Bilbao. La Ordenanza municipal de Uso del Espacio Público prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas y no alcohólicas en la vía pública siempre que no se hayan adquirido en un bar y lo sanciona mediante faltas leves y graves. La diferencia entre sanciones leves y graves radica en el impacto que su presencia causa en el entorno, las molestias vecinales, la suciedad y el desorden público. "Cuatro amigos haciendo botellón equivalen a una sanción leve, mientras que una grave sería un macrobotellón, un llamamiento multitudinario", matiza Oihane Agirregoitia, concejala del Área de Salud y Consumo de Bilbao. Sin embargo, según Gonzalo Mac Gragh, jefe del negociado de Drogodependencias del Ayuntamiento de Bilbao, "aquí no tenemos grandes botellones ni son tan frecuentes como en Andalucía o Valencia. Esto se debe también a la climatología. Si está lloviendo los jóvenes prefieren estar en las lonjas. Nuestro fenómeno son las lonjas". Aun así, según el estudio Euskadi Drogas 2010, existe un pequeño porcentaje de jóvenes que practica botellón. "La mayoría de los jóvenes de entre 18 y 34 años, es decir, ocho de cada diez, no hacen botellón nunca o lo hacen esporádicamente", expone Mac Gragh. Aquellas personas que incurren en una falta leve de esta normativa se enfrentan a sanciones de hasta 700 euros o, si se trata de la primera penalización, se les da la posibilidad de participar en un curso preventivo sobre el consumo de alcohol. Otra alternativa es que realicen trabajos sociales, "aunque por el momento esta opción está sin desarrollar", indica Agirregoitia.
El área de Salud y Consumo recibe un listado de las personas descubiertas por la Policía Municipal de Bilbao bebiendo en la calle. "Lo que se hace, y sobre todo en el caso de menores, es remitir una carta a sus padres para informarles de que han sido sorprendidos bebiendo y de que tienen la posibilidad de asistir a un curso en el área como alternativa a la multa", explica la concejala.
El pasado año, el área envió 75 cartas informativas; entre ellas, 49 personas optaron por asistir al curso. Este año, de los 160 expedientes sancionadores registrados por consumo de alcohol en la vía pública, 57 personas han solicitado participar en el curso formativo. "Esto significa que un 35% de las personas sancionadas en 2011 quieren asistir al curso contra el botellón", explica Mac Gragh. La edad media de los asistentes a los talleres es de 19 o 20 años. "Hay personas desde los 15 años hasta los 37 años que han sido sancionadas", matiza el jefe del negociado de Drogodependencias. "Aunque en Aste Nagusia ha subido la media de edad y se ha visto a personas de 30 y 35 años que estaban de botellón. En parte se cree que es debido a la situación económica", explica la edil.
Los talleres, impartidos por profesionales de la asociación Ortzadar, se componen de cuatro jornadas con dos horas de clase y se dividen por edad, ya que la problemática y las expectativas de los alumnos son diferentes. "El objetivo es crear un espacio grupal de reflexión con los jóvenes de una manera muy dinámica y participativa, y el cambio de actitud es impresionante", indica Mac Gragh. Durante las clases se analiza la ordenanza; se habla sobre la juventud y la adolescencia; se debate sobre qué significa salir de marcha y qué se puede hacer sin poner en riesgo la salud, y se informa de las consecuencias del consumo de alcohol. "Para que los jóvenes tomen conciencia y se hagan responsables de sus actos", afirma Mac Gragh.