Bilbao. Los pilares sobre los que se sostiene el caso Kukutza continúan tambaleantes. Después de la agitación de una última semana en la que se ha conocido la firma de la orden de demolición del edificio por parte del Ayuntamiento y se ha activado el estado de alarma ante un posible desalojo, los ocupantes del gaztetxe han anunciado nuevas movilizaciones y afirman estar estudiando la demanda "a varias instituciones implicadas" si el recurso que han interpuesto contra el derribo no fructifica.
Los trámites correrían a cargo de la asociación de vecinos del barrio Rekaldeberriz, quien ha comunicado, además, que han ampliado durante esta semana la petición de protección del edificio ante el Gobierno vasco que ejercieron el pasado julio, con el fin de que, en caso de que sea aceptada, el proceso de demolición sea suspendido por el tratamiento del edificio como bien cultural.
Durante la tarde de ayer tuvo lugar la primera de las reivindicaciones programadas por Kukutza, mediante una concentración con cacelorada incluida en la plaza de Rekalde, de la que los responsables han extraído "una valoración muy positiva, un ejemplo de cómo el barrio participa y se involucra". El gaztetxe cuenta con el apoyo explícito de la citada asociación vecinal, quien ha afirmado estar realizando gestiones de cara a movilizar "a decenas de profesores y profesoras de la UPV-EHU, educadores y profesionales a fin de que participen en la resistencia". Según la asociación, un solo día después de la convocatoria, cuentan ya con numerosas confirmaciones de profesores que han accedido a protestar en su favor a través de la impartición de clases dentro del propio Kukutza.
Además, han realizado un llamamiento a todos los vecinos para que estén "atentos y salir a la calle a defender Kukutza de forma creativa y no violenta", siguiendo así la misma línea de "resistencia pasiva" que habían anunciado los responsables ante las posibles acciones relacionadas con el desalojo del centro. Sin ir más lejos, la apertura de la Supersur esta misma mañana les ha servido como vía de protesta, mediante una caravana de coches que ha "inaugurado" a su manera la nueva variante vizcaina.