Los pequeños, reyes de la pasarela en la Gran Vía
Ochenta niños llenan de energía la Gran Vía en un desfile de moda organizado por BilbaoCentro
Bilbao
Los más txikis son los reyes de la casa y ayer en plena Gran Vía bilbaina también lo fueron de la pasarela. Todos los focos, las luces y las miradas de los viandantes se centraron en los más de ochenta pequeños grandes modelos que formaron parte del desfile infantil de la III Pasarela Urbana de Bilbao. Con mucho arte, luz, color y música, acercaron al público bilbaino las novedades que trae la moda infantil en los comercios adheridos a Bilbao Centro, entidad que organizó el evento con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia.
Un gran número de personas esperaron a mediodía a que se iniciara el desfile para ver a los pequeños maniquíes. Cámaras de fotos y vídeo, teléfonos móviles, algún ipad... Todos ellos estaban prestos y dispuestos para inmortalizar un evento que cada vez atrae a más gente. En el backstage, los modelos recibieron las últimas indicaciones y cuidados para que todo saliera a la perfección. En el rostro de alguno de los pequeños se pudo ver cierto nerviosismo ante la inminencia de su salida a la pasarela que tuvo el Palacio Foral como un fantástico telón de fondo.
El sonido de la música y la presentación de Borja Elorza, quien hizo de maestro de ceremonias, fueron el preludio del inicio del desfile. La suerte estaba echada y solo quedó que los más de 80 críos dieran muestra de su manejo sobre las tablas. Las bailarinas de BilbaoCentro rompieron el hielo y pusieron el ritmo a una matinal muy animada en la que ayudó el buen tiempo. Comienza el desfile y los flashes y las miradas del público se disparan para captar cada movimiento de este escaparate andante que mostró la mejor moda, maquillaje, peluquería y calzado de los establecimientos que forman BilbaoCentro.
Los rostros de nervios de los pequeños se convierten en rictus de felicidad cuando pisaban la pasarela. Alguno mira al frente con asombro al ver la cantidad de gente que estaba en la Gran Vía para ver el desfile. Ellos son los protagonistas y no fallan. Fueron la mejor forma posible de acercar el mundo de la moda y del comercio a los bilbainos. Al ver a los niños sobre las tablas, también cambia el rostro de los espectadores, más de uno está que se le cae la baba por ver a su hijo, nieto o hermano desfilar. Es el caso de Goyo Gómez, que está esperando a que su hija Laura salga a la palestra. De pronto dice: "Está mi hija ahí". El acto reflejo de Goyo es sacarse el móvil del bolsillo, enfocar y sacar una foto. "Hemos venido toda la familia a verla", comenta orgulloso. "Le gusta desfilar, se le ve muy contenta y estoy seguro de que repetiría la experiencia", añade.
Los más pequeños reciben el cariño y el apoyo de un público entregado. Los gritos de ánimo y apoyo son continuos, todo ello aderezado con grandes dosis de complicidad. La mirada de Mari Ángeles se clava en la pasarela. "He venido aquí expresamente a ver el desfile, no tengo a ningún familiar que participe, pero es algo precioso", remarca esta bilbaina que el viernes también asistió al desfile de mayores. "Me ha encantado el detalle de los globos del escenario, voy a comprar unos así para mis nietos", señala Mari Carmen, quien cree que esta pasarela es "una gran iniciativa para cuidar el comercio de Bilbao".
Como héroes El desfile toca a su fin, los modelos han completado su trabajo y vuelven al backstage con una gran sonrisa en sus labios, satisfechos por su labor. Pero la mejor recompensa está por llegar; el abrazo y el cariño de sus allegados. Luis, Ana y Ruth están esperando a que Nora y Sofía salgan fuera. Finalmente, ambas pequeñas de tres y dos años respectivamente, abandonan la zona acotada y salen al exterior. Allí están sus allegados que les reciben con mucha efusividad. "¡¡Qué guapas estáis!!", les dicen. Acto seguido posan para una foto que guardarán como recuerdo. "A Sofía le ha gustado mucho que le pinten los labios", señala Luis, su aita. Por su parte, la pequeña de dos años y medio dice que se lo ha pasado "muy bien".
Nora también está contenta por haber participado en el desfile, luce con orgullo el vestido con el que ha desfilado. Esa prenda será para ella, porque la organización dio a cada uno de los participantes la ropa con la que participaron y un globo. Algo que se suma como recompensa a un recuerdo imborrable del día en el que fueron los reyes y reinas de la pasarela.