bilbao - La carrera de Iñaki Williams (Bilbao, 15-VI-1994) transcurre a grandes zancadas. Avanza a imagen y semejanza de su perfil como futbolista. Williams ha asumido este curso un rol que le convierte en una de las máximas referencias del colectivo rojiblanco, consciente de que emerge como el nuevo ariete en la última campaña de Aritz Aduriz como profesional y quien a la vez ejerce como maestro de Williams, el león con contrato de mayor duración, hasta el 30 de junio de 2028 cuando ya tenga cumplidos los 34 años de edad, y con la cláusula de rescisión más elevada, 135 millones de euros, lo que va en consonancia con el respectivo aumento en su ficha ya de por sí millonaria. El bilbaino se erige en la gran baza de presente y futuro para una entidad que se alimenta de futbolistas comprometidos con la causa y que necesita hombres de gol como el comer debido a su peculiar filosofía.

Williams no se ha caracterizado por su impacto anotador desde que debutara en el primer equipo un lustro atrás. Sin embargo, su poderío físico y su obsesión por ser mejor futbolista día a día le han servido para creer en su crecimiento y coger galones. En vísperas del derbi ante la Real se sinceró con unas declaraciones que no gustaron en Donostia, pero también habló en el verde, donde le toca hacerlo. No en vano, fue el encargado de abrir la victoria del conjunto de Gaizka Garitano, en una acción de delantero centro puro y duro, cuando intuyó una incursión y asistencia de Ander Capa para rematar con acierto al fondo de las redes de la meta defendida por Moyá. Minutos después, Raúl García se encargó de poner la sentencia con un tanto marca de la casa. Se trató del gol número 50 de Williams con la elástica rojiblanca, un dato redondo que acentúa el papel del bilbaino, decidido a marcar época y erigirse en el sucesor de Aduriz.

El tiempo le ha dado la razón a Williams, que ha reivindicado su condición de delantero desde que recalara en Lezama procedente del Pamplona. Su irrupción en el Athletic llegó de la mano de Ernesto Valverde y coincidió con un Aduriz a pleno rendimiento, lo que hizo reubicar al bilbaino en el extremo derecho, donde destacaba gracias a su llamativa velocidad y despliegue físico. Williams cumplía con creces con el margen de mejora que ofrecía, sobre todo en el matiz técnico y en la definición en sus llegadas, hasta que llegó el momento en que las circunstancias, a modo de lesiones de Aduriz, le han convertido en el nueve que ha querido ser. Lo ha dicho por activa y por pasiva. “Me siento un delantero nato”, ha subrayado en reiteradas ocasiones. Y lo cierto es que los números le avalan.

Williams ha ejercido hasta la fecha en más encuentros en banda que en la punta, aunque curiosamente, su primer tanto como león lo ejecutó en la posición de nueve. Lo convirtió en el partido de Europa League ante el Torino en el Olímpico de Turín, cuando culminó una asistencia de Viguera y con Aduriz en Bilbao. Del medio centenar de dianas que luce 23 de ellas las ha materializado como delantero centro, siempre con Aduriz ausente del verde. La campaña pasada fue la más fructífera en este capitulo, ya que doce de sus trece goles en liga los marcó sin la compañía de Aduriz, una pegada que extendió a la Copa, con su doblete en El Alcoraz frente al Huesca. Sus días como extremo parecen formar parte de la historia, como ya ocurriera en la segunda jornada de esta liga en el Coliseum, cuando Garitano puso en liza a Williams y Aduriz como compañeros en la punta en el último cuarto de hora del duelo ante el Getafe, mientras que Gaizka Larrazabal, en su debut como león, ejerció en el costado.

Williams volvió a mojar ante la Real como nueve el día que sumaba su partido número 122 seguido en LaLiga Santander, una marca que superaba a la de Diego López, actual portero del Espanyol, y convertirse así en el futbolista en activo que más encuentros encadena.