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Un quiero y no me dejan

EL Bilbao Basket, huérfano de Micheal Eric desde el segundo cuarto por una expulsión más que discutible, sucumbe ante un Khimki que, liderado por Shved, hizo valer su mayor calidad

Un quiero y no me dejan

Bilbao - El regreso a La Casilla, tan entrañable como evocador de otros tiempos, tan vintage como la equipación roja, preciosa, que lucieron ayer los hombres de negro, acabó siendo un quiero y no puedo para el RETAbet Bilbao Basket, superado con contundencia (72-91) por un Khimki armado hasta los dientes que afronta la Eurocup con el cuchillo entre los dientes, con la seriedad del que está convencido de utilizarla como trampolín hacia la Euroliga. Bueno, más que un quiero y no puedo fue un quiero y no me dejan. Porque a la calidad individual de los Alexei Shved, soberbio en un primer acto que sirvió a los suyos para fugarse en el marcador, Jacob Pullen, notable en el uno contra uno, Sergey Monia o Nobel Boungou-Colo se le unió una decisión arbitral más que discutible que dejó a Carles Duran sin Micheal Eric a 6:47 del descanso. Los de Dusko Ivanovic gobernaban ya la contienda con un autoritario 21-32 ante un cuadro vizcaino que, sin embargo, se resistía a perder comba cuando en una acción en el aro bilbaino el pívot nigeriano y Dmitry Sokolov se enzarzaron en una trifulca que los árbitros solventaron con la expulsión de los dos. En las imágenes se ve que en la lucha por un rebote un brazo de Eric impacta en el cuerpo de su par, posteriormente ambos chocan sus cabezas y el ruso acaba propinando un cabezazo y un golpe con el antebrazo a su rival. En ningún momento se percibe una agresión intencionada por parte del poste local, cuyo castigo más apropiado habría sido una antideportiva.

Sea como fuere, el Bilbao Basket se quedó huérfano de una de sus referencias interiores y el Khimki, mejor armado para afrontar la ausencia de Sokolov, aprovechó los minutos siguientes a la acción, con su rival y toda La Casilla descolocada por lo acontecido, para abrir una brecha que ya no tendría vuelta atrás. No bajaron los brazos en ningún momento los hombres de negro, pero a la tropa de Ivanovic tampoco le tembló el pulso ante las arremetidas de un rival que en toda la segunda parte no se acercó a menos de trece puntos. La retaguardia rusa no dejó actuar con fluidez a los anfitriones, que tuvieron a Álex Mumbrú como principal suministrador de puntos, y en ataque los visitantes jugaron muy fácil, resolviendo ya fuera por la calidad individual de sus estrellas o generando canastas sencillas con sus pulcros movimientos sin balón.

La contienda arrancó con un Buva enchufadísimo, dueño y señor de las distancias cortas. Con el croata percutiendo contra un Marko Todorovic endeble en el arranque, el RETAbet Bilbao Basket se lanzó hasta el 5-0, aunque las malas noticias no tardaron en aparecer. Shved no necesitó demasiado tiempo para carburar, lo que fue sinónimo de tortura para la retaguardia local. Con el ruso anotando triples a placer, buscando francas vías de penetración y, además, conectando a la perfección con sus compañeros, el Khimki no tardó en hacerse dueño y señor del partido. Los de Carles Duran, con Nikolic y Todorovic acertando desde la larga distancia, mantenían el tipo de manera notable en la faceta atacante, pero sus problemas atrás eran visibles, con su zona muy desprotegida por las ayudas largas, circunstancia aprovechada por los visitantes, sobresalientes a la hora de moverse sin balón, para conseguir puntos fáciles. El 21-25 tras la primera acción del segundo acto, un poderoso mate de Dejan Todorovic, animó a la grada de La Casilla, pero un par de pérdidas de los anfitriones dieron lugar a un parcial de 0-7 antes de la jugada que mediatizó todo el encuentro, la doble expulsión de Eric y Sokolov a 6:47 del descanso. Pullen aprovechó la indignación en las filas bilbainas para hacer sangre con dos triples (24-38), pero el Bilbao Basket se las ingenió para mantener la verticalidad, aunque fuera contra las cuerdas (31-44). Sin embargo, no tardó en surgir de nuevo la figura de Shved. El ruso, en barbecho en el segundo cuarto, regresó a cancha y, con dos nuevos triples, dibujó un 34-51 al descanso que presagiaba un complicado panorama de cara a la segunda parte.

Sin opción Y en la reanudación, los más negros de los augurios no hicieron más que confirmarse, aunque el parcial arrancara con un 5-0 para los locales que llevó a Ivanovic a pedir un tiempo muerto cuando solo se habían disputado 38 segundos. Su bronca funcionó, ya que el Khimki no tardó en recuperar una notable distancia de seguridad con un 0-9 (38-60). El Bilbao Basket, con más garra que claridad y espoleado por Mumbrú, intentó aferrarse a la contienda con uñas y dientes y devolvió a los rusos el parcial (47-60), pero esta vez fue Pullen el que tiró de calidad individual para sujetar con fuerza el timón de los visitantes y disparar el luminoso hasta el 47-70, la mayor brecha de la noche. Aunque el encuentro estaba ya decantado, los anfitriones no le perdieron la cara en ningún momento y con el último cuarto ya en curso fallaron un par de triples para acercarse a catorce puntos y poner algo de pimienta al duelo. De ahí en adelante, con el público centrando sus iras en la actuación arbitral, solo quedó descontar minutos hasta el pitido final de un duelo que fue un constante quiero y no me dejan para un RETAbet Bilbao Basket inferior a su contrincante.