BILBAO. El ocio nocturno se abre a las familias de Bilbao con la apertura en diciembre del primer servicio de noche de guardería de toda Bizkaia. La capital incorpora un modelo novedoso que en los últimos años se ha implantado de manera puntual en el Estado en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. La guardería Trastos da el primer paso aprovechando su privilegiada ubicación en la calle José María Escuza, a un paso de Licenciado Pozas, cita indispensable de la noche bilbaina.

Este centro, abierto desde hace cuatro años con un horario convencional, se ofrece como una tercera vía frente a los aitites o a las canguros. "Damos facilidades a los padres para que pasen un rato de ocio", señala su propietaria, Kusku Bolinaga. Esta iniciativa se estrenará de manera experimental el primer viernes de cada mes, a la espera de comprobar su aceptación para poder ampliar las jornadas. Las instalaciones tienen una capacidad de 20 plazas para pasar la noche.

Por horas o toda la noche El servicio se destina a niños con edades comprendidas entre los 1 y los 7 años en dos franjas horarias diferentes que cubren tanto las escapadas cortas como las que se prolongan hasta bien entrada la madrugada. Para las salidas reducidas al cine o a cenar, la guardería fija el horario de recogida a las 1.30 horas, aunque la salida se flexibilizaría hasta una hora más.

La segunda opción es la pernoctación en el local, retrasando la recogida del pequeño a la mañana siguiente a las 10.00 horas. En este caso, la guardería se encarga del desayuno de los menores. Para la cena, se pide a los progenitores que traigan la comida lista para servir caliente en un termo.

En la primera franja, la tarifa oscila entre los 40 euros para los niños matriculados y los 50 euros para aquellos menores que no lo están. Para la noche completa se cobrarán 60 euros para los niños usuarios del centro y 70 euros para el resto. En cualquier caso, todos los niños disfrutarán de una noche de diversión con el acceso al material lúdico de la guardería que incluye cuentos, juegos o películas de animación.

Kusku Bolinaga recurre a su propia experiencia vital como madre para justificar un servicio que cubre los agujeros de las redes familiares. "Los aitites están muy bien, pero hay gente que no puede recurrir a ellos porque están fuera y no tienen alternativa. Yo no tuve esa posibilidad", señala.

De aquella época recuerda su dependencia de sus hijos que marcó un cambio en su estilo de vida: "Me distancie de mis amigos y perdí el contacto, no acabas de desconectar nunca".

Aitas encantados Precisamente, esta dependencia de los recién nacidos ha facilitado una buena aceptación inicial de la propuesta entre los usuarios de la guardería. Este es el caso de Javier Astobiza, que a sus 49 años descubre los efectos de la paternidad. "Notas un cambio radical. De tener vida social pasas a hablar solo de pañales y de disponer poco tiempo para la pareja", señala cuando recoge a su hijo Jon.

Por este motivo, se muestra favorable a contratar el servicio. "Es una iniciativa novedosa que te permite dejar al hijo en un entorno habitual de confianza", señala. En su caso, no dispone de la alternativa familiar para el relevo en el cuidado. "Los abuelos son mayores y ya tienen más nietos. Esta opción me resulta más cómoda para no obligar a nadie", señala.

Entre los mayores que cada día se ocupan con más dedicación del cuidado de los nietos por las ausencias de los progenitores, la opción también ha sido bien recibida. Ese es el caso de Clara, que alberga sentimientos contradictorios sobre la atención de los pequeños.

"Me canso, pero no le digo nada a mi hija porque también me entretiene", reconoce. Esta amama señala que la propuesta ha despertado interés en el entorno de su hija. "Muchas de sus amigas peguntan por él", señala.

Por su parte, Begoña, que atiende a su nieto dos noches al mes, destaca que la iniciativa es atractiva tanto para los progenitores como para los txikis. "Para los pequeños pasar una noche fuera es como una excursión", opina.