UANDO un equipo se encuentra en una situación clasificatoria tan complicada como la del Bilbao Basket, envuelto en plena lucha por la supervivencia, no suele haber un único factor desencadenante. Acostumbra a haber una suma de circunstancias que desembocan en que la máquina no carbure. En el caso del conjunto vizcaino ha habido lesiones de larga duración, problemas con la aclimatación de varios jugadores, desajustes estructurales y de aptitud en el trabajo de retaguardia y también asuntos ambientales. Al conjunto de Álex Mumbrú le falta su Álex Mumbrúmarea negra Su efervescencia, su empuje. Su ánimo en los momentos necesarios e incluso también algún reproche que le haga reaccionar y ponerse las pilas durante los bajones de tensión. Le falta su ruido. Su calor y cercanía.

Es cierto que los pabellones vacíos, gélidos hasta el más absoluto de los desánimos, provocados por la pandemia del covid-19 no le han venido bien a ningún equipo, que jugar envuelto en una atmósfera que acompaña favorece a cualquiera, pero a tenor de los números el Bilbao Basket ha sido el más perjudicado no solo cuando se le compara con el resto de escuadras de la Liga Endesa sino también con rendimientos propios de otras temporadas. El vizcaino es el equipo de toda la competición que menos victorias ha sumado como local. Solo ha podido celebrar tres éxitos en el Bilbao Arena -dos agónicos ante Acunsa GBC y Coosur Betis y uno contundente frente al Monbus Obradoiro-, mientras que las derrotas han sido ya once. Curiosamente, hasta el momento las cosas le han ido mejor en los desplazamientos, con cuatro victorias. Entre los conjuntos que marchan igualados con los de Mumbrú en el sótano de la clasificación, guipuzcoanos y béticos han sumado ya cinco triunfos como anfitriones (solo dos fuera), el mismo botín obtenido también por Urbas Fuenlabrada y Obradoiro, los dos equipos que están un paso por delante en la tabla con ocho victorias.

El Bilbao Basket ha acostumbrado históricamente a lucir una notable solvencia como local. Los partidos en La Casilla, el Bizkaia Arena o el Bilbao Arena han sido siempre la rampa de despegue en las campañas exitosas y el clavo ardiendo al que aferrarse cuando han venido mal dadas. Por eso este balance de 3-11, con cuatro duelos aún por disputarse en casa (contra Fuenlabrada, Gran Canaria, Burgos y Joventut), hace tanto daño al equipo. De hecho, esas once derrotas ya cosechadas igualan el mayor número registrado en cualquiera de las campañas completas en la ACB, las del curso 2017-18, el del descenso. Incluso en ese ejercicio, absolutamente taquicárdico tanto en lo baloncestístico como en lo extradeportivo, seis de las ocho victorias cosechadas llegaron en Miribilla. Aquel balance de 6-11 como local sería digno de ser firmado en las circunstancias actuales.

De hecho, solo en esa temporada del descenso y en la primera en la ACB, la 2004-05 (7-10), se había visto hasta ahora un Bilbao Basket con balance negativo en las contiendas en las que ejerce como anfitrión. El bajón con respecto al pasado curso (9-2 al quedar acortado por el covid-19) es plausible y el más abrupto de los sufridos por cualquier conjunto de la Liga Endesa. Pero es que incluso en los cursos más complicados Miribilla había ejercido de oasis en mitad del desierto. En la campaña 2013-14, la de Rafa Pueyo como técnico y la de la hecatombe institucional, nueve de los doce triunfos cosechados llegaron en casa. Ocurrió lo mismo en los primeros cursos de consolidación con Txus Vidorreta a los mandos (nueve de las trece victorias de la 2005-06, once de las quince de la 2006-07...). Pero jugar en casa sin público sirve de poco, sobre todo cuando se está acostumbrado a hacerlo delante de una afición tan numerosa, entregada y fiel como la marea negra. Y el trecho que va de contar con esa ventaja a no tenerla queda claro que es abismal.

Los datos

TEMPORADA BALANCE COMO LOCAL

El Bilbao Basket, con 3, es el equipo con menos triunfos en casa; el resto de rivales de la zona baja (Fuenlabrada, GBC, Obradoiro y Betis) suman 5

El equipo vizcaino solo había protagonizado dos cursos con balance negativo en la ACB e iguala ya su mayor número de derrotas en un ejercicio: once