No está siendo una temporada sencilla para Álex Reyes. Tras una pretemporada notable, un bache en sus niveles de acierto de cara al aro rival hizo que perdiera minutos y protagonismo en la rotación de Jaume Ponsarnau. Sin embargo, ha sabido recuperar su papel y volver a ser importante para el colectivo. “Estoy muy contento y orgulloso de haber reaccionado a esta situación como lo he hecho”, asegura.

¿Qué sabor de boca deja un triunfo como el del pasado domingo ante el Baskonia?

Fue un subidón. El equipo está ofreciendo una sensaciones mucho mejores que meses atrás. El parón de febrero nos vino muy bien a nivel mental y físico para desconectar y ahora estamos conectando muy bien con Miribilla. Nos estamos haciendo muy fuertes en casa.

¿Cómo es vivir esos nueve segundos finales desde la cancha? Un derbi, en casa, última posesión a vida o muerte…

Yo cuando salgo a pista en esos momentos no me doy cuenta realmente de dónde estoy, estoy plenamente centrado en esos nueve segundos y en sacar el partido como sea. Cuando entra el triple de Kullamae hay un estallido, se siente como un bombazo de ruido, ves gente saltando y moviéndose. Ahí es cuando dices: “¡Hostia, lo que acaba de pasar; qué barbaridad!”. Fue un pelotazo.

El equipo está inmerso en una fase de temporada de emociones fuertes. Ahora, una semifinal continental. Ni más ni menos.

Tal cual. Contra un equipo que a priori es desconocido pero que en Alemania está muy arriba en la liga, con jugadores cuyo nombre puede no llamar tanto la atención pero con unos resultados y un mérito enormes. Viendo cómo juegan son un rival muy a tener en cuenta que nos va a poner las cosas muy difíciles. Pero es una semifinal, el primer partido es en casa y la afición juega con nosotros. La gente que venga que tenga claro que vamos a darlo todo y que vamos a salir a morder para viajar a Alemania con la mayor ventaja posible.

“Si queremos tener opciones contra el Niners Chemnitz tenemos que igualar sus niveles de intensidad, velocidad y dureza”

¿Qué le parece el rival?

Lo que más llama la atención es que es un equipo pequeño pero muy rápido, que presiona muchísimo y juega muy duro. Por lo tanto, lo primero que tenemos que hacer es igualar su nivel de velocidad, intensidad y dureza si queremos tener opciones. Es un equipo muy compensado, con exteriores muy fuertes y rápidos que pueden defender a rivales de diferentes posiciones. Va a ser una muy buena prueba.

Parece el típico equipo que uno se encuentra en estas competiciones continentales, pero con sus cualidades muy bien engrasadas.

Es que ya estamos en un nivel en el que los cuatro equipos que quedamos somos de muy buen nivel. Tenemos que esperar que un equipo alemán en una semifinal europea sea aguerrido, ordenado, todos sus jugadores conocen y asumen su rol y lo aplican a la perfección.

Cuando se ve la brutal autoridad con la que eliminaron al Casademont Zaragoza en cuartos se encienden las luces de aviso…

Es una clara señal de aviso. Sabemos de lo que son capaces. Contra el Zaragoza nosotros sufrimos en los dos partidos ligueros y que ellos les zarandeasen entre comillas de esa manera a domicilio es un claro warning. Pero nosotros tenemos la lección aprendida en este tipo de situaciones. Tenemos que salir duros porque de lo contrario cualquier equipo te pasa por encima. Eso lo tenemos que mostrar en este partido desde el primer segundo.

Las eliminatorias a ida y vuelta son extrañas en el baloncesto.

Y más a estas alturas de competición. Al final hay dos partidos y lo que pasa en uno es independiente de lo que pase en el otro. El claro ejemplo es lo que ocurrió en la anterior ronda con el Oporto y el Bahcesehir. El Oporto estaba muy cómodo en casa, viajó a Turquía y se desplomó. Nosotros tenemos claro que en casa nos tenemos que hacer fuertes y que si podemos ganar por diez mejor que por ocho. Todo el equipo está convencido de esto. Trabajamos con la mentalidad de morder desde el primer minuto.

Toca exprimir estos primeros cuarenta minutos en casa porque al menos hasta ahora el rendimiento del equipo baja bastante fuera.

Es una cruda realidad que tenemos a día de hoy. En casa nos estamos haciendo muy fuertes pero fuera tenemos que subir el nivel. Por eso será importante sacar el mejor resultado posible en Bilbao. Somos conscientes de que es un debe que tenemos e intentamos mejorar. En Granada la imagen del equipo fue diferente a pesar de no ganar. Creo que jugamos más con la idea que quiere el entrenador, con más ritmo y versatilidad en el juego. Eso sí lo aplicamos en casa y hemos sacado muy buenas victorias.

¿Les cambió mucho el nivel de confianza y mentalidad la gran remontada ante el Legia?

Fue una inyección de adrenalina ver que fuimos capaces de pasar de un -19 a un +28. Como equipo te da un subidón. Ver que todo el equipo va a una, los jugadores de inicio y del banquillo salen a morder desde el primer segundo… Eso a la afición también le contagia. Llegamos a Bilbao con la mentalidad de que se podía remontar, de que no íbamos a bajar los brazos, y nos llevó quince minutos igualar la eliminatoria.

“El equipo tiene ahora más vitalidad; funcionamos mejor, con muchos más jugadores sumando e incluso se ve más chispa y alegría al entrenar”

¿Tiene en estos momentos el equipo un plus de confianza, de ánimo?

Yo diría que tenemos un chispazo más. El equipo tiene más vitalidad. Quizás sea por los cambios en las rotaciones, por el parón, por las situaciones en las que nos hemos visto… El caso es que el equipo ahora mismo funciona mucho mejor, con muchos más jugadores sumando. Se ve un equipo más vivo, más pegado a la afición, incluso en los entrenamientos se nota más esa alegría o esa chispa que nos ha faltado en otros momentos, sobre todo en enero o febrero. El hecho de ganar ayuda mucho, el efecto bola de nieve. Ahora queremos aprovechar que esa bola se ha hecho grande. Las sensaciones son muy positivas y el equipo está alegre y feliz. Por ejemplo, el lunes, tras ganar contra el Baskonia, disfrutamos muchísimo del entrenamiento.

“Estoy contento de no haber bajado los brazos en ningún momento y cuando me ha vuelto a llegar la oportunidad la he aprovechado”

¿Cómo está viviendo usted todo esto desde el plano personal? Está siendo una temporada…

… con muchos altibajos. Es así. En pretemporada las cosas me salieron muy bien, arrastrando una dinámica positiva que venía de la campaña anterior, pero a mitad de curso las cosas no me terminan de salir, fichan a un jugador nuevo y mi situación personal cambia. Yo de lo que estoy muy contento y orgulloso es de haber reaccionado a esta situación como lo he hecho. Me ha costado, me ha llevado mis dos, tres o cuatro semanitas difíciles de asumir la realidad, pero estoy contento de no haber bajado los brazos en ningún momento y cuando me ha vuelto a llegar la oportunidad la he aprovechado, demostrando a entrenadores y compañeros que puedo hacer muchas cosas y ayudar a que el equipo gane partidos. De aquí a final de temporada mi mentalidad va a ser la misma, la de ir a cada entrenamiento y a cada partido a morder. Mi entorno también me ha ayudado mucho a revertir esa situación.

¿Su chispazo particular fue el partido de Granada?

En un momento como ese (29 puntos, 8 de 10 en triples) se te abre el cielo. Es que ya me pesaban hasta los tiros libres. Vas a la línea, no te entran y no le encuentras explicación. Todo tiene que ver con uno mismo, con no arrastrar buenas sensaciones, no encontrarte bien en los entrenamientos, no encontrar tu lugar en los partidos… Tienes que ser consciente de que es una etapa, que hay que sobreponerse a ella y llevarlo lo mejor posible. El partido de Granada fue algo extraordinario. Un nivel de acierto así no sé si se ve demasiadas veces en una carrera deportiva, pero a mí fue algo que me levantó de una situación complicada. Ahora la mentalidad es diferente, motiva mucho ver que uno es capaz de hacer cosas así aunque soy consciente de que será difícil repetirlo.

¿Está el equipo en su mejor momento de la temporada?

Yo creo que sí. Es un momento en el que todos hemos terminado de comprender nuestro rol personal dentro del equipo. Esto no es responsabilidad de nadie, es un proceso de adaptación de unos con otros, de conocernos. Todo va de la mano. Haber sido capaces de superar juntos malos momentos, sumar tres o cuatro victorias importantes como la del Legia… Todo eso ha hecho del equipo una piña auténtica. En los entrenamientos ves esa química entre los jugadores, en los partidos ves que el banquillo está conectado, hay buena relación entre todo el grupo, entrenadores y jugadores… Es el mejor momento del equipo y tenemos que exprimirlo al máximo. Vamos a intentar rascar la victoria en casa ante el Chemnitz, la mejor que podamos. Y si no podemos, iremos a Lugo a intentar hacer lo mismo.

Quizás este es el momento de intentar tener ambición…

Hace semanas decía que estábamos a seis partidos de conseguir algo grande. Ahora estamos a cuatro, vamos acercándonos. El rival es de gran nivel, lo sabemos muy bien , pero este Bilbao Basket también está bien. Que nadie se relaje con este Bilbao Basket. Y en la Liga Endesa la lástima es que la diferencia entre nosotros y el siguiente equipo es de tres partidos. El objetivo es sumar el mayor número de victorias posible, mejor acabar con catorce que con trece. Hay que ir a por cada partido. No nos ponemos ni objetivos ni límites. Tenemos que aprovechar al máximo nuestro buen momento.