No es un triatlón pero lo de lanzar el pregón también es como para sudar la gota gorda... ¿Cómo afronta este reto tan especial?

La verdad es que cuando me lo preguntáis es cuando me paro y me pongo a pensar, porque como ahora estoy centrada preparando el Mundial, pues creo que no soy consciente del todo de en dónde me he metido. En la vida imaginé que iba a ser pregonera, que iba a estar en el balcón del Arriaga, y que iba a tener este reconocimiento popular que para mí es lo más grande. Vivir estas nueve jornadas para mí va a ser como un Ironman diario y voy a tener tiempo de recuperar los 37 años que no he tenido de fiestas. Tengo muchas ganas de pasarlo a tope y de hacerlo lo mejor posible, de estar a la altura. Y es cierto que estoy muy nerviosa. Espero que no me falle la voz cuando esté en el balcón lanzando el pregón.

¿Le va a hacer falta entrenamiento para hacer el 'speech'? ¿Frente al espejo quizá?

Sí, seguro. Además con estas cosas siempre me pongo muy nerviosa. En ese momento eres el centro y vas a dar inicio a toda una semana de diversión. Entones hay que hacerlo bien para que empiece todo con buen pie. Por supuesto que practicaré un poquillo. Pero en ese momento, si soy yo misma y plasmo lo que es mi espíritu, yo creo que saldrá bien.

¿Ha pensado lo que va a decir?

Estoy dándole vueltas. Sé hacia dónde tiene que tirar, pero al final tiene que ser algo natural, que refleje mi forma de ser y que transmita alegría y vitalidad a toda la gente.

¿Y asumir ese papel de pregonera asusta tanto como una 'Titan Desert'?

¡Asusta más! Todavía no he visto la agenda, pero sé que va a ser complicada y eso sí que asusta. Me dicen que es muy duro, pero también es cierto que soy una persona muy dinámica, que tengo mucha energía y que estoy acostumbrada a no parar en todo el día. Entreno, tengo compromisos sociales... Ando como loca desde que me levanto hasta que me acuesto. Ya sé que no es lo mismo, pero energía y capacidad no me van a faltar.

Le veo preparada para esa carrera de fondo...

Creo que lo estoy.

Ya está sufriendo los efectos colaterales del cargo como atender entrevistas. ¿Cómo lo lleva?

Es que me pilla todo esto en un momento... Me acuerdo que la noticia de que yo voy a ser pregonera salió un martes por la noche. El miércoles tenía bici, carrera, tenía que nadar, masaje... Era un día completo y luego, me encontré con un montón de llamadas perdidas. Es que en mi oficina, entre comillas, yo no tengo las manos libres, no puedo atender llamadas y esto me ha pillado en un momento de mucho estrés.

¿Y todo eso es compatible con preparar un Mundial de Triatlón?

De momento sí. Es cuestión de organizarse. Pero que todos lo problemas y todos los esfuerzos sean esos. Ya en agosto, después del Mundial, seguiré con mi ritmo, pero no tendré esa presión, estaré más tranquila.

Una chica muy sana en un entorno muy golfo como es Aste Nagusia. ¿Puede una deportista de élite permitirse excesos esos días?

Hasta ahora no. Pero la Aste Nagusia puede compaginarse con la vida de un deportista. Con los amigos te puedes tomar un agua tranquilamente, aunque la gente no se lo crea. Y te puedes ir a un concierto, que es algo que yo he hecho, al teatro, a ver los fuegos... Hay muchas actividades que no son golfas. También está la carrera popular, que yo gane en 2008 y que es algo por lo que estoy super contenta. Es una semana que da pie a todo. Hay barracas, van familias... Es una fiesta en la que tienen cabida deportistas, niños y los más golfos. Es lo bueno que tiene Aste Nagusia. Aunque sí que es cierto que ahora me va a tocar de todo: niños, golferío, deporte... Y estoy encantada. Es una fiesta que hasta ahora he disfrutado pero con un concierto o un teatro. Hay que tener en cuenta que esta época para mí es la de más trabajo. Estoy todo el invierno entrenando y esta es la época de entrenamiento y competición.

Va a tener a Marijaia como compañera de batalla. Hay que estar a la altura...

¡Esa sí que tiene entreno! ¡Lleva años al pie del cañón!

Por lo menos la postura de levantar los brazos usted la tiene bien ensayada con tanta entrada triunfal a meta...

¡Sí! Esa sí. Y a ver si cuando me hacen el traje, me hacen una falda un poco cortita para darle un poco de glamour al traje. Ya que el cartel este año es así, moderno, con Marilynjaia, este año el trajecito de pregonera podría tener ese toque. Ya sé que el gorro me lo voy a tener que plantar, y no hay problema. Y la chaqueta amarilla, pues muy bien, como este año se llevan los colores llamativos...

¿Falda corta? ¡Tenemos una pregonera con alma canalla!

Sí, sí. Es que esa es una faceta mía que no se conoce. Está el deporte, pero el deporte es un tanto por ciento de mi vida. Yo soy una persona con inquietudes, que me encanta la música, la moda, el cine, bailar. Las pocas veces que he salido por ahí quemo la pista. Y con un agua. No me hace falta más. ¡Soy de las que baila descalza en casa!

¿Tiene algún recuerdo especial de alguna Aste Nagusia previa?

Mi tío Julian Fernández fue concejal del Ayuntamiento y fue también pregonero en el 95. A mí y a mis primos nos conseguía fichas para las barracas y había un día de Aste Nagusia que íbamos todos y nos recorríamos las barracas de un lado para otro. Luego íbamos a un italiano a cenar. Yo además siempre he sido de buen comer y me cenaba mi pasta, mi pizza y mi banana split. Luego íbamos a los fuegos. Para mí ese día era súper especial.

Y ha ejercido su profesión en las fiestas, algo poco habitual.

Ese también es un recuerdo muy bonito fue en Aste Nagusia de 2008, cuando gané la carrera popular. A esa txapela le tengo mogollón de cariño. Habré ganado mundiales pero ganar en tu casa y en una fecha como esta... Este año quiero correr esa carrera vestida de pregonera. Me pongo el dorsal con unos imperdibles y salgo. Yo no creo que haya ningún problema ¿no?

¡Vestida de pregonera!

Sí. ¡No lo ha hecho nadie! Tengo que reflejar un poco mi espíritu, y quieras que no, soy deportista. Si voy a ir a txosnas, a concursos... También hay maratón de aerobic, que a mí me encanta, y me pondré a bailar

¿También con el traje?

Por supuesto. Hay que darle un toque a la fiesta. Tengo sorpresas preparadas; tengo por ahí una que como me dejen hacerla... Pero esa me la guardo. Para que estéis pendientes de mis acciones durante la semana.