El paso adelante de Ariztimuño
La base bilbaina, que mañana se mide al Al-Qázeres, aumenta su importancia en la cancha con el Lointek Gernika
APRENDER y aprender. Cada minuto en cancha durante los partidos, cada ejercicio realizado en los entrenamientos, es una lección para Itziar Ariztimuño (Bilbao, 1998). La mejora continua es el gran objetivo de la base bilbaina. Consciente de su situación, como una hormiga, va acumulando poco a poco vivencias en el baloncesto para ganar peso en el Lointek Gernika. En su segundo año como profesional, la jugadora formada en Loiola Indautxu ha dado un paso adelante. Lo ha hecho a base de descaro, de aprovechar las oportunidades surgidas y con la intensidad como seña de identidad. Ariztimuño espera mantener su protagonismo esta temporada y, si es posible, aumentarlo. Cada encuentro es un nuevo reto y el próximo será mañana, a partir de las 18.30 horas, contra el Nissan Al-Qázeres Extremadura. Este enfrentamiento será una final para las gernikarras en su misión de clasificarse para la Copa ya que en caso de no vencer se quedarían sin opciones.
El Qázeres será un rival complicado para el Gernika. Sus tres jugadoras americanas tienen una facilidad inmensa para anotar y serán el principal escollo del conjunto vizcaino. “Tienen tres jugadoras muy buenas y tenemos que preparar el partido muy bien. Va a ser un partido muy duro y tendremos que pelearlo mucho. Lo bueno es que jugamos en casa y eso siempre nos da un punto a favor”, declara Ariztimuño, que tiene claro que el objetivo de cara al final de la primera vuelta es “ganar no solo por la Copa, también para mirar hacia arriba”.
Papel más protagonista La importancia de Ariztimuño ha crecido respecto a la temporada pasada, sobre todo en los últimos meses. Sus minutos ya no son testimoniales y no resulta una anécdota verle en el campo con el partido en el alambre. La base vizcaina juega ocho minutos de media y llegó a ser titular en Eurocup contra el Landes, partido en el que se midió de manera notable ante Céline Dumerq, una de las mejores jugadoras francesas de la historia. “Tengo mucha más confianza, me noto más suelta y además el equipo me ayuda mucho. Me animan para que mejore y no me desanime cuando juego pocos minutos. Todo eso me vale para seguir trabajando”, explica. Ahora, sin la competición europea y con la enfermería no tan cargada, Ariztimuño deberá mantener esa línea para continuar en la cancha ahora que los minutos serán más caros.
La base bilbaina vive ahora su mejor momento en el Gernika, aunque para ello ha tenido que meter muchas horas de trabajo, tanto dentro como fuera de la cancha. “Ahora lo miro y sí que pienso que fue difícil. Me costó adaptarme a las clases y a los entrenamientos. Aunque, también recuerdo que todas las semanas salía contenta de entrenar y, pese a tener algún bajón en algún partido, no me desmotivé mucho”, afirma. La adaptación tuvo otra dificultad añadida. Fue el cambio de rol vivido. Ariztimuño pasó de marcar diferencias como júnior y realizar grandes actuaciones en el Campeonato de España dirigiendo a Loiola Indautxu, a verse condenada al último puesto en la rotación. “Vine consciente de eso y sabía que iba a ser un cambio brutal. Contra las que iba a jugar y las de mi equipo, tenían mucha más experiencia que yo y tenía que estar ahí para aprender”, recuerda.
Haberse hecho un hueco en la rotación no es suficiente para Ariztimuño. Su objetivo es crecer y “esforzarme cada día para ver hasta dónde puedo llegar en la Liga Femenina”. Es su meta. Camino lleno de obstáculos y por donde la bilbaina pretende caminar sin dudar.