Bilbao. El nuevo barrio de Bilbao lucirá un aspecto renovado. Tras entrar a formar parte del ordenamiento municipal, el Ayuntamiento tiene carta blanca para acometer en Masustegi las reformas que los vecinos llevan años demandando. Nuevos y mejores accesos al barrio, una pavimentación moderna, nuevas redes de saneamiento, agua y alumbrado, elementos de mobiliario urbano, la instalación de gas natural... Un lavado de cara completo en el que el Consistorio bilbaino invertirá nueve millones de euros -el Gobierno vasco subvencionará el 10% del total a través del programa Hiriber- y que se traducirá en una mejora de la calidad de vida de sus habitantes. "Este es el proyecto de rehabilitación más ambicioso del Ayuntamiento", asegura José Luis Sabas, concejal de Obras Públicas.
La zona que rodea la iglesia será la parte de Masustegi que primero experimentará el cambio. "Es donde mayor insistencia han puesto los vecinos", indica el concejal mientras subraya que, al establecer el proyecto de reforma, siempre se ha contado con la opinión de las casi 3.000 personas que habitan el barrio. Así, con la actuación municipal, las estrechas calles que unen actualmente las viviendas de este barrio alto se renovarán, así como las hileras de escaleras que forman parte de su paisaje. Para ello, según detalla Sabas, "se colocarán nuevas barandillas y pasamanos para que los vecinos puedan transitar más cómodamente y seguros".
Pero este no será el único cambio. Masustegi también eliminará de su fotografía el tendido eléctrico y de telefonía que, actualmente, es aéreo. Una realidad que, además del negativo aspecto visual, genera, según indica el concejal, problemas de acceso a vehículos de emergencia. "Muchos de los vecinos hicieron una instalación eléctrica casera. No es que sea una infravivienda, pero lo tenemos que arreglar", asegura. Las redes de saneamiento, agua potable, las bocas de riego y el alumbrado público comparte el mismo destino, la renovación.
Y, aprovechando esta iniciativa, el Ayuntamiento acercará el gas natural a Masustegi, instalando la insfraestructura necesaria para su futura colocación. "De esta forma, los vecinos tendrán todos los servicios a pie de casa", explica Sabas.
Año y medio La primera fase de las obras -la segunda está todavía sin determinar en plazos ni obras- comenzará a principios de 2011 y está previsto que finalice a mediados de 2012. Pero el proceso puede alargarse. Y es que la propia orografía del legalizado barrio, en pendiente y con calles muy estrechas, dificulta la ejecución de los trabajos. "No pueden acceder máquinas, así que los obreros deben trabajar a mano, cargando con los sacos de escombro al hombro, como antaño", remarca el concejal. Un detalle, este último, que multiplica por tres el costo total de la actuación. "Además, las aceras son muy estrechas porque los propietarios aprovecharon prácticamente todo el espacio para construir sus casas, así que tenemos que trabajar con mucho cuidado y muy bien para no picar en un lugar que haga peligrar los tabiques", subrayó.
Y es que esa es una de las máximas de esta rehabilitación: respetar cada una de las viviendas. "No queremos llevar a cabo una renovación traumática porque pretendemos mantener el barrio y eso es lo más difícil", explica Sabas. Por eso, precisamente, la idea de eliminar barreras de altura a través de escaleras mecánicas o ascensores es impensable para Masustegi. "No caben, las aceras son tan estrechas que deberíamos tirar alguna casa y por ahí no pasamos", subraya.
Las cuestas continuarán siendo, por lo tanto, la característica principal del barrio. Pero a éstas se les añadirán bancos, papeleras y jardineras. Así, se embellecerá el entorno y se crearán zonas de esparcimiento donde los vecinos puedan descansar. "El objetivo de esta obra es humanizar el barrio y mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Después de mucho tiempo trabajando por esta rehabilitación, acogemos el proyecto con mucha ilusión", concluye Sabas.