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Una rúbrica de altura

Durante todo el día de ayer, Iberdrola probó la eficacia de los luminosos que identificarán la torre

Una rúbrica de alturaFoto: Jose Mari Martínez

CON tiento, casi al milímetro y con la letra más pequeña y liviana, la I. Iberdrola inició ayer, tal y como adelantó DEIA el domingo, la colocación de los luminosos que firmarán su rascacielos en Abandoibarra. La operación de ayer es una prueba piloto para determinar el color que se le dará a la marca que se enseñoreará en dos de las tres fachadas de la torre. Para ello se utilizaron dos íes mayúsculas, la inicial de Iberdrola, una vestida de blanco y otra de verde, los dos tonos que utiliza la multinacional para identificarse. Las dos letras fueron elevadas poco antes de la diez de la mañana con la grúa adosada por detrás del monolito hasta la azotea, a 165 metros de altura. Después y utilizando la barquilla ya instalada para limpiar las fachadas, dos operarios se encargaron de colocar cada letra en su lugar. La I blanca se instaló en la cara oeste, la que mira al Palacio Euskalduna, y la verde en la fachada este, la que se asoma al Museo Guggenheim. Las maniobras no fueron complicadas y en todo momento fueron vigiladas por varios responsables de la obra, entre ellos Javier Urruchua y Axel Zemborain, uno de los principales arquitectos colaboradores de César Pelli, el diseñador del acristalado rascacielos. Fuentes de la eléctrica indicaron que "hemos aprovechado su presencia estos días aquí para concretar cuál de los dos colores quedará mejor". De momento, no se han decantado. Tras colocarlas y comprobar a la luz del día su visibilidad desde diferentes puntos de la ciudad se esperó a la noche para ver qué luminoso, el blanco o el verde, destacaba más. "La decisión se tomará en breve", indicaron ya que la intención es que a lo largo de la semana próxima se instalen los dos nombres. "Cuando se decida el color será fácil sustituir el que se deseche ya que será cambiar solo el metacrilato que compone la superficie de cada letra", explicaron. A los dos rótulos acompañarán sendos logos de la compañía, compuestos por una hoja verde, la gota de agua azul y la llama de gas naranja. Este símbolo será el más pesado del todo el conjunto, alcanza los 585 kilos él solo, mientras que las letras cuenta con un peso que va desde los 67,4 kilos de la delgada I instalada hoy, hasta los 165 kilos de la gorda B que le acompaña a continuación. Cada letra tendrá 2,35 metros de altura y todo el conjunto suma una anchura de casi 26 metros. La colocación en las fachadas de cada rótulo será diferente. Los dos se anclarán a la altura de la anteúltima planta, pero mientras que en la fachada que mira al Guggenheim, la firma se acercará al vértice central que se asoma a la calle Elcano; en la cara contraria, el conjunto se ubicará en la parte más alejada del afilado vértice. Los técnicos no han dejado nada al azar. Los soportes de acero inoxidable que aguantarán las firmas se han calculado tanto para que aguanten los casi 1.800 kilos que pesan cada rótulo como para que soporten las cargas que el viento produzca sobre su superficie que suma en total poco más de 40 metros cuadrados. ¡Ah! Y como buena empresa que vende ecología, la iluminación del rótulo se efectuará mediante leds, una tecnología que ofrece con un consumo menor.