Unai Vencedor le pueden venir bien estos días de concentración con España sub’21. La llamada de Luis de la Fuente para tomar parte en los compromisos de clasificación para la Eurocopa 2023, ante Lituania y Eslovaquia, aparece como una oportunidad en un doble sentido. De una parte, pensando en que necesita rodaje para recuperar el nivel que exhibía antes de caer lesionado a principios de enero. Y de paso, porque se distancia de la mala dinámica de resultados que atraviesa el Athletic. Ambas cuestiones, la estancia en la enfermería y los últimos reveses, en Copa y en liga, han influido negativamente en la trayectoria del medio centro bilbaino, a quien le está costando alcanzar una regularidad en su segunda temporada en el equipo.

Cuando el pasado verano Marcelino decidió que su centro del campo titular sería el compuesto por Vencedor y Dani García, se interpretó como el definitivo asentamiento de un futbolista que los meses previos había apuntado maneras interesantes. Pese a su juventud (cumplió los 21 en noviembre), Vencedor convencía en una demarcación que exige saber estar, criterio, una buena lectura táctica y gran despliegue físico. Con el actual técnico participó de enero a mayo en una especie de ensayo junto a Dani García, Vesga y Unai López, del que salió fortalecido. Pese a cerrar la campaña 2020-21 como el tercero en minutos disputados, su aportación le valió para encarar el ejercicio vigente en calidad de fijo en las alineaciones.

Solo faltó dos veces en toda la primera vuelta del campeonato liguero, aunque tardó en corresponder con un rendimiento destacado. De hecho, no fue hasta mediados de octubre cuando adquirió un mayor peso en el juego y empezó a plasmar sus cualidades para dirigir las operaciones. Antes, anduvo un tanto desbordado por las labores sin balón que debía desarrollar. Algo similar le ocurría a Dani García. Al Athletic no sacaba adelante sus partidos y esta pareja encarnaba las dificultades del colectivo. A menudo se veían incapaces de gobernar e imponer el ritmo adecuado, un problema del que no solo ellos eran responsables. Pero llegado un momento, la cosa cambió, la media carburaba al igual que otros elementos que se habían desenvuelto en un tono discreto.

Vencedor encadenó una serie de actuaciones notables. Era el faro que, con la inestimable ayuda de Dani García, imprimía fluidez a una propuesta más ofensiva y sugerente para el espectador. La salida de la pelota de campo propio y la distribución adquirieron dinamismo y precisión, sin que decayese el balance defensivo. Justo en esa fase feliz, Vencedor sufrió una lesión, tuvo que abandonar el césped de Mendizorrotza a los cuatro minutos de partido. Su ausencia se prolongó un mes, lo que le supuso perderse un tramo del calendario tan intenso como agradecido. Fueron ocho partidos, incluidos los dos de Supercopa y tres de Copa, los de los contundentes triunfos sobre Barcelona y Real Madrid y la ida de la semifinal con el Valencia en San Mamés.

alejado de su mejor versión

Su reaparición tuvo lugar en casa, dispuso de la media hora final en el 4-0 sobre la Real Sociedad, cuando se gestó la goleada. Marcelino estimó que aún precisaría de un tiempo para coger la forma y jugó entero el encuentro del Camp Nou (4-0), donde compareció un once circunstancial, diseñado para que el bloque titular llegase fresco a la crucial cita de Mestalla. Acabó interviniendo en la recta final contra el Valencia y, como la mayoría, suspendió. Luego, Vencedor figuró entre los elegidos en los tres partidos siguientes, pero en una versión alejada del centrocampista seguro y diligente que comandó las operaciones hasta las navidades.

En suma, Vencedor ha tenido de todo en el vigente curso, por diversas circunstancias no ha conseguido la regularidad que apuntaba. Se diría que todavía está inmerso en ese proceso de aprendizaje, de adaptación a la máxima categoría. Un trámite de duración indeterminada, pues depende del sujeto. No existen plazos establecidos de antemano, es un tema particular que concluye en el instante en que el protagonista está cómodo y despliega sus argumentos de modo sostenido, sin altibajos pronunciados, como le ha sucedido a Vencedor, quien al menos cuenta con la gran ventaja de que el entrenador cree en él. Habrá que ver cómo responde en estos dos meses, que seguro le valen para superar las estadísticas del año anterior. Acumula ya 1.878 minutos, cerca de los 2.084 que marcaba su contador el pasado mayo. La experiencia vivida le ayudará a ser mejor jugador la próxima campaña.

En su segundo curso completo en el equipo, se ha afianzado como titular y superará los registros de la campaña anterior

Le costó un par de meses coger la forma, cuando estaba en su mejor momento se lesionó y ahora trata de recuperar el tono