Aaron Jones pondrá fin en las próximas horas a su corta trayectoria como hombre de negro para convertirse en jugador del Cholet. Fue el club francés el que, sorprendentemente, anunció su contratación en la noche de ayer sin que hubiese notificación oficial por parte de la entidad de Miribilla, con la que el pívot estadounidense firmó un contrato por dos temporadas el pasado verano procedente del Crailsheim Merlins alemán. Cuestión de papeleo. Su salida del club vizcaino será oficial en las próximas horas, rompiendo así una relación laboral poco satisfactoria para ambas partes. Ni el jugador ha encontrado en Bilbao el ecosistema que pensaba para lucir sus cualidades en una competición de primer nivel tras sus experiencias en Finlandia, Alemania, Bulgaria, China y Grecia ni el equipo ha tenido en él el bastión interior que esperaba cuando le reclutó para formar pareja de pívots con Ondrej Balvin. Finalmente, deja unos promedios de 4,1 puntos y 3,8 rebotes en sus ocho partidos en la Liga Endesa -en el último, ante el UCAM Murcia, ya quedó fuera de la convocatoria de Álex Mumbrú- y de 5 puntos y 4 rebotes en los dos de Basketball Champions League.

La marcha de Jones, que ayer no viajó a Sevilla con el resto del equipo, puede no ser la última, pues el rendimiento de Kingsley Moses sigue sin convencer y no es nada descartable que siga su mismo camino, con el club disponiendo ya de una plaza de extracomunitario para reforzar y equilibrar la plantilla en el mercado.