Podía tomarse la contienda como la crónica de una derrota anunciada, pero al menos el Surne Bilbao Basket tuvo el arrojo y la entereza suficientes para oponer resistencia al todopoderoso Real Madrid durante más de treinta minutos a pesar de comparecer en el feudo del líder de la Liga Endesa sin ninguno de sus pívots, brutal hándicap ante todo el armamento de destrucción masiva con el que cuentan los blancos en posiciones interiores, con Walter Tavares como principal elemento desestabilizador. Hasta el 65-58 a 8:26 de la última bocina llegó la resistencia de los hombres de negro antes de que el vendaval blanco desatara todo su potencial y acabara arrasando a los de Jaume Ponsarnau (88-70), que entre la ausencia de Tryggvi Hlinason y Marvin Jones, el sopapo de 19 puntos recibido cuatro días atrás en Dijon y la cercanía del duelo de vuelta de las semifinales de la FIBA Europe Cup en el que buscarán el milagro deportivo gestionaron la siempre desagradable visita al dentista como buenamente pudieron.
El conjunto visitante, brutalmente inferior en las distancias cortas e intermedias a pesar de que Amar Sylla y Bassala Bagayoko hicieron lo que pudieron como cincos de urgencia, intentó sobrevivir a base de lanzamiento exterior (11 de 25, 44%), pero sus argumentos fueron netamente inferiores a los que tenía en su libreto Chus Mateo. El conjunto blanco se tomó el partido con calma hasta que entre Tavares (27 créditos de valoración con 11 puntos y ocho rebotes) y Sergio Llull, con tres triples, empezaron a desnivelarlo en el tercer acto para que Serge Ibaka lo hiciera saltar por los aires en el último con 11 de sus 19 puntos. Entre los de Ponsarnau, Sylla llevó la voz cantante en ataque (13 puntos) sintiéndose mucho más cómodo activando muñeca desde el perímetro que fajándose en la pintura, con la colaboración de Thijs De Ridder, que aportó 10, guarismos absolutamente insuficientes por la escasa colaboración del resto, que aportó de manera demasiado racheada. Finalmente, el 73% de los blancos en tiros de dos puntos, faceta del juego en la que casi doblaron a su rival (46 puntos a 24), marcó diferencias.
RESISTENCIA
Los problemas interiores del conjunto vizcaino quedaron al descubierto desde el arranque. Con Tavares encontrando todo tipo de facilidades en las cercanías del aro, los de Mateo dominaron desde el salto inicial, hasta el punto de que con 11-2 Ponsarnau optó por cambiar a todo su quinteto en cancha. Fuera Frey, Domínguez, Dragic, Gielo y Sylla; dentro Pantzar, Abdur-Rahkman, Cazalon, De Ridder y Bagayoko. Los visitantes se vieron revitalizados con esta apuesta (11-7) y aunque los anfitriones conquistaron casi de inmediato su primera ventaja de dobles dígitos (17-7) apostando de manera descarada por abastecer a sus interiores los hombres de negro tiraron de orgullo y muñeca para no descomponerse. Con dos triples de De Ridder y Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, el esfuerzo de Bagayoko y una canasta casi sobre la bocina de final de acto de Kristian Kullamae, el 22-17 transcurridos los primeros diez minutos podía darse por bueno.
Con mucha mayor compostura en su juego, los de Jaume Ponsarnau intercambiaron golpes sin mayores problemas con los blancos, gracias a otros dos triples de Tomasz Gielo y Malcolm Cazalon, e incluso desperdiciaron tres ataques para colocarse por delante en el marcador. Lo lograron finalmente gracias a una canasta de Melwin Pantzar (27-28) a cinco minutos y medio del descanso e incluso tuvieron la oportunidad de fabricar un pequeño colchón, pero no estuvieron acertados a la hora de aprovechar los minutos de exceso de relajación del Real Madrid, acumulando pérdidas, errando desde la larga distancia y dejándose incluso alguna bandeja por el camino. Finalmente, al ecuador de la cita se llegó con empate a 34 puntos.
DIFERENCIAS
Tras la reanudación, el Surne Bilbao Basket todavía gozó de un par de ventajas (hasta el 38-40) aprovechando los triples de Sylla y Cazalon, pero el Real Madrid fue poco a poco llevando el partido a su terreno aprovechando los puntos de Llull y el trabajo de Tavares debajo de los dos aros. Al conjunto vizcaino empezó a hacérsele muy complicado sumar puntos, fallando incluso Rubén Domínguez y De Ridder tres tiros libres consecutivos. Así las cosas, el conjunto blanco encontró vía libre para lanzar su demarraje: del 38-40 al 52-43. Los hombres de negro intentaron resistir sobre el alambre con los puntos exteriores del alero gaditano y Zoran Dragic, pero el 63-52 a diez minutos del final tras nuevo triplazo de Llull y respuesta agónica de Sylla a un palmo del aro dejaba ya la contienda muy cuesta arriba.
La resistencia final llegó desde la distancia triple de la mano de Sylla y Gielo (65-58 a 8:26 del final), pero Ibaka, con seis puntos seguidos fruto de un triple a tabla y una acción de dos más uno, acabó con cualquier esperanza. El parcial de 12-0 de los blancos para impulsarse hasta el 77-58 ya no tuvo vuelta atrás. Sin fuerza ni argumentos, el Surne Bilbao Basket intentó alcanzar el final de partido sin que el marcador final en contra fuera demasiado escandaloso. Lo consiguió a medias y ahora sus menguadas fuerzas se centran ya en el miércoles y en la búsqueda del más difícil todavía que protagonizará contra el Dijon para poder optar a la segunda final continental de su historia.