Cuando el Bilbao Basket había conseguido el deseo de cualquier entrenador, que todas sus piezas funcionaran como un engranaje perfectamente engrasado, en su camino aparecieron dos circunstancias que le han apartado de la senda de tranquilidad y calma chicha por la que transitaba. La primera le puede pasar a cualquiera, la lesión de larga duración, posiblemente para toda la temporada, de uno de sus referentes, en su caso Jaylon Brown. La segunda afecta a las entidades modestas en las que la parcela económica es tan prioritaria, o incluso más, que la deportiva, por lo que la oportunidad de generar ingresos, aunque sea por la venta del jugador más destacado y siendo consciente del efecto que va a tener la operación en la cancha y en la grada, en el caso bilbaino Axel Bouteille, no puede ser despreciada. En ambos casos, la entidad de Miribilla se ha movido con celeridad para suplir las ausencias con jugadores que lejos del brillo y capacidad resolutiva que desprendían los originales llegan con el cartel de jugadores de equipo, para ahondar en una filosofía de juego coral que ya era el santo y seña de los de Álex Mumbrú.

Y es que por creencia en esa filosofía y también por cuestiones de talonario -fichar a estas alturas a jugadores desequilibrantes, como hizo recientemente el Coosur Betis con Erick Green, verdugo de los hombres de negro el domingo en San Pablo, resulta muy caro-, el Bilbao Basket apuesta por la colectividad como remedio para paliar la ausencia de dos jugadores que lideraron en anotación al equipo en 15 de los 22 partidos (doce el francés, tres el estadounidense) disputados hasta el parón por las ventanas FIBA. Tyler Haws y Quentin Serron no llegan para ocupar ese rol, sino que debe ser un paso al frente global lo que maquille los 30 puntos que han desaparecido del conjunto vizcaino.

Pronto aún para sacar conclusiones -Mumbrú ya avisó el pasado viernes que hará falta tiempo para adaptarse a una nueva estructura por la falta de entrenamientos conjuntos de los recién llegados con el resto del grupo-, al menos el duelo del domingo en Sevilla sirvió como esbozo de lo que puede ser el nuevo Bilbao Basket y la primera conclusión resultó positiva porque, pese a la derrota, el ADN competitivo se mantuvo intacto hasta el punto de disponer de bola para ganar el partido cuando durante el duelo hubo varias fases en las que le tocó viajar por detrás en el luminoso, con riesgo incluso de desconexión. A partir de ahí, el técnico catalán se mantuvo fiel a su idea de ampliar los minutos y roles de los sustitutos naturales de Bouteille y Brown, Sergio Rodríguez y Tomeu Rigo, sin que el rendimiento grupal se resintiera ni lo más mínimo. El canario y el balear disputaron su mayor minutaje del presente curso, veinte y doce minutos respectivamente, y ambos, cada uno en su misión, ofrecieron un rendimiento notable, con ese desparpajo que el cuerpo técnico ha estimulado en todos sus jugadores desde el arranque del curso.

El conjunto vizcaino fue capaz el domingo de llegar a los 79 puntos anotados sin la necesidad de que ninguno de sus jugadores tuviera una actuación estratosférica y con alguno de ellos especialmente desacertado, como fue el caso de Arnoldas Kulboka en su especialidad triplista. Ningún hombre de negro llegó ni siquiera a los 13 puntos, pero siete anotaron entre doce y siete: Jonathan Rousselle y Sergio Rodríguez (12), Ondrej Balvin y Emir Sulejmanovic (10), Kulboka (8), y Rafa Martínez y Tyler Haws (7). En cuanto al reparto de minutos, hubo diez jugadores que disputaron entre 27 y 12 minutos, con Rousselle encabezando la lista porque la falta de rodaje del debutante Serron hizo que tuviera que coincidir en pista durante varios tramos del choque con su teórico guardaespaldas, Thomas Schreiner. Serán los próximos duelos los que acaben de recomponer y ordenar el andamiaje del nuevo Bilbao Basket para poder mantener su espíritu competitivo en las doce jornadas ligueras que restan.

Vigésimo aniversario El próximo sábado, 7 de marzo, el Bilbao Basket cumple veinte años desde su fundación y ha puesto en marcha una iniciativa para acercarse a los más jóvenes, invitando a todos aquellos que tengan 20 años al partido del domingo (12.30 horas) ante el Obradoiro. Para lograr una invitación, hay que acudir a las oficinas del club -viernes, último día- con el DNI que acredita la edad del solicitante.