Óscar de Marcos (Laguardia, 14 de agosto de 1989) lleva con un punto más de inquietud el confinamiento de la sociedad a causa del estado de alarma generado por el coronavirus. Ayer su mujer dio luz, un niño, que se llama Iñigo. "Todo ha salido bien", dice el segundo capitán del Athletic, más tranquilo tras el feliz acontecimiento. Ansía que pase la crisis sanitaria, cumplir la última fase de la larga recuperación de su tobillo izquierdo operado el pasado diciembre y meterse de lleno en la final de Copa ante la Real Sociedad, que confía que se juegue y que lo haga con el estadio de La Cartuja a rebosar de aficionados euskaldunes.

¿Cómo está, cómo lleva el confinamiento?

—Lo llevo bien. Es verdad que me entretengo con cualquier cosa, además de hacer tareas que tienes pendientes.

¿Es de Play o de tirar de lectura?

—Hago de todo. A la Play juego de noche, por el día sí hago lectura, toco la guitarra, juego a las cartas con mi mujer€ Un poco de todo, lo que conlleva no salir de casa.

Acaba de ser aita. ¿Ha tenido que acentuar la alerta con la que está cayendo?

—No es buen momento para casi nada y ser aita ya de por sí es complicado. Pero es lo que toca, estamos en el hospital y esperamos permanecer el menor tiempo posible para dar poca guerra.

Su mujer es doctora, ¿se siente más protegido?

—Ella ayuda a tranquilizarte más. Siempre hago lo que ella diga y si tienes una duda, siempre ayuda tener a tu lado a alguien que es médico.

¿Es muy estricta para que cumpla las normas de prevención ante el coronavirus?

—Pues, sí. Es muy cuidadosa y está muy encima. Es consciente por lo que están pasando sus compañeros, está conectada todo el día en el móvil pendiente de lo que ocurre. Hay que ser muy respetuoso con todos los profesionales dedicados a aliviar este impacto y debemos comportarnos como nos piden.

¿Qué conclusión debemos sacar como sociedad?

—Esto va a marcar un antes y un después a la hora de valorar todas las cosas. Hemos creído que estábamos por encima de todo y no nos damos cuenta de lo que tenemos. De repente, vemos que se paraliza el mundo por una pandemia que nos ha encerrado en casa, que no sabemos cuánto va a durar, que genera incertidumbres y que, por desgracia, mucha gente lo está pasando mal.

¿Qué plan de trabajo tienen asignado durante este encierro?

—Nos han hecho planes individualizados de lo que necesitamos cada uno. Nos han acondicionado la casa con cinta de correr, una bici estática, temas de gimnasio€ para mantener la forma, ya que todo el mundo hace una especie de teletrabajo.

¿Se ve pronto en Lezama o teme que esta crisis se alargue más en el tiempo?

—Nos pasa lo que a todo el mundo. No hay una fecha concreta, no sabemos cómo evolucionará esto y simplemente esperamos qué órdenes nos van dando. Confiamos en que llegue pronto el día en el que el pico de la enfermedad haya bajado y suponemos que entonces habrá cambios.

Un confinamiento que le llega en la última fase de la recuperación de su lesión de tobillo. ¿Le trastoca las previsiones?

—A priori me debía venir bien deportivamente, porque son unos días más que tengo para quitar el dolor. Es verdad que quizá cuando volvamos lo hagamos todos parecido y tengamos que hacer una minipretemporada, por eso es importante mantener la forma y cuando empecemos a entrenar intentaré cuidarme el tobillo lo mejor posible.

Son cinco meses los que encadena sin jugar. ¿Le puede la ansiedad?

—No. Realmente mi cabeza lo que necesita es que se quite el dolor. Jugar apetece mucho, pero te apetece mientras no tengas dolor. Cuando no tenga dolor, la ansiedad seguro que aparecerá muy pronto.

¿Fue precipitada su vuelta en Vigo?

—Con el tiempo siempre echas la vista hacia atrás y piensas que igual debía haber aguantado más, pero no creo que fuera así. Estaba destinado a pasar por quirófano, porque esto venía de años atrás. Me lesioné en el primer partido en casa con Kuko (Ziganda) y desde entonces no he acabado de estar bien. Siempre tenía molestias, recaía, me permitía jugar, pero... El destino era ese y ya lo he pasado.

¿Han sido los momentos más duros de su carrera?

—Nunca hablo de lo negativo. Al contrario. Son momentos que hay que pasar, de los que hay que sobreponerse y para mí ha sido una experiencia más que te da el fútbol. Hay momentos dulces en los que juegas casi todo, pero es complicado que siempre sea así. Hay fases en las que sufres lesiones y ahora me ha tocado. Los momentos duros suelen ser más sentimentales, como fueron los del despido de (Eduardo) Berizzo, por el hecho de la parte de culpa que pudimos tener nosotros.

Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, dijo el martes que el objetivo sería finalizar las competiciones antes del 30 de junio. ¿Lo ve factible?

—No sabes cuándo vamos a empezar, cuándo vamos a salir de todo esto€ es muy difícil saber cuándo vamos a terminar. Hay que ir sin muchas prisas y saber qué ocurrirá durante las próximas semanas.

Javier Tebas, el presidente de la patronal de clubes, prevé que se vuelva a jugar desde finales de abril o inicios de mayo, lo que obligaría a concentrar muchos partidos en pocas semanas.

—Eso es lo que voy leyendo. Cada uno tiene una idea en la cabeza porque lógicamente algo hay que decir.

¿Hay que acabar la liga?

—Si se puede, claro que hay que acabarla. Si no se puede, porque no hay tiempo... No sabemos si la crisis se acabará en una semana o en seis. Se puede hablar de hipótesis, pero lo que yo diga da igual.

¿Se va a disputar la final de Copa?

—Hablo desde el corazón y espero que sí, con el estadio lleno y espero ganarla. La Copa es un solo partido y es mucho más fácil que acabar la liga, porque son once jornadas multiplicado por los compromisos que restan en las competiciones europeas.

¿Se raya mucho con esta inquietud sobre la final?

—Si te pones a pensar en ella, lo haces con toda la ilusión del mundo. Piensas solo en jugarla y si la juegas, quiere decir que todo ha pasado ya, que estamos bien y que vamos a disfrutar de ella.

Solo se puede hablar de supuestos, porque no hay ninguna certeza. ¿Debería aceptar el Athletic y la Real Sociedad jugarla a puerta cerrada si así se propusiera?

—Me gustaría que estuvieran los aficionados. El fútbol es un deporte para disfrutar y el disfrute de los hinchas. Verlo por la televisión desde casa no tiene nada que ver, se trata de vivirlo allí, aunque no puedas entrar al estadio porque quizá no tengas entrada. Cómo lo vive la afición, cómo organiza los viajes€ es la esencia del fútbol, es lo bonito y yo solo lo concibo así.

Como segundo capitán del Athletic, ¿cree que los futbolistas tendrían que decir algo al respecto o les tocaría acatar lo que decidan otros?

—Normalmente, nos suelen preguntar en todas las decisiones importantes cuando realmente se puede opinar algo. Si no se puede opinar porque no hay más remedio, no nos van a consultar. Pero sí es verdad que aquí el club nos tiene presente y cuenta con nosotros.

¿Y si les dicen desde el club: vamos a jugar a puerta cerrada?

—Si no queda más remedio, tendríamos que ir. ¿Qué vamos a hacer? ¿No jugarla?

¿Se podría hacer una especie de plante?

—¿Cómo no vamos a querer jugar una final de Copa y con opciones de ganarla? Claro que la queremos jugar, pero la queremos con nuestra gente. Si no hay más remedio que jugarla ante 60 personas porque lo dice la norma€ Pero espero que no sea así.

¿Y jugarla en julio en Sevilla, por lo menos debería programarse a la once de la noche?

—Lo que toque. Ojalá estuviéramos en esa disyuntiva.

Volvamos al tema personal. Al margen de la lesión que ha sufrido, es una temporada en la que no ha tenido el protagonismo que desearía cuando ha estado en disposición del entrenador. ¿Se tiene que reinventar?

—Me toca estar en la mejor condición posible para poder entrar en el equipo. La gente que está jugando está por encima tuyo, está mejor físicamente o técnicamente. Es lo que hace mejor a los equipos, que la gente que no juegue esté a su mejor nivel. La plantilla somos 25 y a mí me ha tocado jugar casi todo y me ha tocado también lo otro. Hay que saber cómo actuar en los dos casos para bien del equipo.

Se lo pregunto también por el nivel que está dando Ander Capa, que juega en su posición.

—Es que Capa lleva un año de estar a las puertas de la selección. Toda la defensa del Athletic lleva un año a un altísimo nivel, a un nivel espectacular. Me alegro muchísimo por él, porque, aparte de que es un grandísimo jugador, es un gran compañero y le deseo lo mejor.

¿Encajaría en el sistema de tres centrales?

—He jugado muchos partidos de carrilero, en la derecha y en la izquierda. Con Bielsa, he jugado con cinco defensas atrás siempre que el rival tenía la posesión y yo solía jugar de interior izquierdo. He jugado por dentro, me ha tocado cambiar de posiciones muchas veces...

¿Ha jugado el Athletic con fuego al apostar por la Copa desde el minuto cero y llegar a descuidar la liga?

—La Copa nos ha llevado a esa inercia de estar cerca de conseguir algo muy bonito. Es inevitable, al final vas pasando rondas, van cayendo equipos importantes y ves una posibilidad clara, y estamos a un solo paso de conseguir algo histórico. En la liga hace poco que llevábamos diez partidos sin ganar y ahora llevamos dos victorias consecutivas. Se ha apostado fuerte por la Copa y por suerte se ha conseguido.

Aunque la final de Copa corrió serio peligro en Los Cármenes.

—En Granada, en Tenerife y en todos los lados. Llegar a una final no es sencillo. Se ha conseguido algo importante y estamos en la final de Copa por méritos propios y por el gran esfuerzo que ha hecho el equipo.

¿Si Yuri Berchiche no hubiera llegado a tiempo para hacer ese gol, habríamos hablado de crisis?

—Seguramente, porque el fútbol es así. Pasas de estar arriba a estar abajo en un abrir y cerrar de ojos. Pero también podría haber caído el Granada en San Mamés por 3-0 y no fue así. Hay que ver todo en plan global y no solo ver el partido en Granada, que fue el peor en que estuvimos.

Quizá el que más se jugaba era el míster, porque la eliminación le habría dejado muy tocado.

—Todos hubiéramos salidos tocados. El míster es la cabeza visible y es mucho más fácil juzgar a uno solo que a toda la plantilla. Habría quedado tocado, pero no se ha dado esa situación y se ha dado lo contrario. Entonces, ¿ha quedado más fortalecido el míster? Hay que valorar que estamos en la final de Copa.

En su última comparecencia en Lezama defendió a Gaizka Garitano. ¿Es de la opinión de que el club debe renovarle independientemente de lo que suceda en La Cartuja?

—Es una decisión del club. Tengo una muy buena relación con Gaizka, creo que el equipo desde que está él ha conseguido cosas importantes, el año pasado nos sacó de abajo y estuvimos muy cerca de volver a Europa; y en este nos ha metido en la final de Copa y con posibilidades de ganarla, que es algo que no hemos conseguido en 36 años.

Su contrato expira el 30 de junio de 2021 y el próximo 14 de abril cumple 31 años. ¿Confía en renovar?

—Renovaría con 32 años, pero no tengo ni idea. Debo, primero, recuperarme bien, ver cómo acaba esta temporada, empezar la siguiente y luego ya sería decisión de los dos, del club y mía, de cómo se da la situación. Si el club cree conveniente que deba seguir, perfecto; y si no, también.

"Esto va a marcar un antes y un después a la hora de valorar las cosas. Hemos creído que estábamos por encima de todo"

"Me lesioné en el primer partido en casa con Kuko (Ziganda) y desde entonces no he acabado de estar bien. Siempre tenía molestias, recaía"

"Si nos hubiera eliminado el Granada, el míster habría quedado tocado, pero también nosotros, pero no se ha dado el caso"