Ingredientes para un guiso sabroso
La primera victoria en casa del Bilbao Basket, sufrida y emocionante, promete días divertidos en Miribilla
EL público acudió ayer a Miribilla con la ilusión de ver a ese equipo que tanto había prometido en la pretemporada y en el primer partido del curso oficial. Y el Dominion Bilbao Basket no defraudó no solo porque consiguió la primera victoria en casa, sino porque lo hizo con ese estilo de juego valiente y nada especulativo que Carles Duran ha anunciado desde que cogió las riendas del equipo. Si hay que perder, mejor que sea después de haber apostado fuerte. Si hay que perder, que sea después de haber entretenido al público, que es el objetivo último del deporte profesional.
Ayer se dieron todos los ingredientes que hacen del baloncesto algo atractivo: un inicio con mucho acierto por parte de los dos equipos, un desarrollo con mucha igualdad y alternativas en el marcador en el que las defensas elevaron el tono y un final emocionante que, además, sonrió al Bilbao Basket en el último minuto. Para ser el primer día en la oficina, no estuvo mal y es motivante ver a los hombres de negro entre los equipos que aún no han perdido. Se hace camino al andar y el conjunto bilbaino ha empezado a competir a alto nivel mientras pone en sus sitio todas las piezas de su maquinaria.
El Movistar Estudiantes confirmó lo que todo el que lo conoce había anunciado. No se podía esperar un partido fácil contra una plantilla con tantos kilómetros en las piernas a la que había que dejar atrás para no pasar sustos al final. Pero no pudo ser. Solo trece faltas entre los dos equipos, dos de ellas antideportivas del Estudiantes para frenar sendos contraataques, y apenas cinco pérdidas de balón hicieron que la primera parte se pasara en un suspiro. Las defensas intentaron apretar, sobre todo en los bloqueos directos para cortar la circulación y eso dejó mucho espacio a los tiradores. Los colegiales, siguiendo la filosofía de su nuevo técnico de que para ganar fuera hay que meter muchos triples, se aplicaron a la tarea y en el primer cuarto ya habían anotado siete en nueve intentos.
Ese acierto poco habitual hizo que el Estudiantes pudiera agarrarse al partido y tratar de jugar con los nervios del Bilbao Basket, que pecó de blando en algunas finalizaciones y tuvo que entregarse al cuerpo a cuerpo en una segunda mitad en la que la tónica del duelo cambió porque ya no se podía cometer errores. Los de Duran incurrieron en algunas pérdidas evitables, pero su vocación fue siempre defender muy agresivo y mantener un ritmo alto que acabó pasando factura al Estudiantes, que falló más en el tramo final.
Cuando el partido estaba en el alambre se agradeció la pausa que le dio Salgado al juego hasta que regresaron Mumbrú y Tabu con los trastos de matar. Un 2+1 del capitán dio un vuelco emocional al partido y encendió al público y un triple sin pestañear del belga fue la puntilla para un partido que el Bilbao Basket aseguró en la última defensa. Otro detalle: de nuevo el banquillo produjo mucho y esa es la mejor noticia de estas dos primeras jornadas, al margen de las victorias. Los hombres de negro son un equipo largo y lo están demostrando.
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