Fenerbahçe80

Olympiacos64

FENERBAHÇE: Dixon (8), Kalinic (17), Bogdanovic (17), Vesely (8) y Udoh (10) -cinco inicial-, Sloukas (3), Nunnally (2), Antic (4), Bennett (0), Mahmutoglu (0), Duverioglu (0) y Datome (11).

OLYMPIACOS: Spanoulis (9), Birch (14), Printezis (7), Papanikolaou (3) y Mantzaris (9) -cinco inicial-, Milutinov (10), Green (7), Waters (2), Young (0), Toliopoulos (3), Papapetrou (0) y Agravanis (0).

Parciales: 26-18, 39-32 (descanso), 60-46 y 80-64.

Árbitros: Hierrezuelo, Ryzhyk y Latisevs. Sin eliminados.

Incidencias: 15.671 espectadores en el Sinan Erdem Dome de Estambul.

bilbao - En la sexta jornada de la Euroliga, a principios de noviembre, el Fenerbahçe perdió por 34 puntos en el Buesa Arena ante el Baskonia. En la última jornada de la fase regular, logró un triunfo ante el Barcelona que solo le sirvió para ser quinto y cruzarse con el Panathinaikos en el play-off. Pero Zeljko Obradovic sabía que tenía a su equipo donde quería. Mes y medio después, el Fenerbahçe es campeón de Europa. El baloncesto turco de clubes siempre tuvo un estigma de perdedor hasta que llegó Obradovic y condujo al mejor equipo de Estambul al primer título para un equipo del país en la máxima competición continental.

El técnico de Cacak es la historia del baloncesto europeo, ha dictado su devenir en los últimos 25 años. En 1992 logró en Estambul su primera Copa de Europa con el Partizan gracias a aquel tiro desesperado de Djordjevic ante el Joventut. En la misma ciudad, logró ayer la novena con cinco equipos distintos, tantas como las que tiene el Real Madrid, el club más laureado. Por eso, no fue raro verle ordenar a sus jugadores y ayudantes para la foto de la celebración en la que tuvo un sitio hasta el cocinero. Para Obradovic, eso es un mero formalismo.

Sin embargo, el triunfo de ayer no era uno cualquiera para el serbio porque le ficharon para eso. Le ha costado cuatro años completar su obra, pero al fin lo consiguió apoyado en un juego sin fisuras en las dos mitades del campo que ha ido madurando a lo largo de la temporada, incluso a costa de disputar los partidos decisivos con una rotación a la antigua, de apenas ocho jugadores que se han ajustado perfectamente a sus roles. Ekpe Udoh, una fiera defensiva, fue elegido MVP de la final con diez puntos, nueve rebotes, cuatro asistencias y cinco tapones, pero Kalinic o Bogdanovic, compatriotas de su entrenador, pusieron los puntos necesarios para desequilibrar un duelo con tanto rigor táctico en los dos bandos.

El Olympiacos tiene fama de matagigantes, pero con el gigante Obradovic no pudieron. El Fenerbahçe empezó dominando y nunca se vio por detrás en el marcador. Los griegos, con Spanoulis, Printezis y Papanikolau bastante apagados, se agarraron al partido con el trabajo defensivo de sus jóvenes, llegaron a colocarse a cinco puntos en un par de ocasiones a la espera de su momento. Pero no llegó porque ese territorio también le gusta al conjunto turco que encontró en los triples de Datome y Antic la manera de romper el partido justo al iniciarse el último cuarto (68-50).

La distancia era excesiva, incluso para un especialista en milagros como es el Olympiacos. Enfrente estaba un equipo que buscaba hacer historia y que tenía en el banquillo a un líder siempre firme y exigente hasta que la bocina no dicta el final. Las gradas ardían, la fiesta de la afición gualdiazul llevaba un rato con los decibelios a tope, pero un señor con corbata seguía encendido y repartiendo broncas. Por eso, el Fenerbahçe festejó lo que el club y el país no habían conseguido nunca hasta que llegó Zeljko Obradovic, el hombre que marca la historia de la Euroliga.