VARIOS equipos de la Liga Endesa empezarán la pretemporada esta próxima semana, pero ninguno de ellos sabe aún qué tipo de competición va a disputar, con cuántas jornadas y contra qué rivales. La sentencia y el informe económico emitidos el pasado martes por el Consejo Superior de Deportes han dejado a la ACB con las vergüenzas al aire y a sus clubes, tan responsables como víctimas del desaguisado, metidos en un callejón sin salida. A la contundencia del organismo que rige el deporte estatal, condensada en 25 páginas, la ACB respondió con una nota de apenas tres puntos en la que manifestaba su “absoluta disconformidad” y emplazaba la toma de decisiones hasta recibir los informes de “despachos expertos en derecho deportivo”, como si los del CSD fueran neófitos en la materia.

Eso será la próxima semana con lo que la Liga Endesa, supuesta mejor competición de Europa, seguirá a la espera de calendario mientras se encuentra una solución que será mala, cualquiera que sea su sentido. Francisco Roca, presidente de la ACB, dijo ayer en Radio Marca que es inviable una liga de 19 equipos. “Si sube el Ourense, puede bajar el Fuenlabrada”, señaló Roca. Pero mantenerla en 18 conllevaría dejar fuera a los gallegos, a cuya admisión instaba la sentencia del CSD, o a los madrileños, que fueron readmitidos antes de conocer el destino del Ourense en una decisión bastante poco inteligente por parte de los rectores de la ACB, que ahora se han encontrado con que dos clubes pueden prolongar su pelea aún más en los tribunales, que serán tres ya que también el Burgos quiere defender lo suyo. Y cuando el deporte acaba en los juzgados se convierte en impredecible, sobre todo si no se utilizan los mecanismos y los argumentos necesarios para defender una postura que la patronal de los clubes cree firme, pero que en los dos últimos veranos se ha tambaleado.

sin alternativas La ACB debería tener ya una propuesta ante la situación creada, una respuesta al CSD y un calendario alternativo ya se ha visto que no era imposible que el recurso del Ourense fuera aceptado, aunque solo sea “parcialmente”. El organismo dependiente del Gobierno central ha sido muy claro al recordar que las decisiones de la asamblea de la ACB y sus estatutos “no pueden prevalecer sobre la Ley del Deporte” y demoledor al denunciar un doble rasero: “La peor perversión del juego limpio financiero sería convertirlo en un pretexto para salvaguardar la posición de quienes ya integran la Liga profesional, impidiendo o dificultando el acceso de las entidades que promocionan desde la categoría inferior”.

Así que la ACB, con los clubes que la integran incapaces de mirar más allá de sus narices, está en el medio del callejón buscando la manera de recuperar la estabilidad y el control de su futuro, que ahora mismo no se sabe cuál es. El Consejo Superior de Deportes ya le ha lanzado dos avisos que tienen que servir, al menos, para que la ACB adopte medidas que no pueden retrasarse más, sobre todo las referentes al sistema de ascensos y descensos y a las obligaciones económicas de los clubes, que también afectan a la propia organización, según recuerda el informe del CSD.

El mayor activo que tiene el baloncesto son sus aficionados y a estos se les está agotando la paciencia ante la sucesión de despropósitos. El problema es que dentro de la ACB conviven clubes con intereses opuestos, que solo miran por su propia supervivencia mientras se encaminan a una muerte común. Tener a todos contentos es imposible y el propio funcionamiento de la asociación impide tomar acuerdos de gran calado ya que se exige un determinado número de adhesiones dentro de la asamblea que no es capaz de reunir. Mientras no se llegue a una unidad de acción que incluya también a las competiciones que tutela la Federación Española, disputar una liga de 19 equipos sería solo un mal menor. La ACB se está empeñando en defender su independencia, en querer ser una isla, pero ya le han dicho por dos veces que no, que no así. El caso es que los equipos se van a poner en marcha mientras en los despachos discuten si son galgos o podencos. Alguien ha amenazado con pedir la paralización de la liga si no le dan la razón. Si eso sirviera para algo...