria, jacuzzis, SPA, fuentes ornamentales, polideportivos, entre otras instalaciones.
El verano es la época de mayor repercusión de la legionella; un periodo en el que se suelen dar brotes a nivel estatal. Hasta ahora, en Bilbao, no ha habido ningún brote epidémico de esta enfermedad, aunque sí se han dado casos aislados y la ciudad no está libre de que se produzcan. El mejor arma para evitar que se dé un brote es la prevención. Desde el punto de vista de la salud pública y de la prevención, el Área de Salud y Consumo, y más específicamente desde el subárea de Sanidad Ambiental e Higiene Urbana, se realizan dos tipos de actuaciones: una preventiva, de inspección y control para evitar la aparición de brotes de la enfermedad; y otra, también preventiva, es la investigación, uno por uno, de cada persona afectada por legionelosis y residente en Bilbao para descubrir el foco de contagio y evitar más contagios.
Dos actuaciones "En el primer caso, hacemos inspecciones y toma de muestras de agua, para analizar en nuestro laboratorio municipal, a estas instalaciones". Las torres de refrigeración de Bilbao, los hoteles, residencias de ancianos, fuentes ornamentales, SPA de gimnasios y balnearios urbanos... son sometidas a inspecciones, revisiones, verificación del cumplimento de normativas y, si es preciso, requerir actuaciones extraordinarias de tratamiento y desinfección de las instalaciones. El segundo caso es la investigación de los afectados por legionella. "Si una persona es atendida en una clínico o hospital por legionella, se le efectúa una encuesta epidemiológica para averiguar dónde se ha podido producir el contagio".
Después, es el Servicio de Epidemiología del Gobierno vasco quien se comunica con el Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento, con el que colabora estrechamente, para localizar los focos de infección. "Buscamos su posible asociación a una fuente de riesgo determinada, con impacto en la salud pública y que sea la posible causa de contagio con el fin de poder actuar en consecuencia y poder evitar la aparición de nuevos casos en su entorno", manifiesta Gómez.