Raül, patrimonio de todos
Kaixo lagunak! Me toca escribir este artículo por algo que muchos, por no decir todos, no querríamos que sucediera jamás. Raül se nos retira. Sí, utilizo el se nos porque el de Vic es patrimonio de todos los que amamos este deporte. Sin banderas, sin colores y sin equipos. Independientemente de nuestros sentimientos hacia un club, coincidiremos en que ver cómo una figura como la suya se retira es motivo de, como mínimo, nostalgia.
En lo particular, además, puedo añadir que es mi amigo, por lo que imaginad el orgullo que siento por haber compartido una parte de la carrera de uno de los jugadores con más talento que ha dado nuestro deporte. Ambos empezamos juntos nuestra aventura en el mundo profesional y por muy poquito no la terminamos al mismo tiempo y en el mismo sitio. Habíamos charlado sobre ello en alguna ocasión... ¡Qué bonito habría sido!
Ya ver a ese Raül con apenas 18 años en el primer equipo de la Penya era una gozada. Los inicios fueron duros y le costó, pero ya se sabía que este chico era muy bueno. Pero con ser bueno no es suficiente ni se llega a jugar en la NBA. Raül ha trabajado y vivido por y para el baloncesto. Cuántas horas se habrá pasado en la cancha con Miquel Nolis (de los mejores entrenadores de formación que hay), cuántas horas botando el balón... En el entreno y cuando se iba a casa, siempre con la pelota pegada a la mano, siempre acompañado por su amigo Suli. ¡Vaya pareja! Siempre recordaré que cuando nos tocaba descargar bolsas del autocar a los rookies del equipo (Suli, Raül y yo) la parejita por arte de magia desaparecía. ¡Menudos cabreos me agarraba! Así que el mago empezó haciendo magia con las bolsas antes que con el balón... ;))
Cada uno hizo su camino, pero el destino nos deparó tres años maravillosos en Bilbo. Me encontré con un Raül maduro, viajado después de pasar por Estados Unidos y Rusia, con total consciencia respecto a su cuerpo y a su juego, y con la misma genialidad de siempre en las manos. En mi último año me toco disfrutarlo. Sí, sí, lo disfruté. No lo sufrí aunque compartiéramos posición y cada día me tocara defenderle. Imaginad lo que le habéis visto hacer en un partido. ¿Sí? Pues era igual a diario, en cada práctica. Un lujo, vamos. No os mentiré, algún día me iba frustrado porqué pensaba: “Si yo físicamente estoy a tope, ¿cómo puede ser que no consiga robarle un balón?”. Pero cuando alguna vez lo lograba no imagináis qué dosis de autoestima, porque si podía defenderle a él, podía defender a cualquiera. Aunque estoy convencido de que con lo buena persona y compañero que es me daba un poco de coba.
He jugado con los mejores jugadores de Europa, pero Raül ha sido de los más especiales, de esos que ves con el balón y sabes que es especial. Está en el top de los jugadores con más talento que he visto.
Y es el número 1 de las personas que más admiro.
¡Afortunados los que vayan a disfrutar de su talento en otro dominio de la vida!
GRÀCIES AMIC! GRÀCIES RAÜL!