bilbao - Poseer 29 puntos con la primera mitad del calendario cubierto no garantiza el acceso a Europa, pero es indicativo de que se está en el buen camino para lograr dicha meta. En condiciones normales el Athletic remataría con éxito la temporada si mantiene la cadencia de puntuación. La hemeroteca revela que los equipos que en mayo rondan los 60 puntos suelen tomar parte en el reparto de los premios que concede el campeonato.

Por tanto, a fecha de hoy resulta incuestionable que Gaizka Garitano y su plantilla cumplen con la expectativa generada. No es preciso señalar la importancia que para el club y desde cualquier punto de vista tiene jugar en Europa. La trayectoria descrita viene a confirmar que el cálculo realizado a partir de la clasificación de la campaña anterior era razonable. El Athletic ha estado bien colocado desde agosto, no ha bajado de la décima posición y llegó a ser líder en la quinta jornada, coincidiendo con una racha de resultados que hay que considerar clave. Si la última fase de la competición es determinante, no es menos cierto que figurar entre los mejores desde el inicio contribuye a la consolidación de un proyecto.

En este sentido, es de valorar la media inglesa que presidió un tramo que entrañaba una dificultad objetiva, con cruces con Barcelona, Getafe y Real Sociedad, tres conjuntos que en la actualidad anteceden al Athletic en la tabla. Esa serie, sustanciada en tres victorias y tres empates, no es sin embargo la más sobresaliente de este período. Entre la undécima y la decimoquinta jornadas, el balance fue casi perfecto: cuatro victorias (Espanyol, Levante, Osasuna y Granada) y un empate (Villarreal, a domicilio).

De este repaso se deduce que el Athletic muestra un comportamiento irregular, con altibajos pronunciados, dentro de la regularidad que ofrece en términos globales. En los once encuentros enumerados sumó 25 de los 29 puntos que constan en su casillero. Así que hay ocho jornadas, divididas en dos paquetes de cuatro, donde únicamente pudo hacerse con cuatro puntos. Uno, el más reciente, presentaba la dificultad de los tres desplazamientos al Villamarín, Santiago Bernabéu y Sánchez Pizjuán. El anterior, que arranca a finales de septiembre y dura casi todo octubre, aparece como la peor racha con diferencia: derrotas con Valencia, Celta y Atlético de Madrid y un empate en casa con el Valladolid.

no pierde Siguiendo con el análisis de las cifras, merece resaltar que el Athletic ha minimizado el capítulo de derrotas. Son cuatro nada más, mientras que ha ganado siete duelos y ha empatado ocho. Datos que reflejan cómo Garitano ha construido un bloque muy duro de pelar. Al margen del fútbol que propone o de dónde residen sus fortalezas y sus debilidades, es un grupo incómodo, que no se doblega fácilmente y que en última instancia obliga muchísimo a todos sus rivales. Lo hará mejor o peor, sin embargo rara vez se ve fatalmente desarbolado. De hecho, son varios los partidos donde lo ha pasado realmente mal y ha eludido perder. Un ejemplo de esto serían los cruces aún calientes con Madrid y Sevilla.

Otro factor a estudiar es el comportamiento del equipo en función del escenario. San Mamés, en la línea del pasado curso, es prácticamente inaccesible. Solo el Valencia se ha llevado los tres puntos en juego, y tanto Valladolid como Eibar rascaron uno en sendas jornadas marcadas por una llamativa ausencia de inspiración de los rojiblancos. La asignatura pendiente hacía referencia a los viajes y en cierto modo sigue sin aprobarse. Pese a que ha descendido el cupo de reveses, tres, un único triunfo, en El Sadar, se antoja un registro excesivamente escueto para un equipo que pretende terminar entre los mejores de la categoría. El mérito que sobre el papel entraña empatar en los campos del Villarreal, el Madrid o el Sevilla, choca con las tablas en Mallorca y Leganés, que en su momento curiosamente se dieron por buenos, y las derrotas, de difícil justificación, por la forma en que se produjeron, que tuvieron lugar ante Celta y Betis. Salvo el andaluz, son equipos que están peleando por evitar el descenso. Apuntar que en esta cuestión, objetivamente al Athletic le ha penalizado haber disputado un partido más fuera que en casa, proporción que se invierte de cara a la segunda vuelta.

En la última década, el Athletic se ha caracterizado por realizar mejores números a partir del ecuador del campeonato. La referencia del año anterior no sería la ideal para apoyar esta conclusión porque, aunque fue con el mismo entrenador, el listón de la primera vuelta estaba muy bajo por culpa de los marcadores que se hicieron en el primer tercio con Eduardo Berizzo. En la segunda vuelta con Garitano se consiguieron 31 puntos. Repitiendo esa marca sería impensable no entrar en Europa si se repara en que el séptimo clasificado solo ha rebasado los 60 puntos en una de las últimas diez ediciones ligueras. Ocurrió en la campaña de despedida de Ernesto Valverde y precisamente fue el Athletic quien acabó séptimo, con 63 puntos.

En mayo pasado hubiese bastado con 54, que no es el guarismo más bajo de la década, que fue el de la 2015/16, 52. Ese ejercicio, con Valverde, el Athletic acumuló 62 puntos y fue quinto. El récord corresponde asimismo a Valverde, es de la 2013/14, la de su estreno, con 70 puntos que valieron el acceso directo a la Champions League. Ese año, el equipo no participó en Europa y su regularidad fue pasmosa: 36 puntos en la primera vuelta y 34 en la segunda.