Bilbao. Solo se van a librar los pocos materiales tóxicos que se prevé encontrar. El resto, aproximadamente el 95% de todo el continente y el contenido de los viejos edificios de Garellano, se reciclará y volverá a ser aprovechado de una u otra forma. Bilbao Ría 2000 avanza a buen ritmo en la demolición de los 13 edificios que componen el viejo complejo militar que se levanta entre las calles Luis Briñas y Gurtubay y que durante las últimas tres décadas albergaron las dependencias de los Bomberos, la Policía Municipal y parte del Archivo de la villa.
Es un derribo a la carta, artesanal, literalmente manual en su primera fase, y que va a permitir el aprovechamiento y la reutilización de casi todo el complejo. Mario Liendo, director de la obra, describe el operativo como "la deconstrucción de Garellano". El proceso, que supondrá un desembolso de 450.000 euros, se ha iniciado por los edificios que ocupaba la Policía Local, los más cercanos a Termibus, y ya ha llegado al bloque principal que mira al gran patio central donde se ubicaban decenas de estanterías y armarios metálicos del Archivo Municipal.
Por todas las plantas, una treintena de laboriosos operarios se afanan en retirar la perfilaría de las ventanas, levantar el suelo de sintasol de algunas dependencias y desatornillar baldas de la pared. Liendo explica que "estamos desnudando todos los edificios, dejando solo la estructura y los tabiques; el resto se está retirando para su posterior procesamiento". Las ventanas de PVC y aluminio, la escayola de los techos falsos, la madera de muebles viejos, el material aislante de la galería de tiro, decenas de sillas de oficinas, chatarra metálica, kilómetros y kilómetros de cable eléctrico y telefónico, más de un millar de fluorescentes... todo se amontona de forma ordenada y separada en distintos acopios de la extensa parcela de Garellano que suma más de 53.000 m2. Afortunadamente, hay espacio y el operativo no causa problemas al entorno. El director de obra apunta que "hay distancia con las casas más cercanas y trabajamos en un solar exento con un perímetro amurallado perfecto". Alguna parte de este material ya ha sido enviada a gestores de reciclaje.
A lo largo del próximo mes se seguirá con la labor de retirada de los materiales aprovechables. Será a mediados de mayo cuando empiece la segunda fase de la operación, la más espectacular y complicada: el derribo de los inmuebles. Ya se han previsto las medidas necesarias para evitar afecciones. Cuatro máquinas telescópicas con cizallas mecánicas se encargarán de tirar las fachadas y muros interiores de los edificios.
Evitar afecciones al entorno Los técnicos son conscientes de que se levantará polvo en el proceso y que afectará sobre todo a los vecinos que viven en Luis Briñas y en la avenida de Montevideo, cuya trasera mira a Garellano. Por ello, los últimos bloques a demoler serán los dos que dan a Briñas y cuyas fachadas evitarán que salgan restos del derribo a la calle. Para el resto, se han previsto grandes lonas colgadas de una grúa para interrumpir la salida del polvo; y siempre se tendrán cañones de agua para bajar al suelo las partículas en suspensión. Tampoco afectará el derribo al servicio del tranvía que circula pegado a Garellano.
Todas las tejas, hormigón, ladrillos y azulejos que se generen en los derribos serán triturados en una gran máquina que se instalará en el patio central. Son los áridos, material inerte que Ría 2000 va a aprovechar para rellenar parte de la parcela de cara a su futura urbanización y la construcción de los rascacielos de viviendas previstos. "Es un doble ahorro -indican-, ya que no gastamos en el traslado de estos sobrantes, ni en la búsqueda de materiales para cubrir las zonas que necesitamos aquí". Un ejemplo de ello son los socavones que generen la extracción de los cinco depósitos de combustible enterrados y que daban servicio a los camiones de bomberos y los coches de policía. Se van a reutilizar hasta los pocos árboles que aportaban oxígeno al complejo. Ya se han retirado al vivero municipal varios limoneros y palmeras. Para otoño, cuando es mejor época, se trasplantará el viejo acebo que mira a Termibus. En Garellano todo se puede aprovechar.