San Mamés puede acoger el Mundial de 2030. Pero no será la primera vez que sea escenario de una competición de estas características. Porque San Mamés ya sabe lo que es ser sede de un Mundial. Fue en 1982, hace ya 41 años, cuando el estadio del Athletic se convirtió en la casa de la selección de Inglaterra para sus tres partidos de la fase de grupos ante Francia, Checoslovaquia y Kuwait. Era la época del conflicto de Las Malvinas y del desembarco definitivo de la televisión a color. Fue la temporada de la retirada de Txetxu Rojo y del rejuvenecimiento de la plantilla que hizo Javi Clemente para conseguir primero la Liga y, después, el último doblete. Así, cuando el fútbol todavía se vivía de pie, San Mamés se convirtió en La Catedral de la Copa del Mundo y Bilbao, en una orgullosa colonia inglesa. 

Y es que la llegada de la selección que inventó el deporte rey inundó la capital vizcaina de entusiasmo y frenesí y sentó las bases de la buena relación que aún ostenta el Athletic con Inglaterra y sus equipos. Muy bien cayó Kevin Keegan, estrella del Southampton, cuando declaró que “me gustaría que la final se celebrara en San Mamés”. Fue suficiente para que la afición vizcaina le colocara como estrella momentánea y a su selección como la favorita de los locales. Y, como si de un talismán se tratara, La Catedral trajo fortuna a una Inglaterra que ganó todos los encuentros disputados en Bilbao, pero que en cuanto hizo las maletas para seguir su aventura mundialista lejos de la capital vizcaina, cayó de forma estrepitosa. El combinado dirigido por Ron Greenwood se desplazó después al Santiago Bernabéu para disputar la segunda fase de grupos, pero cayó eliminada tras empatar a cero contra España y Alemania Occidental. Fue Italia quien se consagró campeona de aquella edición. 

“Me gustaría que la final del Mundial se celebrara en San Mamés”

Kevin Keegan - Jugador de Inglaterra '82

Además, el azar del sorteo quiso que el primer duelo de la primera fase de Inglaterra fuera contra la joven Francia de un aún desconocido Michel Platini. El partidazo estrella de la primera jornada que supondría el debut de San Mamés en un Mundial. Nadie se lo quiso perder, ni aunque ese 16 de junio el termómetro marcara 38 sofocantes grados, así que San Mamés se llenó de 44.000 personas que disfrutaron del triunfo de Inglaterra (3-1) y del por aquel entonces tercer gol más rápido –ahora el cuarto– de la Copa del Mundo.

Bryan Robson celebra el primer gol de un Mundial en San Mamés.

Bryan Robson celebra el primer gol de un Mundial en San Mamés. Deia

A los 27 segundos del pitido inicial, Bryan Robson aprovechó un grosero error de la defensa francesa para abrir el marcador con un acrobático remate que alojó el balón al fondo de la red de los bleus. El duelo llegó el descanso con empate a 1 ya que en el 24 Francia empató por medio de Gerard Soler; sin embargo, en el segundo acto, los goles de Robson y Paul Mariner desequilibraron la balanza a favor de los ingleses.

Pleno de triunfos ante Checoslovaquia y Kuwait

Después llegó Checoslovaquia (2-0) y Kuwait (0-1), rivales con menor enjundia pero que contaron con el mismo fantástico ambiente. San Mamés volvió a rozar el lleno porque Bizkaia respondió a los tres partidos por igual y es que aparte de los aficionados que vinieron desde sus países para apoyar a sus selecciones, el público vasco fue indispensable para que La Catedral fuera la envidia del resto de sedes. Tanto fue así, que el exentrenador del Athletic, el inglés Ronnie Allen, se emocionó con la calidad de San Mamés como anfitrión: “Estupendo el público de Bilbao, San Mamés estaba precioso con un ambiente que siempre recordaré. Ver a Inglaterra ganar aquí ha sido todo un honor”.

La remodelación del 82

La designación de La Catedral para el Mundial del 82 motivó la última remodelación del viejo San Mamés. Un proyecto que comenzó dos años antes y costó 700 millones de pesetas para que el aforo llegara a los 46.000 espectadores. Su objetivo fue la renovación total de las Tribunas Norte y Sur con su cubierta, el graderío inferior de la Tribuna Este y la sustitución de apoyos del Arco, que fue testigo privilegiado del paso del Mundial del 82, de sustentación de la cubierta de la Tribuna Oeste.