La ACB vive una de las temporadas más igualadas que se recuerdan, tanto que a dos jornadas del final de la primera vuelta apenas hay cuatro equipos clasificados matemáticamente para la Copa y solo dos de ellos, el Real Madrid y el Unicaja, tienen asegurada la condición de cabeza de serie. El Surne Bilbao Basket, con esas seis victorias que a muchos se les antojan escasas, todavía tiene opciones de llegar a la cita de Málaga en febrero, pero son tan escasas que su objetivo está en tratar de alcanzar en estos partidos que se intercalan en el cambio de año, y aprovechando el parón en la competición europea, una posición más tranquila en una tabla que aprieta, pero aún no ahoga.

En los duelos prenavideños, se produjeron siete victorias de los equipos visitantes en una de las jornadas menos propicias que se recuerdan para los locales y al menos los hombres de negro pudieron salvarla. Quitando al Real Madrid por arriba y al Palencia por abajo, todo está muy comprimido y antes de la decimosexta jornada que empezó ayer entre el tercer clasificado, el Barça, y el decimocuarto, el Bilbao Basket, había solo cuatro victorias de distancia. Hace un año eran siete. Esto justifica la inquietud que se había instalado alrededor del equipo vizcaino con la racha de ocho derrotas en nueve partidos.

Del mismo modo, los bilbainos están a la misma distancia del segundo puesto de descenso que ocupa el Breogán que de la zona de play-off. Salir de ese atasco es lo que tratará de conseguir el equipo de Jaume Ponsarnau, que en las próximas tres jornadas se enfrentarán al Palencia, el Manresa en Miribilla y el Andorra. Lo normal sería pensar que el Bilbao Basket ha recorrido ya la mitad del camino hacia la meta prioritaria de la permanencia, pero cada temporada es una historia diferente y en esta hay motivos para ver la botella medio llena o medio vacía, al menos hasta que ese amplio pelotón no se disgregue y cada cual se sitúe en el lugar que le toque defender en el tercio final del curso.

La última victoria ante el Girona ha tenido que sumar confianza y tranquilidad para el trabajo diario de Ponsarnau y sus jugadores, algunos de los cuales tienen que recuperar su mejor versión. En este sentido, el regreso de Hlinason tras su lesión tiene que ayudar a que el equipo mejore sus prestaciones en los dos lados de la cancha, también en ataque por la atención que el pívot islandés puede generar cerca del aro si el movimiento de balón es el adecuado. Este mismo sábado Hlinason tiene que ser importante para contener a Pasecniks y Haarms, las dos torres del Palencia que forman una de las parejas de cincos con más centímetros de la liga.

Después, llegará el duelo ante el Manresa, un equipo de un estilo muy similar al del Girona y que llegará a Bilbao con opciones de meterse en la Copa, y para abrir la segunda vuelta los hombres de negro tendrán que visitar al Andorra, el otro recién ascendido que acumula ocho derrotas consecutivas tras un buen inicio de campaña y empieza a hacer retoques en su plantilla en busca de la reacción. El Bilbao Basket, en cambio, ha capeado el temporal sin mover sin ninguna pieza. Varios equipos están buscando refuerzos desde hace semanas, pero el mercado está complicado para todos, más para un club con el presupuesto con la capacidad de gasto muy limitada.

Junta de accionistas

Precisamente, el Bilbao Basket celebrará hoy a partir de las 17.00 horas en el Hotel Gran Bilbao su anual junta de accionistas en la que el consejo de administración dará cuenta de la situación económica de la entidad, que sigue estando muy apretada y condicionada por la deuda que se arrastra en los últimos años. Como suele ser habitual, se someterá a la aprobación de los accionistas las cuentas del ejercicio cerrado a 30 de junio de 2023 y el presupuesto para la temporada 23-24, además de otros asuntos internos.