EL artista valenciano Javier Mariscal diseñó un edificio acorde con el entorno en el que se ubicaba el Gran Domine Bilbao. Plasmó en él un concepto de hotel global donde todos los detalles, desde su fachada de espejos hasta la vajilla, los ceniceros o el uniforme de los botones, responden a una filosofía de originalidad propia y de adaptación a su entorno, marcado por la modernidad del Museo Guggenheim. En junio se han cumplido diez años de su apertura y desde entonces han sido innumerables las caras conocidas que se han alojado bajo su techo de diseño. La actriz italiana Sofía Loren y la cantante Diana Rose fueron de las primeras que pudieron disfrutar de las comodidades del Gran Domine Bilbao la noche de su inauguración. El pasado jueves los integrantes del grupo The Cure y RadioHead, tras su actuación en el BBK Live, se alojaron en el hotel de Alameda de Mazarredo.

Han pasado diez años; una década de fusión con el titanio que ha contribuido, sin lugar a dudas, en el desarrollo de Bilbao, como ciudad cosmopolita y turística. Raúl Fernández-Acha es desde hace un año el responsable de capitanearlo. Echa la mirada atrás y recuerda el día que el Gran Domine abrió sus puertas al público. "Entonces disfruté de la fiesta de inauguración como invitado. Fue un día especial; ahora, diez años después, me encuentro como director ante un hotel que ha crecido, madurado, desarrollado y se ha adaptado a los nuevos tiempo. Es mucha responsabilidad, pero me siento con muchas ganas de seguir por el camino iniciado", explicó ayer a DEIA Fernández-Acha.

Testigos de esa evolución fueron los más de 150 invitados que acudieron anoche a la cena-coctel que se desarrolló en la azotea del Domine. El afamado chef Martín Berasategui ha tomado las riendas del restaurante Doma, en el que, una vez más, el arte diseñador envuelven al cliente para potenciar su disfrute de la cocina de su autor -siete estrellas Michelin- y de las imponentes vistas a la ría de Bilbao y al propio Guggenheim.

El cocinero vasco fue uno de los anfitriones de la fiesta en la que se vieron caras conocidas de la villa. Raúl Fernández Acha, el director del hotel, relató cómo el nombre del restaurante surgió un 4 de agosto en una conversación con Martín. "El Do es por el Domine y el Ma por Martín", comentó. Los suculentos canapés que se degustaron en el coctel destacaron en la azotea, no solo por su sabor, si no también por su original elaboración.

Parada obligada Su privilegiada ubicación, justo enfrente del Museo Guggenheim, y el cuidado diseño lo convierte en objeto de visitas turísticas: no es extraño que de camino a alguna exposición en el centro ideado por Frank Gehry se haga una parada en el Gran Domine para ver su peculiar interior: el atrio con ese ciprés fósil -una escultura de piedra que mide 24 metros de altura llegando hasta la terraza- o el bar de copas de ambiente sesentero Splash & Crash. Con la experiencia de diez años continúa el camino para este hotel que ya mira al futuro. "Los tiempos no son buenos, pero conseguimos mantenernos", apunta el director. "El objetivo es llegar al máximo de personas ofreciendo la misma calidad que el primer día", concluyó.