Fiasco tras fiasco. El Bilbao Athletic no frena el deterioro que le persigue a lo largo de la presente temporada y el sábado firmó una nueva decepción al no pasar del empate en Lezama frente a un Sabadell que jugó en inferioridad numérica durante los últimos veinte minutos y cerró el partido con solo nueve hombres sobre el verde. El punto sirve al conjunto rojiblanco para sumar, pero se queda en anecdótico porque ni le permite abandonar la última posición, ni recorta distancias respecto a los puestos de permanencia, que distan a diez puntos cuando solo resta una decena de jornadas por finiquitar la liga regular. Así las cosas, el objetivo de la salvación se asume como una quimera para los cachorros, que no levantan el vuelo en la etapa de Álex Pallarés, que encadena ya 16 partidos en el banquillo y en los que solo ha cosechado diez puntos, con más impacto en los últimos ocho encuentros.

Uno de los últimos males de este Bilbao Athletic, que presenta diferentes vías de agua en su nave, se detecta en sus debilidades defensivas en Lezama, que es donde, se entiende, debería asomar más fortaleza si quiere optar al milagro de evitar el descenso a Segunda RFEF. No en vano, los de Pallarés han encajado seis tantos en los tres partidos anteriores ante su parroquia, una media de dos por encuentro, un debe que no acaba de solucionar el técnico catalán, cuestionado por el entorno pero que cuenta con el respaldo, por el momento, de la dirección deportiva de la entidad. Lo cierto es que se agotan las balas para un Bilbao Athletic que el domingo no se puede permitir una nueva derrota en su visita al Atlético Baleares, situado también en zona de descenso, aunque en la pasada jornada fue capaz de superar en su estadio a Osasuna Promesas. Todo lo que no sea sacar los tres puntos en Palma supondrá un empujón más hacia el precipicio.