Villa tuvo un periodo largo de inactividad con tres lesiones, aún así ha tenido y tendrá sus apariciones, con no sé si muchos o poco minutos, pero él va trabajando cada vez mejor y podrá jugar incluso de titular como ya pasó ante el Barcelona en el Camp Nou”. Son palabras de Marcelino, cuestionado una semana atrás por las razones de la escasa presencia de Asier Villalibre (Gernika, 30 de septiembre de 1997) en los últimos compromisos de un Athletic que solo ha sumado un punto en las dos encuentros anteriores y que complican sus opciones de alcanzar una plaza para competir en Europa pese a que restan aún nueve jornadas para cerrar la liga.

No es evidentemente el año del Búfalo, el único nueve específico de la plantilla y que ha gozado de muy pocas oportunidades en su afán de reivindicarse como un activo interesante para el entrenador, que ha preferido otras alternativas ofensivas en momentos claves. Así fue en el encuentro de vuelta de la semifinal de Copa ante el Valencia y en el duelo liguero en el Benito Villamarín. En estos dos enfrentamientos el Athletic se jugaba muchísimo y ambos los perdió debido a su falta de ideas en ataque en los instantes determinantes. Marcelino, como se sabe, prescindió de Villalibre en Mestalla y frente al Betis, con lo que el de Gernika, que solo ha sido titular en dos partidos de esta liga, salió señalado.

Marcelino le ha enviado varios mensajes en un curso difícil para el gernikarra, que ha sufrido hasta tres lesiones en la musculatura de su pierna izquierda, además de pasar en las últimas navidades el covid-19. Han sido demasiados parones para un futbolista que necesita continuidad para hacer gol, su objetivo. Se lesionó el pasado septiembre en el choque ante el Rayo Vallecano en San Mamés, que le mantuvo un mes en el dique seco. Regresó ante el Villarretal también en Bilbao y volvió a caer lesionado, para estar otras tres semanas más de baja. Reapareció en el Ciutat de València y se resintió de la misma lesión a los veinte minutos de comparecer con el Levante, lo que se entendió como una vuelta precipitada y que le obligó a estar sin jugar dos meses más.

Se perdió la Supercopa en Arabia Saudí, una competición en la que fue clave en la edición anterior en La Cartuja con su gol en la finalísima con el Barça y que ayudó a su equipo a la conquista del título. Quedó grabada también su imagen tocando la trompeta para acaparar una celebración que se ha quedado en cuanto a su tonadilla.

Aquello, sin embargo, es pasado para Villalibre, necesitado de continuidad en el deseo de reencontrar su mejor versión. A día de hoy ha perdido fuelle para Marcelino e incluso es la quinta opción en ataque por detrás de Iñaki Williams, Raúl García, Oihan Sancet y Alex Berenguer, al que el técnico ha llegado a recurrir de segunda punta con el vizcaino en el banquillo, como ocurrió en Mestalla y en el Benito Villamarín.

El Búfalo, que debutó en el primer equipo a los 19 años de edad en diciembre de 2016 de la mano de Ernesto Valverde, asume la realidad y le toca romper la puerta, esa expresión tan manida de Marcelino. Esta campaña solo ha participado en trece partidos de liga, con un escaso minutaje de 337 minutos, y en el choque de ida de la semifinal de Copa frente al Valencia, en solo 12 minutos, un recorrido que no le debe dejar satisfecho y lo que se suma su pequeña obsesión, que no es otra que el gol, que tanto cotiza para el Athletic.

Su sequía le inquieta, porque el 7 de abril se cumple exactamente un año desde que viera puerta por última vez, con el tanto que firmó en el Anoeta en el derbi con la Real cuatro días después de la final de Copa perdida ante el mismo conjunto txuri-urdin.

Villalibre, por tanto, busca de nuevo su sitio en el Athletic. El pasado viernes tuvo un puñado de minutos en el choque ante el Getafe, poco tiempo para demostrar cosas salvo que la fortuna y la inspiración le sonrieran en una acción que no llegó, y conoce que debe dar un salto de calidad siempre que le surjan oportunidades para ello. Su contrato expira en 15 meses, el 30 de junio de 2023.