Bilbao. Isabel Raluy es experta en los problemas generados por el ruido y miembro del Colegio de Abogados de Bizkaia. Afirma que "se han incrementado en Bilbao las denuncias por ruido, pero, de la misma manera, también se han multiplicado las formas de combatirlo".
¿Cuales son las fuentes de ruidos que más molestan a la ciudadanía?
En una ciudad como Bilbao, la hostelería, indudablemente, es una fuente muy importante de contaminación acústica. Por otra parte, y según datos del Ayuntamiento, las actividades que últimamente generan más expedientes son los locales de reunión, es decir, txokos, lonjas juveniles o sociedades gastronómicas. Pero hay que destacar que no solo generan expedientes de denuncia, también para pedir licencias y abrir locales. La gente busca nuevas formas de ocio. Ya sea por la crisis o por la ley antitabaco, en los últimos años el ocio se orienta alrededor de estos locales. Por otra parte, en los conflictos entre particulares, los más abundantes son las actividades como tocar instrumentos musicales, es decir, todo lo relacionado con la música.
Y en estos casos, ¿cuál es la solución para hacer convivir, por una parte, el derecho al descanso, y por otra parte, el derecho al ocio?
Con educación y respeto, aparte de la regulación normativa. El problema es que cada vez tenemos más conocimiento de nuestros derechos pero menos tolerancia a los umbrales de ruido y menos respeto por los demás. Y ahí es cuando surgen las denuncias.
¿Qué efectos nocivos causa en nuestro organismo este tipo de contaminación?
La exposición al ruido de forma continuada puede generar trastornos de todo tipo. Por un lado, problemas que afectan a la realidad social como pueden ser la irritabilidad o la agresividad. También trastornos psicofísicos de la persona: el estrés, la fatiga o el insomnio. Si las molestias persisten y se empiezan a notar alteraciones de comportamiento se debe acudir al médico de cabecera. Incluso hay estudios de la OMS que asocian la exposición al ruido a cardiopatías y a trastornos cardiovasculares. Junto con esto, las molestias ordinarias son más que habituales. Por otra parte, el ruido también genera una pérdida de valor en las viviendas. Una zona con contaminación acústica, ya sea industrial o de ocio, se deprecia indudablemente.
¿La gente tiene noción de que existe este tipo de contaminación?
La gente es muy consciente, cada vez más, de que el ruido existe y de que la contaminación acústica es una realidad. Al mismo tiempo, los ciudadanos son cada vez más conscientes de sus derechos; lo que no tienen muy claro son las vías que tienen que seguir.
¿Qué puede hacer una persona que sufre contaminación acústica? ¿Adónde puede dirigirse?
Lo primero es identificar el foco emisor del ruido y acudir al Ayuntamiento para tramitar una medición de ruido. Denunciando el foco emisor de ruido y hecha la medición, se debe acudir a un profesional para ver si la actuación debe ser por vía administrativa o vía civil. Por ejemplo, la Administración no interviene en las relaciones de vecindad ni en las actividades domésticas: estas están sometidas al Código Civil.
¿Por qué es tan difícil la regulación del ruido?
El ruido es un sonido y es algo físico, pero cuando se convierte en algo que te perturba o te molesta, es ese componente el que hace que el sonido pase a ser ruido. Para el ordenamiento jurídico es muy difícil regularlo. Existen unos parámetros, con una media de entre 30 y 35 decibelios; cuando se supera ese nivel máximo, ya se considera ruido. Pero es mucho más complejo que eso.
Pongamos un ejemplo. Los jóvenes de la lonja de debajo de mi casa no paran de hacer ruido y poner música a altas horas de la madrugada. ¿Qué puedo hacer?
En este caso, la lonja es una actividad sujeta a licencia municipal, como los txokos o las sociedades gastronómicas. Habría una denuncia, una medición, y podrían ocurrir dos cosas: si tienen licencia y se ve que no cumplen las condiciones, como las medidas de aislamiento acústicas obligadas, hacerles cumplir estas medidas. Y si el local no tiene licencia ni cumple las medidas, puede llegar a cerrarse.
Otro ejemplo. El vecino toca el piano durante todo el día y no puedo estar tranquila en casa. ¿Qué puedo hacer?
Hay que acudir a un servicio de intermediación, porque las herramientas ya no son tan simples. Ir a un profesional, que actúe como intermediario en el problema y que te aconseje.