Sin perdón
El Bilbao Basket olvida la dolorosa derrota en Murcia con una inapelable victoria en Manresa, en un encuentro que dominó de principio a fin y en el que aplastó a la débil defensa de La Bruixa d'Or
bilbao. Esta vez no hubo zozobra ni lugar para que hicieran acto de presencia viejos e inquietantes fantasmas del pasado. Con la dolorosa derrota sufrida dos días atrás en Murcia aún fresca en la mente, el Bilbo Basket gobernó con mano de hierro y tiranía absoluta todo lo que aconteció sobre la cancha del Nou Congost y sumó la sexta victoria de la temporada. Contundente y autoritario, el equipo de Rafa Pueyo asió las riendas de la contienda desde el salto inicial y no las volvió a soltar hasta el bocinazo final. Episodios dolorosos como los acontecidos en Fuenlabrada o en territorio de Óscar Quintana no estuvieron ni siquiera cerca de producirse. Los hombres de negro dominaron la situación en todo momento y se manejaron en márgenes muy cómodos merced a su notable baloncesto. Sacaron petróleo del hecho de que no es La Bruixa d'Or un conjunto de los que aprietan en defensa y su propuesta de juego atacante fluyó de manera armoniosa, con recursos cerca del aro gracias a unos sistemas ejecutados a la perfección y un excelente 50% de aciertos desde la línea de 6,75, con 13 dianas de 26 andanadas lanzadas. Los siete jugadores que se aventuraron desde la distancia de tres puntos acabaron cobrando alguna pieza.
Dominó el conjunto vizcaino el partido de cabo a rabo porque se mostró serio y contundente en defensa, con un excelente Axel Hervelle que marca la diferencia en estas labores ingratas a la vista pero fundamentales para el resultado final, y porque en ataque siempre encontró caminos hacia el aro ante un rival del que tiró Darryl Monroe hasta el descanso (18 puntos en los primeros 20 minutos) para dar paso luego al tino triplista de Marcus Eriksson. Pero los notables números de ambos fueron más efectistas que efectivos ante un rival que volvió hacer del grupo su mayor virtud. Lanzó Fran Pilepic las primeras andanadas, le siguieron acto seguido Germán Gabriel y Damir Markota, se sumó a la fiesta tras el descanso un excelente Álex Mumbrú y cuando hizo falta arrimar el hombro en la faceta anotadora ahí estuvo Raúl López, siempre al quite, para echar una mano. Ni Waters ni Hernández ni Creus apretaron demasiado al base de Vic y su equipo lo pagó con creces, pues el mago sacó su varita y de su chistera salieron constantemente excelentes situaciones para que sus compañeros sumaran puntos. La segunda unidad funcionó también con criterio y el duelo estaba ya más que encarrilado en el ecuador del tercer cuarto con el 46-63 y el Bilbao Basket encorajinado para no dejarse sorprender como en anteriores citas. Y pudo tenerlo todo en perfecto estado de revista incluso antes, pero las pérdidas de balón, nueve hasta el descanso y solo dos tras él, entorpecieron su camino.
Arrancó la contienda el Bilbao Basket con los cinco sentidos alerta y ello tuvo su claro reflejo en el luminoso, pues suyo fue el control desde el salto inicial. Con la retaguardia bien plantada con Hervelle como catalizador y un juego ofensivo fluido en el que los tiradores atinaban desde el perímetro y se sacaban ventajas en las cercanías del aro, el 4-15 confeccionado en cinco minutos ofrecía un panorama esperanzador ante un cuadro manresano demasiado endeble en el que solo Monroe ofrecía alternativas. Sin embargo, las pérdidas de balón impidieron un mayor despegue a pesar del estado de gracia del punzante Pilepic y ofrecieron a La Bruixa d'Or un hilillo de vida al que se aferró con uñas y dientes. Como muestra, con 18-27 y balón para cerrar el primer cuarto, Bertans extravió una bola sin sentido y Arteaga cerró el acto con un tanteador más favorable para los anfitriones. Siguió el Bilbao Basket dubitativo en ataque (siete pérdidas en menos de once minutos) en el amanecer del segundo parcial, pero el excelente entendimiento entre Bertans y Kavaliauskas desactivó el momento de apuro. Así, a 4:43 para alcanzar el descanso, los de Pueyo tuvieron una excelente oportunidad para hacer saltar por los aires la contienda con un excelente 24-38, pero no fueron capaces de darle continuidad. Un par de rebotes ofensivos concedidos por mal entendimiento de los jugadores fueron la rampa de despegue para un 7-0 manresano. Cinco puntos consecutivos de Markota taponaron la vía de agua, pero entre Monroe y Eriksson impidieron el K.O. de los suyos en el ecuador de la cita (38-46).
mumbrú, arrollador Un triple del fusilero sueco en el arranque del tercer acto hizo temer por otro duelo de infarto, pero surgió la figura de Mumbrú para volver a poner en órbita a los hombres de negro. Triples, penetraciones, supremacía insultante al poste ante Giannopoulos... El capitán fue una auténtica pesadilla para la zaga manresana y sus nueve puntos en cinco minutos no solo hicieron volver las rentas tranquilizadoras, sino que sirvieron para activar también a Gabriel y Pilepic y para que el marcador del Nou Congost señalara un 51-72 a diez minutos del final. El Manresa, con Monroe mucho más desdibujado, abrió el acto final con un 8-0 gracias a su fugaz acierto desde la línea de 6,75, pero Pueyo no quiso complicaciones, devolvió a cancha a la vieja guardia y las aguas regresaron a su cauce. Viendo el aro como una piscina olímpica, los visitantes jugaron a placer y buscaron el mejor average posible con la mirada puesta en la Copa. Pese a la decepción de Murcia, estos 22 puntos de margen pueden ser un tesoro para un equipo que, ayer sí, actuó como debe ser. Sin perdón.
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