Lo mejor y lo peor del Borussia Dortmund-Athletic

El Athletic fue víctima de la ley la Champions, que no tiene piedad cuando uno se equivoca. Y si, además, se concede tanto en un estadio de la liturgia del Signal Iduna Park y ante un campeón de la máxima competición continental, las opciones de sacar algo positivo quedan reducidas a la mínima expresión. Es lo que le sucedió al colectivo rojiblanco, que ofreció una paupérrima imagen en la primera mitad y que en la segunda sacó una versión más fiable.

Lo mejor: Los buenos minutos del segundo periodo

Signal Iduna Park, un escenario emblemático la Champions, sintió el particular muro rojiblanco, sobre todo en muchos minutos de la segunda mitad, cuando el Athletic, que parecía noqueado con el segundo tanto del Borussia Dortmund a los 50 minutos obra de Chukwuemeka, resurgió de las cenizas con el tanto posterior de Gorka Guruzeta, que se supo aprovechar del regalo de los centrales locales, que se despistaron con un doble rebote entre ellos con rasgos cómicos. El 2-1 resucitó a los leones, quienes, a partir de ese momento, sacaron una versión más propia de lo que pide una cita de esta alcurnia, con ocasiones, como las generadas por Robert Navarro, que podrían haber dado premio.

Ernesto Valverde rectificó y dio la vuelta a su fórmula inicial. Si en el partido de liga en San Mamés frente al Girona efectuó un cuádruple cambio, ayer se inclinó por tres sustituciones de golpe a vuelta de vestuarios, lo que retrataba su enfado con lo que había visto. Pero no se podía hacer pero y emergieron algunos pesos pesados como Iñigo Ruiz de Galarreta o el propio Gorka Guruzeta para reanimar a un equipo que, si no aseaba su imagen, estaba abocado a encajar incluso una goleada sonrojante. El Athletic optó incluso al empate, pero se quedó en un mero espejismo tras el 3-1 en una acción de mala suerte y que decidió un partido que propició el debut en el primer equipo del cachorro Ibon Sánchez, una de las pocas buenas noticias de anoche.

Lo peor: La mala puesta en escena de Valverde

Ernesto Valverde volvió a tirar de rotaciones en Champions como ya lo hiciera en el estreno frente al Arsenal en San Mamés. En aquella ocasión recurrió de inicio de varios meritorios y esa pequeña revolución no tuvo impacto negativo porque los rojiblancos compitieron de tú a tú al conjunto de Mikel Arteta, llamado a priori a aspirar a lo máximo. Pero no existen dos partidos iguales y ayer el Txingurri se la jugó en un templo que impone como es el Signal Iduna Park con una puesta arriesgada y en la que priorizó gestionar recursos de cara a la cita liguera del sábado en San Mamés frente al Mallorca. El Borussia Dortmund debió oler la sangre y no tardó en imponer su marca para hacerse con el mando del partido con una superioridad supina y lo que mejor que le pudo pasar al Athletic fue llegar al descanso con una mínima desventaja.

El Athletic volvió a jugar a contrarreloj, lo que ya es una tendencia habitual en los últimos seis encuentros en los que ha sufrido cinco derrotas y solo ha sumado un empate. Al técnico, por lo tanto, le toca encontrar remedio a estas malas sensaciones, aunque la estadística dice que los rojiblancos están, pese a sus dos derrotas en la Champions, a solo dos puntos de los puestos de play-off cuando restan 18 por disputarse. Pero para sumar se necesita que las referencias estén a un nivel mucho mejor del que proyectan a día de hoy, con mención especial a un Iñaki Williams que se ha metido en un agujero futbolístico del que le cuesta horrores salir. Y si a ello le añadimos que Mikel Jauregizar, el más regular hasta la noche de ayer, no fue ni la sombra de lo que es… El Mallorca, se quiera o no, debe pagar los platos rotos.