DICEN que como se entrena se juega y tiene que ser siempre así, aunque se pueda caer en la tentación de desmentirlo por lo que hizo el Bilbao Basket en Sevilla. La mente de los deportistas es a veces indescifrable y cuando lo normal habría sido acudir entregados a un duelo clave, la complicada semana que tuvieron que vivir los hombres de negro, que desde luego no firmaría repetir ningún entrenador, les hizo encontrar toda la motivación previa y la templanza que les ha faltado otros días.

Quizás porque todo estaba en su contra, se despojaron de toda presión y manejaron con entereza un partido que puede tener el mismo efecto beneficioso que el de la temporada pasada en Burgos. Entonces, el Bilbao Basket jugó con las bajas de Rousselle y Sulejmanovic y logró un triunfo muy meritorio después de cinco derrotas en seis partidos. Ayer el equipo vizcaino acumulaba la pesada losa de cinco derrotas seguidas que había que cortar para llegar al primer parón de selecciones con la mente lo más limpia posible.

Una de las mejores noticias del partido fue la aparición, al fin, de Arnoldas Kulboka en el rol que se espera de él este curso. Si alguien podía haberse comido la cabeza esta semana es un puro tirador como el lituano, que arrastraba malos porcentajes en su especialidad y cierta frustración en sus gestos. Pero quizás liberarse de esa obsesión durante unos días le ayudó para firmar su mejor partido desde que está en Bilbao, que lo arrancó curiosamente con un lanzamiento que no tocó aro. Mal augurio, pero los tiradores tienen claro que no pueden esconderse.

Ya se viene insistiendo desde el principio de la temporada en la importancia de Kulboka en los esquemas del equipo, en la necesidad de contar con él como amenaza constante que atraiga defensas. Pues bien el Real Betis, que cargó con la responsabilidad de tener que ganar, lo sufrió y nunca encontró antídoto a la sociedad letal que formaron Kulboka y Ondrej Balvin, el huevo y la gallina. El lituano metió y el checo encontró el espacio necesario para arrasar en la zona. Y como el pívot atrajo ayudas con su dominio, el tirador dispuso del tiempo necesario para soltar la mano sin agobios. Tanto monta, monta tanto, la excelsa actuación de Kulboka, que con siete triples se quedó cerca del récord histórico del equipo que tiene Luke Recker con ocho, coincidió con la mejor de Balvin en la Liga Endesa, por descontado en el Bilbao Basket. Con sus 41 créditos de valoración, batió la marca que tenía Germán Gabriel desde hace 16 años y se convirtió en el indiscutible MVP de la jornada.

Carácter brutal

El pívot de Usti nad Labem se muestra en su plena madurez, su liderazgo en el equipo es indiscutible y ya estaba siendo el jugador más regular del Bilbao Basket hasta ahora, aunque sus excelentes números, los mejores de su carrera, no se habían traducido en victorias. Pero el dmingo sí y tuvo una explicación. "Por fin funcionamos como un equipo. En una situación sin ritmo hemos jugado muy bien y pasamos muy bien el balón", comentó tras la importante victoria en Sevilla ante el club en el que Balvin se formó como jugador. El triunfo puede servir para enderezar la trayectoria y colocar al equipo bilbaino en la senda de la confianza ya que "tras una semana muy complicada por el tema del covid-19, el equipo tiró de corazón y de un carácter brutal, como en la pasada temporada, demostrando que podemos tenerlo también en esta".