EL baloncesto turco siempre ha sido mucho más de ruido que de nueces en las dos últimas décadas, en las que sus resultados, quitando la Euroliga del Fenerbahçe y alguna medalla suelta de la selección, no han estado al nivel de las expectativas. Ha tenido grandes proyectos que dominaron en categorías de formación gracias a su superioridad física que luego se diluyeron en el salto al nivel profesional. Semih Erden (Gaziosmanpasa, 28-VII-1986) es uno de esos casos de un jugador dotado, en teoría, de las armas (2,11 metros y 110 kilos) para destacar en este deporte, pero se ha quedado a medio camino y ha tenido que deambular por todos los grandes clubes de Turquía: Darussafaka, en el que se formó, Fenerbahçe, Besiktas, Anadolu Efes y ahora Pinar Karsiyaka, con el que se enfrenta al Bilbao Basket.

Erden tuvo incluso un breve paso por la NBA. Los Boston Celtics gastaron la última elección del draft de 2008 en una apuesta sin riesgo, de esos en las que hay poco que perder. No fue hasta dos años después que el pívot turco se puso la camiseta verde en un equipo que tenía en su posición a los dos O'Neal, Shaquille y Jermaine, o Kendrick Perkins y al que en mitad de temporada llegó el serbio Nenad Krstic. Aún así, Erden jugó 37 partidos con los Celtics antes de ser enviado a los Cleveland Cavaliers donde disputó otros 32 encuentros antes de dar por finalizado en 2012 su discreto periplo por la NBA. Muchos menos que su compañero de generación y de selección, Omer Asik, con el que se pensó que podía formar un dúo imparable. Pero por separado nunca lograron éxitos y juntos solo pueden apuntarse la medalla de plata del Mundial de 2010 que organizó Turquía.

Su regreso a Europa, aún con 26 años, tampoco elevó su rendimiento, probablemente porque su juego se estancó y no adquirió otras habilidades más allá del poste bajo. No obstante, Erden ha sido un habitual de su selección, aunque el paso de los años ha hecho mella en su protagonismo y en su físico, lo que además hizo que en algunos momentos de su carrera se cuestionara su actitud. En las ventanas previas a la Copa del Mundo de China de 2019 marcó diferencias, pero a la hora de la verdad, ante rivales mejor armados, su aportación descendió. Cabe recordar el duelo ante la República Checa en el que Turquía fue eliminada de la fase por las medallas con una gran actuación del ahora hombre de negro Ondrej Balvin, que ese día hizo 17 puntos y 12 rebotes.

El pívot del Pinar Karsiyaka sigue teniendo presencia cerca del aro, pero quizás la velocidad de juego actual ha mermado sus posibilidades de lucir y ahora es el relevo del internacional galo Amath Ndiaye. Pero la experiencia de Semih Erden, que aportó 5,8 puntos y 4,6 rebotes la temporada anterior, siempre es valiosa y el club de la provincia de Esmirna renovó su contrato a la baja el pasado verano a petición de Ufuk Sarica, el técnico con el ya coincidió en la selección y en otros equipos. Con todo, Erden es un deportista destacado en su país y en las últimas semanas ha sido noticia en su día por haber sido víctima de una estafa que le ha hecho perder con 1.400.000 liras turcas, unos 150.000 euros. Su declieve en la cancha también es evidente y tras las retiradas de Omer Asik y Furkan Aldermir y el ostracismo por razones políticas de Enes Kanter Turquía busca de nuevo hombres grandes en los que apoyarse para tratar de encontrar esos triunfos que se le resisten.