En muchos de los caseríos vascos todavía se puede leer esta inscripción: gurera datorrena, etxekoa dugu (el que viene a nuestro hogar le consideramos de casa). El grupo Gurena ha hecho suya la expresión y la ha convertido en marca de la casa. En la apertura de su última residencia, ubicada en Txurdinaga, la empresa vizcaina quiere dar un paso más y abrir el centro también a personas que no están viviendo en él. A través de talleres y actividades compartidas, residentes y vecinos del barrio se beneficiarán de su compañía mutua: los primeros se sentirán más integrados en el entorno y los segundos conocerán, de primera mano, el día a día en una residencia para mayores. "Se abrirá una cafetería, va a haber servicios de rehabilitación, gimnasia, actividades sociales... todo ello abierto también a los no residentes", explicó el director del grupo, Josu Rekakoetxea.
Txurdinaga Gurena supone la cuarta infraestructura del grupo, tras los centros de Indautxu, Loiu y Derio. Con una de sus alas habilitadas en el antiguo colegio Santa María Micaela, ofrecerá más de 200 camas en una ubicación muy bien comunicada con el centro de la ciudad, un aspecto cada vez más valorado por los familiares de los usuarios. La residencia se ha configurado con un sistema modular, de forma que los residentes pueden ser agrupados en función de sus necesidades para mejorar la atención. Cada una de sus plantas funciona de forma prácticamente independiente: dispone de un amplio comedor y salón de estar, además de las habitaciones, la mayoría de ellas individuales y todas con baño propio, y auténticas joyas por su amplitud. Con unos 15 metros cuadrados de media, algunas de ellas disponen incluso de un pequeño estar junto a la entrada. Otro de los aspectos que más llama la atención es la luminosidad de las instalaciones, con enormes ventanales acristalados, terrazas, patios interiores e incluso un coqueto jardín. Sin olvidar una completa agenda de actividades y servicios, que incluyen peluquería, talleres y representaciones de zarzuela. El centro dispone además de un amplio equipo, de 120 trabajadores, que ofrecen una atención individualizada e integral. Todo para que los residentes se sientan "como en casa", según el director del grupo ayer en la inauguración, a la que también acudió la diputada de Acción Social, Pilar Ardanza, y el portavoz foral, Juan María Aburto.