El Bilbao Basket sigue siendo dueño de su futuro en una lucha por la salvación que continúa siendo complicadísima, pero a la que los hombres de negro se aferran con uñas y dientes, resistiéndose a hincar la rodilla pese a llevar ya varias semanas caminando sobre el alambre sin existencia de red de seguridad. El conjunto vizcaino se sacó ayer martes de la chistera un auténtico partidazo para derrotar al Hereda San Pablo Burgos, todo un bicampeón de la Basketball Champions League, merced a una actuación magnífica, brillante en muchos momentos y muy difícil de ver en un conjunto que carga con una enorme presión a su espalda. Los de Álex Mumbrú fundamentaron su victoria en un notable segundo cuarto defensivo y, sobre todo, en un tercero en el que su brutal explosión anotadora (37 puntos) les permitió llegar a los diez minutos finales con 21 puntos de ventaja (77-56). Ese acto final fue de pura resistencia, con un Vitor Benite absolutamente desatado en esa franja de la contienda, pero el extraordinario choque protagonizado por Ludde Hakanson y Jaylon Brown llevando el peso anotador (23 y 25 puntos respectivamente), con John Jenkins y Arnoldas Kulboka aportando canastones en momentos de auténtica necesidad, acabó teniendo recompensa. El cuadro bilbaino suma ya nueve triunfos, los mismos que el Movistar Estudiantes. Si los colegiales pierden el viernes contra el propio conjunto burgalés, solo necesitaría sumar un éxito más (visita mañana al Real Madrid y recibe al Joventut el domingo). Si su rival en la pugna por la salvación gana, será imperativo sacar adelante los dos.

La tarde arrancó con los hombres de negro haciendo pasillo a los de Joan Peñarroya como reconocimiento a su gloria continental y el duelo amaneció con mucho ritmo. Tras dos minutos iniciales repletos de fallos por parte de ambos equipos, la propuesta de cada uno quedó pronto muy clara. Mientras que el Burgos apostó por llevar la bola a las cercanías del aro bilbaino, para lo que no encontró demasiados impedimentos, y activar a Jasiel Rivero (diez puntos en los ocho primeros minutos), el juego ofensivo de los anfitriones se fundamentó casi de manera exclusiva en el lanzamiento de tres puntos durante esos compases. Mientras entraron los misiles de Kulboka y Jenkins, los de Mumbrú se defendieron en el marcador (14-11), pero en el momento en el que los fallos cayeron en cascada (3 de 12 desde los 6,75 en el primer acto, con solo cuatro tiros de dos puntos), el partido pasó a ponerse de cara para los de Peñarroya, que cerraron los diez minutos inaugurales con un 16-20 y 12 puntos en la pintura.

Sin embargo, los anfitriones comenzaron a apretar sus engranajes defensivos, dominando además el rebote, y el Burgos perdió fluidez, acumulando errores no vistos en el primer acto. Dos triples de Brown y Jenkins devolvieron el control a los hombres de negro (24-23), que acto seguido enlazaron hasta cuatro pérdidas seguidas, quedando frustrado el intento de demarraje que su buen trabajo atrás merecía. Los puntos a la carrera de Xavi Rabaseda fueron el único sostén ofensivo de los de Peñarroya ante la enérgica defensa de los hombres de negro, que con Brown hiperactivo en ambas canastas alcanzaron el descanso con un interesante 40-34 que incluso habría podido ser mayor sin sus ocho pérdidas en el segundo acto.

Explosión

En la reanudación, una salida en tromba de Hakanson, con ocho puntos en poco más de tres minutos, disparó al Bilbao Basket hasta el 50-37 y, cuando parecía que los visitantes volvían a entrar en el partido, otro parcial de 8-0 con dos nuevos triples del base sueco colocó un extraordinario 58-41 en el ecuador del tercer cuarto. Los de Mumbrú defendían con uñas y dientes y los triples de Ioannis Athinaiou y Kulboka sirvieron para desatascar los momentos atacantes con menor fluidez, marchándose la renta hasta los 21 puntos a diez minutos del final (77-56) con los hombres de negro castigando a la perfección las tres técnicas señaladas a Peñarroya (expulsado) y Omar Cook y una canasta de Regimantas Miniotas sobre la bocina final de un cuarto en el que los locales anotaron 37 puntos. Ver para creer.

Pero al partido le quedaba aún recorrido y el Burgos no estaba dispuesto a dejarlo escapar sin oponer resistencia. Al Bilbao Basket le hizo cierto daño verse tan cerca de un triunfo vital y su atasco en ataque lo aprovecharon los visitantes, espoleados por un entonadísimo Benite, para arrancar el último cuarto con un 3-13 en poco más de tres minutos y acercarse hasta el 80-69. Cada ataque bilbaino empezaba a ser una tortura y todo lo que el aro tragaba poco antes lo escupía en el momento clave, incluso una bandeja de Hakanson. Los puntos de Kulboka ejercían de tabla de salvación, pero el Burgos no paraba de recuperar terreno pasito a pasito (84-77 a tres minutos del final) con Benite totalmente desatado. Pese al triple de Brown, la agonía no cesaba (87-81), pero otro misil lejano de Jenkins para el 90-81 resolviendo una jugada espesísima supuso el oxígeno definitivo para los anfitriones, que acabaron eufóricos, sabedores de que siguen siendo dueños de su futuro.