Bilbao
UN lema encabeza la puerta principal del manicomio de los horrores: no son todos los que están, ni están todos los que son". La incertidumbre, el misterio y la tensión invaden a los espectadores más osados que poco a poco y en silencio toman asiento bajo la carpa, instalada en la plaza de toros de Vista Alegre. "¿Pasaremos miedo?", surge la duda. "Un poco sí, pero ya veréis", responden los organizadores de este montaje, creando dudas entre los asistentes. El circo de los horrores traslada al público a un antiguo, tenebroso y aparentemente olvidado lugar donde la locura no tiene límites. Del miedo a la risa en cuestión de segundos; esa mezcla de sensaciones, expresada ahora en el lenguaje del circo, se representa desde un singular hospital para locos que permanecerá abierto en Bilbao hasta el 6 de mayo. "Tenemos pastillas para todos los que quieran ingresar en el manicomio", afirma de manera irónica el director del montaje, Jesús Suso Silva (Orense, 1962), que encarna a Nosferatu, el auténtico rey de los locos.
En el centro del escenario, unas camas sucias dan las primeras pistas de lo que sucederá en pocos minutos. Sube la tensión. La música de terror da paso a un espectáculo en el que el terror, el humor negro y las grandes dosis de adrenalina están más que asegurados. La oscuridad se adueña del espacio. La sensación de miedo, inevitable reacción del ser humano, comienza aflorar. Variopintos personajes, psicóticos, desquiciados y perturbados mentales inician su particular deambular entre el público que se encuentra en el manicomio. Una niña con el pelo rizado y aspecto angelical se acerca y, con cara de loca, pregunta: "¿Quieres ver mi muñeca?". Mientras, por un lateral se acerca otro perturbado con una motosierra y cara de pocos amigos. La tensión sube. Controlar los gritos se tercia complicado. Los sustos del comienzo, los vuelcos del corazón se transforman, a medida que transcurre el espectáculo circense, en un divertido montaje que ayuda a calmar los ánimos.
Este hospital, bajo la gran carpa, "vigilado por guardianes sin escrúpulos, donde torturados cirujanos y enfermeras carniceras destrozarán cerebros y cuerpos bajos los efectos del delirio", no está recomendaba para menores de ocho años. El nuevo espectáculo del circo, en su regreso a Bilbao, promete "más acrobacias, más teatro y más humor".
Son historias en las que el público no se limita a sentarse y esperar una sucesión de números, sino que se considera partícipe. Suso Silva, Premio Nacional 2003, y sus cómplices han asumido el reto de actualizar el "más difícil todavía". En su anterior montaje, cerca de cuarenta personas hacían posible cada función. "En esta segunda parte el montaje es aun más brutal", dice. En la nueva ambientación, un enfermo extremadamente perturbado y peligroso descubrirá que sus seguidores "no son momias, hombres lobos ni niñas poseídas sino una marea de enfermos y majaras terminales", según revela Manuel González, promotor de la compañía. Suso concibió este circo desde la necesidad de captar al público joven, quitar las telarañas a lo convencional, y ponerlo al día. "Es un montaje en el que se combina el circo clásico, el contemporáneo, con el cabaret. Lo bueno es que no solo viene la gente joven sino que también viene la gente más mayor", afirma.
El precio de las entradas oscilará entre los 18 y 40 euros, y se podrán adquirir en El Corte Inglés y en las taquillas del circo. Ahora, solo queda que alguien se atreva.