Todo un jarro de agua fría. Lo que invitaba a ser una nueva fiesta, se ha convertido en un revés que cuesta digerir. El punto sumado por el Athletic ante el Valencia sabe a muy poco. Sirve para que el conjunto rojiblanco duerma e forma provisional en la zona europea a la espera del Villarreal-Sevilla de mañana pero se entiende como un paso atrás en sus aspiraciones cuando el momento era el más propicio para poner tierra por medio. De ahí que el chasco haya sido monumental. Otra vez el Valencia. De nuevo Pepe Bordalás, un entrenador peculiar y adalid del antifútbol. El Valencia, el equipo que se atraganta a Marcelino desde que ejerce en el club rojiblanco. No ha sido capaz de batir a su ex en los cinco partidos en los que se ha enfrentado. Para hacérselo mirar. La parroquia athleticzale ensoñaba con asaltar la séptima plaza y ponerse a solo dos puntos de la Real Sociedad, que el viernes hincó la rodilla ante el Levante. Pero ya se sabe. Si se vende la piel del oso antes de cazarlo... No ha sido un buen partido el del Athletic, lejos del nivel que había ofrecido el pasado sábado con el Atlético de Madrid. Así y todo, ha estado cerca de sumar los tres puntos en un arreón final en el que Mamardashvili ha sacado una manopla espectacular a un remate de cabeza de Iñaki Williams, que tendrá pesadillas con el guardameta georgiano, y otro cabezazo de Asier Villalibre se ha estrellado en el larguero, ambas acciones en el descuento. La fortuna, en ese caso, no ha sonreído al Athletic, que ha desperdiciado los primeros 45 minutos.

La presión es parte del fútbol. Le da salsilla. Emerge cuando se afronta un partido grande, sin necesidad de que este se trate de una final o de una eliminatoria definitiva. El de esta tarde lo era. Había mucho en juego para el Athletic y semejante exigencia pone a prueba al futbolista, al grupo y al entrenador. O sea, a todos. Reclama fiablidad y credibilidad si se quiere saborear el triunfo. Si se cae en el vértigo, solo hay fracaso. Por ello se esperaba a un Athletic con el colmillo afilado, por la importancia de la cita y por el perfil de un rival al que le tiene muchas ganas. Se diga o no, la sed de venganza anidaba en el vestuario por el K.O. en las semifinales de Copa. Esta deberá esperar. El Valencia, un equipo retrato de su técnico, ya lo tiene todo dicho en esta liga y se presentaba en San Mamés liberado por esa ausencia de urgencia alguna, y le ha tocado cara. El colectivo rojiblanco, que ha comparecido con el mismo once que ejerció la jornada anterior, se la jugaba, como ya le ocurriera ante el Celta, que salió rana, el Cádiz y el Atlético de Madrid, estos dos últimos encuentros cerrados con éxito. Esta tarde ha vuelto a las andadas. No le ha dado para ganar.

Si alguien quería ver similitudes con el partido frente al Atlético siete días atrás, se desilusionó bien pronto. Se iban a parecer como el blanco y el negro. Bordalás marca a sus equipos. Lo conocen hasta en Singapur, tierra natal de Peter Lim, el mandamás che. El alicantino no se esconde. Quede bien o mal. Su código deontológico es el que es. Así las cosas, el rival debe acertar en el plan que desactive a un equipo rocoso, de poco fútbol, muy físico, marrullero en muchas ocasiones y que se mueve en el fango como pez en agua. El Athletic, visto lo visto en el primer acto, no lo ha sabido hacer. Ha caído en muchas fases en la trampa del Valencia. Se ha enredado y no se ha encontrado a sí mismo. No ha sacado ideas para hacerse fuerte. Muniain no ha tenido el protagonismo deseado, las bandas se han prodigado poquísimo y arriba los hermanos Williams se han tenido que conformar con amagar y no dar. Sin espacios, pierden potencial y no los han tenido, o sus compañeros no han sido capaces de crear ese ritmo que pudiera romper la tapia del conjunto valencianista, que se ha impuesto en la letra pequeña.

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El Athletic - Valencia, en imágenes

El Athletic, por momentos ineficaz a la hora de generar juego ya que ni Vesga ni Dani García se sentían cómodos, se las ha visto y deseado para inquietar a Mamardashvili, quien, paradójicamente, se ha complicado la vida en dos balones que debía tener ganados ante Iñaki Williams y que los ha pifiado para susto de su equipo. El mayor de la saga se ha quedado con las ganas de sorprender al meta georgiano, que solo ha tenido que intervenir en un fuerte disparo de Raúl García, menos activo que en la jornada anterior, y en una llegada de Iñaki a pase filtrado de De Marcos que el delantero bilbaino ha rematado con la puntera sin dirección. Poca cosa para optar a ponerse por delante ante un Valencia que ha jugado a lo suyo, pero que tampoco ha lastimado a un Unai Simón que exclusivamente se ha esforzado en un golpe directo ejecutado por Carlos Soler.

MEJORÍA INSUFICIENTE

La brocha gorda solo podía beneficiar a la tropa de Bordalás, que había perdido al borde del descanso a Paulista por lesión, por lo que Marcelino estaba obligado a retocar su idea. Lo ha hecho, primero, al dar entrada a Vencedor, en busca de una mayor posesión y creatividad, y después lo ha intentado con Villalibre y Berenguer. Al asturiano no le quedaba otra si quería cambiar la pinta del partido. El Athletic, con todo, ha mejorado algo, pero no lo suficiente. Ha querido pero no ha podido. Quizá porque le han vuelto los viejos fantasmas. La no pegada. Esa impericia que le ha castigado en muchos partidos y, sin ir más lejos, en el de Mestalla que le costó quedarse fuera de la finalísima de Copa. Que se lo digan a Iñaki Wiliams, que salió señalado de aquel encuentro

Como se recordará, marró entonces un mano a mano ante Mamradashvili, que bien podría haber cambiado el sino de la eliminatoria, y le cayó de todo por ello. Hace siete días, volvió a ser el héroe, al protagonizar los dos tantos que dieron la victoria sobre el Atlético. Pero ha surgido el Iñaki de Mestalla, el Iñaki de partidos precedentes. El Iñaki bipolar. Ha vuelto a tener, en el minuto 56, un mano a mano con el portero georgiano y este le ha quitado la gloria. Poco después, el delantero rojiblanco no ha cazado un servicio de Berchiche. Para tirarse de los pelos. ¿Y qué hay que hacer para no le vuelva a suceder? Es la pregunta del millón, como la del Real Madrid con la Champions. A Iñaki ni le salvó de la quema su remate de cabeza que le sacó por enésima vez Mamardashvili. Ni Villalibre encontró premio con su testarazo en el tiempo extra que se topó con el larguero. Y solo quedan tres oportunidades para llegar a Europa cinco años después.

FICHA TÉCNICA

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos (Min. 83, Petxarroman), Yeray, Iñigo Martínez, Berchiche; Nico Williams (Min. 64, Berenguer), Dani García (Min. 46, Vencedor), Vesga (Min. 80, Zarraga), Muniain; Raúl García (Min. 64, Villalibre) e Iñaki Williams.

VALENCIA: Mamardashvili; Correia, Foulquier, Paulista (Min. 45, Guillamón), Aldetere, Jesús Vázquez; Soler (Min. 97, Santiago), Diakhaby, Ilaix Moriba (Min. 66, Racic); Musah (Min. 66, Guedes) y Maxi Gómez.

Árbitro: Diaz de Mera (Comité Castilla-La Mancha). Amonestó a Yeray (Min. 8), Iñaki Williams (Min. 77) y a De Marcos (Min. 88), por el Athletic. Expulsó con doble amarilla a Guillamón (Min. 98) y amonestó también a Diakhaby (Min. 26) e Iliax Moriba (Min. 52), por el Valencia.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésimo quinta jornada de LaLiga Santander disputado en San Mamés ante 41.091 espectadores, según datos oficiales. El argentino Ricardo Bochini ha recibido el premio One Club Man 2022 del Athletic. Se ha guardado también un minuto de silencio por el fallecimiento de Anton Arieta, una de las leyendas del Athletic.